La historia que voy a contar sucedió hace muchos años atrás aproximadamente cuando tenía catorce años y todo comenzó con mi hermano mayor el cual era la persona que más quería en todo el mundo aun teniendo otros varios hermanos. Yo era la única hermana mujer dentro de una familia de varios hermanos y segunda en la lista de hermanos.
Un día mi tío de parte de mi padre ya fallecido hace varios meses nos había encargado a mi querido hermano mayor y a mí que cuidáramos su casa por varios semanas porque haría un viaje de vacaciones y de toda mi familia solo en nosotros dos confiaba.
Pasaron los días y todo estaba bien. Pero ocurrido que en unos de esos días mi hermano comenzó a escuchar sonidos en el living que localizó dentro de un armario. Él a darse cuenta lo que era dio un paso atrás. Trató de mostrarse tranquilo frente a mí y miró su reloj como calculando el tiempo.
Yo podía escuchar el mismo sonido que él y podía notar que éste cada cierto tiempo iba acelerando. Eso me ponía muy nerviosa. Mi hermano me pidió que lo siguiera. Caminamos hasta la puerta. La abrió. Justó estaba parada de espalda a la puerta.
De pronto me abrazó y lo escuche decirme “cálmate por favor. No tengas miedo. Te acuerdas cuando eras niña y estabas en la oscuridad pero no sentías miedo porque sabía que yo estaba a un lado de tu cama. Pues esto es igual. Quiero que sepas que siempre estaré contigo. En mi habitación hay una mesita de luz aún lado de mi cama, dentro del cajón encontraras un sobre que seguro lo reconocerás por el dibujo que es nuestra marca secreta de hermanos que te enseñé cuando eras una niña. Perdóname por dejarte antes de tiempo. Por no poder protegerte. Lo siento. Hermanita te quiero mucho” Luego me soltó y se quedó mirándome fijamente con lágrimas en los ojos.
En ese instante me empujó con todas sus fuerzas fuera de la casa. Caí a varios metros lejos de allí. Desde el suelo pude ver como entre lágrimas me mostraba una sonrisa cálida. Segundo después la casa explotó. Me quedé petrificada sin poder reaccionar pero cuando lo hice grité “¡HERMANO!” y sin poder detener mi llanto estuve varios minutos observando como ardía aquella casa en la cual acababa de perder a la persona más importante de mi vida.
Luego regresé a mi casa para contarles la triste noticia a mi familia. Pero para mi sorpresa ellos estaban organizando la casa. “Que están haciendo?” pregunté. Uno de mis hermanos se me aproximó y me dijo “como nuestro hermano mayor no está más yo ocuparé su habitación” no podía creer lo que estaba diciendo. Quizás no se había enterado de la trágica noticia y pensó que simplemente se fugó. Tenía que decirle que no era así. “Nuestro hermano acaba de fallecer” mencioné con tristeza. El me miró y respondió “ya sé”. Eso último me dejó perpleja. Yo aún no terminaba de digerir la pérdida de mi querido hermano y a ellos simplemente no les importaba. ¡Era también su hermano, por Dios!. No tenía fuerzas para discutir pero recordé lo que me dijo sobre el sobre en su mesita de luz. Me dispuse a entrar a la que era la habitación de mi hermano querido pero antes de pasar la puerta mi otro hermano me tapó el paso con su brazo. “A dónde vas” dijo. “Al cuarto de mi hermano” contesté. “Ahora es mío” dijo. No tenía ganas de pelear y le respondí “solo quiero sacar una cosa de mi hermano y salgo. Solo eso”. Lo pensó un instante y se hizo a un lado. Entre a la habitación y fui directamente al lugar indicado. Busque y encontré un sobre sin ningún nombre de destinatario cuyo dibujo reconocí instantáneamente. No pude evitar recordar el origen de aquel gráfico: Cuando era una niña de siete años me encantaba dibujar así que un día luego de regarle uno de mis dibujos a mi le hermano querido le dije que me hiciera un dibujo para mí. Él me sonrió, dibujó en el papel y dijo “de ahora en adelante este será nuestra marca secreta de hermanos que solo nosotros reconoceremos. Cuando alguno de nosotros veamos este dibujo sabremos que el mensaje va dirigido a nosotros. Este será un secreto especial entre nosotros dos. De acuerdo?.” Yo asentí con la cabeza y le sonreí. Tomé el sobré y caminé a mi cuarto, serré la puerta y leí la carta. Esta decía lo siguiente: “Querida hermanita te escribí esta carta por si llegara a ocurrir un accidente trágico y no pudiera decirte lo que realmente importa. Espero que nunca tengas que leer esta carta porque esto quiere decir que estoy muy grave de salud o ya no estoy a tu lado. Nada me dolería más que abandonarte. Pero si llegaste a leer esto significa que ya no podré protegerte así que solo tengo algo que decirte, por favor sal lo más rápido de esa casa en la que estás viviendo. Mamá y mis hermanos solo intentarán dañarte. Nunca nos quisieron ni a ti ni a mí y no sé porque. Ve a la casa de mi amigo que hace muchos años te mostré donde vive. Siempre recuerda que te quiero mucho mi querida hermanita”. Entre lágrimas comencé a hacer una mochila para irme de ese lugar.
Pero cuando estaba guardando mis cosas entró en la habitación mi madre y me preguntó con tono enojado que estaba haciendo. “Me voy” le conteste. “Vos sos menor de edad. No iras a ningún lado” me respondió. Giré para irme pero uno de mis hermanos me sujetó por detrás de ambos brazos. Fue entonces que sentí un pinchazo giré a mirar en dirección del dolor y observé a otro hermano inyectarme algo y luego perdí el conocimiento.
Editado: 29.12.2020