"¡Hola!, ¿cómo has estado? Yo muy bien, feliz porque sé que se acerca tu cumpleaños. Vas a cumplir 17 años, ¿no es así? Eso es genial, fantástico, maravilloso.
Ah~ desearía poder estar contigo en ese día, pero no creo poder hacerlo. Soy un poco (muy) tímido, y también sé que todo este asunto de las cartas puede verse súper freak y acosador, pero siento que de esta manera puedo estar, aunque sea un poco más cerca de ti… también desearía que pudieras responder mis cartas, pero no, tal vez nunca sepas quien soy.
Siempre te amaré, desde el primer día en que te vi, Thomas Wolves…
Atte.: N.R. ♥"
Thomas Wolves había estado recibiendo este tipo de cartas cada mes, desde que inicio el ciclo escolar. Uno de los primeros días de clase llego a la escuela, como cualquier otro día, abrió su casillero de zapatos y un sobre con un pequeño corazón salió volando de este.
Con obvia curiosidad recogió el sobre, no dudando en leer el contenido ahí mismo.
"Estimado chico rubio:
Hola, chico rubio, ¿Cómo estás?, espero puedas leer mi carta…
Solo quiero decir que, eres una persona realmente admirable. Yo… te conozco desde hace mucho, solo que, no me he podido acercar a ti y espero algún día poder llegar a ser como tú. Alto, extrovertido, carismático, divertido, solidario… todo lo contrario a mí… u.u
Sin más que decir, me despido de usted, Thomas Wolves.
Atte.: N.R."
El contenido de la carta no era explícito, no decía nada tan importante o alarmante así que Thomas lo dejo pasar, sin embargo, no tiro la carta. La guardo como una especie de tesoro, dejando pasar ese detalle como algo de una sola vez… hasta que el siguiente mes recibió otra carta y otra, extrañándole cada vez más, llegado el cuarto mes ese tema comenzaba a incomodarle, pero no sabía cómo resolverlo ni tampoco tenía idea de quién podía ser es N.R.
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Editado: 21.08.2021