Ahora sí estábamos cumpliendo nuestra promesa, diario nos mandábamos mensajes, nos llamábamos por teléfono, cuando tu venías a visitar a tus padres, pasabas por mi cuando terminaban mis clases e íbamos por un café, al cine o a mi casa. Me gustaba esta amistad que empezamos a formar, pero después de meses, no era tanto amistad, a veces nos besábamos, los amigos no hacen eso, pero tampoco no éramos novios, ninguno de los dos quería, pero volvió a despertar lo que sentí por ti cuando te vi por primera vez y me daba miedo que me involucrara demasiado y que si te lo confesara no sintieras lo mismo por mí.