Llevamos casi un año con nuestra supuesto “amigonovios”, estábamos en tu casa viendo la televisión, estaba tu sentado en la sala y yo estaba acostada y mi cabeza estaba en tu pecho, de la nada; le pusiste pausa a la película que estábamos viendo y te sentaste más derecho, lo que hizo que yo me sentara, te pusiste serio, suspiraste me miraste y me dijiste ¿Qué somos?
No entendí bien tu pregunta a lo que respondí Amigos
¿Sólo eso? Me dijiste viendo fijamente, yo solo asentí.
Volviste a poner la película y después de 10 minutos le volviste a poner pausa, te pregunté qué pasaba.
Me dijiste que estabas hartó de esto que querías ser algo más que mi amigo, que me amabas, que para ti era la persona más importante que puedas tener en la vida, que no quieres estar con nadie más, solo conmigo, quieres que seamos exclusivos, que estuviéramos juntos para siempre.
Me empecé a reír, tu arrugaste la nariz, a lo que te conteste pensé lo mismo pero no te lo quería decir, que tenía miedo a que no sintieras lo mismo y que terminaras con lo que teníamos y que prefería eso a estar sin ti.
Te reíste de mí, me abrazaste, ahora nos estábamos besando, creo que esto era lo que tenía que pasar, separarnos y después sin buscarnos volver a encontrarnos, ya los dos habíamos madurado y pensábamos diferente a los chicos que éramos en la preparatoria. Decidimos intentarlo de nuevo y que si no funcionaba terminaríamos antes de que nuestra amistad se afectara, porque antes que fuéramos novios, fuimos buenos amigos.