Querido Ángel

Carta número dos

No hay nada, más triste Ángel que verte allí postrado en una cama, sin poder hablarnos, sin poder sonreír, sin poder permitirte mirar la luz que irradia el sol, no hay nada más doloroso para nosotros, verte allí en esa cama, lleno de heridas.

En tu cuerpo tenías heridas, pero la que dejaste en mi corazón, fue la que no he podido sanar, cada vez que he caído, me la he abierto más, estoy quedando sin fuerzas, solo estoy de pie por ti, me derrumbo al igual que tú. Estas pasando por dolores fuertes del cuerpo, mientras que a mí, me duele el corazón.

 



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En el texto hay: reflexión familia

Editado: 19.03.2018

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