Querido chico rubio

Capítulo 1

Thomas

 

Me encanta el invierno, es la mejor estación del año. Mantas, suéteres, navidad, chocolate caliente, chimenea caliente, películas de bajo presupuesto y que ofrecen una buena comedia, pero lo mejor de todo es cuando cae nieve… no era tan común que nevara a principios de mes, pero aun así lo deseaba… aunque todavía no era invierno, seguía siendo otoño, pero diciembre siempre es de los mejores y más fríos meses.

 

—¡Felicidades! —exclamaron mis pequeños hermanitos, entrando corriendo hasta quedar frente a la cama. Sonriendo me senté en la cama, mirándolos con alegría.

 

—Feliz cumpleaños, Thomas —Kaori, mi pequeña hermana (si, ese es su nombre… luego les puedo explicar) subiendo a la cama y dándome un abrazo. Correspondí el abrazo revolviendo sus cabellos rubios que a veces parecían blancos, mire a su mellizo y le estire el brazo — ¿quieres un abrazo?

 

            El pequeño castaño negó levemente, mirándonos, balanceándose en sus pies mientras jugaba con sus manos.

 

—Te hicimos el desayuno —murmuro bajo, sonreí un poco, baje a la pequeña y revolví los cabellos del pequeño Lizht.

 

—Спасибо [Gracias], ya bajo, solo me cambio.

 

            Ambos asintieron y salieron corriendo de la habitación. Sonreí, me levanté, cerrando la puerta con seguro y fui al closet a buscar algo que ponerme. Saque lo más sencillo y abrigador posible, una camiseta manga larga, otra encima de… algo que no estaba tan seguro de que era ya, unos jeans negros y unos botines cálidos, saque el abrigo, una bufanda y baje a desayunar.

 

            Al bajar mire a Johana, mi hermana mayor, así que supongo que mamá no está en casa. Deje las cosas en un sillón y fui a la cocina, donde estaba el desayuno servido y los pequeños desayunando ya, sonreí y antes de ir a sentarme fui atacado por mi hermana, que me abrazo como si quisiera exprimirme la vida y felicitó con ávido entusiasmo.

 

—Buenos días Tomy —se separó sonriendo, revolviendo mis cabellos entre pequeñas risas. La mire con reproche mientras acomodaba mi ropa y cabello, tomando asiento en la mesa.

 

—Hmm… sí, sí buenos días —bostece mirando mi desayuno, que eran dos panqueques y un poco de cereal de mis hermanos. Sonreí un poco, tomando una cucharada de cereal — oye, ¿dónde dejaste a Mario?

 

—En su trabajo, ahora desayuna cumpleañero que te toca llevarlos a la escuela —La ingrata jaló mi mejilla, haciéndome escupir un poco de leche. La mire mal limpiándome, esperando no tener que ir a cambiarme.

 

            Al terminar de desayunar deje los platos sucios en el lavaplatos, fui de nuevo por mí mochila y al volver abrigue primero a los pequeños, como siempre, con la que más batalle fue Kaori, pero ya teniéndola lista Lizht fue pan comido; cuando me abrigue lo más posible me colgué la mochila y salí con ambos, rumbo a su escuela.

 

            Kaori y Lizht Wolves son mis hermanos menores, nacieron poco antes de que mis padres se divorciaran… y como pudieron adivinar, él les puso el nombre. No sé qué paso por su cabeza… o más bien, no quiero saber, papá simplemente es raro. Dejando sus nombres de lado, aunque ellos sean mellizos su parecido no es tanto pues ella es rubia casi albina y él tiene el cabello castaño, las facciones llegan a ser levemente diferentes y bueno, su actitud; él es más tranquilo, serio, callado, introvertido y pues ella no… eso sí, ambos son un amor.

 

            En mi familia somos cuatro hermanos. Johana, la mayor, yo y ellos; mamá no le he conocido pareja y papá ya se volvió a casar con una buena mujer. Vivimos bien, aunque mamá, pues... es algo rara; trabaja mucho por nosotros, Johana vive con su novio y pues yo me encargo de los pequeños cuando mamá trabaja.

 

—¡To~my! —escuche una voz canturrear mi nombre, estremeciéndome me detuve y apenas pude reaccionar cuando vi a Vanesa correr hacía mí, finalmente colgándose y casi cayendo en el frío suelo — ¡F-e-l-i-c-i-d-a-d-e-s tontito!

 

—Vane, Vane gracias pero me ahorcas —parecía que las mujeres querían matarme este día. Ella y mi hermana me han ahorcado. Entre risas se bajó, comenzando a caminar conmigo

 

—Lo siento, ¿sí? Es que hoy es tu día especial y me emocione —respondió revolviendo sus cabellos, caminando con calma, manteniendo las manos en su espalda.

            Negué un poco, riendo leve. Mire de reojo a su hermano pequeño, que rápidamente se agarró a la mano de Lizht, caminando con calma, cuidándose entre ellos mismos… que adorables.

 

            Esta chica es una gran amiga, la conozco desde que somos pequeños. Ella es una chica bastante promedio, 1.67 de altura, tez algo blanca aunque comparándola conmigo yo parezco un muerto viviente; cabello cobrizo y algo ondulado, y ojos café oscuro. Desde que tengo memoria ha sido una chica intrépida, peleonera… y a veces hay que vigilarla.




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