Querido Owen

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@landerowen03: Hoy es el día, nos iremos en mi princesa.

Si, tiene una princesa. No se asusten, que yo sepa, Owen no tiene novia.

@mandyrissoxx: ¿Hablas enserio? No pienso montarme en ese monstruo.

@landerowen03: Hey, lastimas a Lucinda, Mandy.

Si, su moto heredada por su padre se llama Lucinda.

@mandyrissoxx: Está bien, está bien ¿A qué hora pasas por mí?

@landerowen03: De hecho, estoy en la cocina hablando con Lola ¿Estás lista para irnos?

¿Por qué a mí, Jesús?

@mandyrissoxx: Ni siquiera me he bañado, wey.

Esperé una respuesta, pero nunca llegó. Estaba a punto de quitarme la ropa cuando escuché la puerta de mi habitación. Uff, de la que me salvé. Fui a abrir y allí estaba él recostado en el marco de la puerta.

- Deberías estar bañándote ya, pequeña tortuguita - dijo guiñándome el ojo y raro de mí (nótese el sarcasmo) yo rodé mis ojos.

- ¿Cómo es que no te escuché llegar? Lucinda es muy ruidosa.

- La dejé en la esquina - alcé una ceja.- Tranquila, la amarré con la cadena - asentí con la cabeza en comprensión.- ¿Viste la caja? - yo no respondí al momento, no pude, no me salían las palabras de mi boca, así que negué con la cabeza.

- Cuando lleguemos, hazlo. Sé que fue y tal vez siga siendo importante para ti. - y lo era. Yo vi lo que había allí y eso, definitivamente me había lastimado, tanto que tuve que botarlo, fue hace mucho tiempo que eso sucedió ¿Cómo es que Owen lo tenía?

Recordar lo que había en esa caja me lastimaba, tal vez no volvería a abrirla. Lo otro que me dolía, era que Owen no sabía cuanto daño me hacía con ese recuerdo.

- Necesito bañarme. - le informé.

No me habia dado cuenta que nos mirábamos fijamente, así que al momento de decirle eso, él carraspeó.

- Te espero en la sala - y se fue.

Aún me sorprende tanto la confianza que él tiene con mi familia y la que tengo yo con la suya, como si fuéramos amigos de toda la vida.

Me bañé, me cambié y no quise arreglarme el cabello... Como siempre, me maquillé con sencillez y fui hasta la sala en donde estaba Owen y mi madre hablando entre susurros y al momento de mirarme se callaron.

-¿Qué sucede? - pregunté con curiosidad.

- Nada - dijeron los dos al unísono y los dejé para irme a buscar agua en la cocina.

Al salir, los dos seguían susurrando, parecían dos viejitas chismosas.

- Owen - grité y éste pegó un brinquito, a lo que mi madre y yo nos reímos - ¿Nos vamos? - él dijo que sí con la cabeza repetidas veces con mucha euforia.

Nos despedimos de mi madre y fuimos hasta la esquina en donde había dejado su moto, costó bastante quitarle el candado porque él tenía mucho tiempo sin usarlo, pero cuando ya todo estuvo listo, nos fuimos.

Llegamos al bowling y al ver a Owen que iba a pedir un par de zapatos, un recuerdo se instaló en mi mente.

- ¿Quieres comer algo? - llegó a mi lado un momento después.

- ¿Qué clase de pregunta es esa, hombre? Ya sabes que si. - se rió y fuimos hasta unas mesitas, nos sentamos y llegó un chico pidiendo la orden. Me sentía bastante incómoda porque no me despegaba la mirada de encima, hasta que Owen carraspeó bastante fuerte y él pidió por los dos.

- Tiene celos - habló mi conciencia.

- Lo dudo, yo no le gusto.

Después de haber traído la comida, noté un pequeño papelillo en mi bandeja. Adivinen: el chico me había dado su número y Owen había fruncido el ceño, preguntándome como quien no quiere la cosa ¿Lo llamarás? Y yo confundida, le dije que no, así que fui hasta la basura y boté el papel.

No es que el chico fuese feo, ni porque Owen estuviera allí, sino que no quise darle esperanzas, ya que ni siquiera lo conozco.

Comimos entre risas y estuvimos contando anécdotas.

Me contó que una vez en primaria una profesora le caía muy mal y que le pegó un chicle en el cabello porque era muy pesada. Él dijo que lo había hecho con "inocencia" pero siendo sincera, lo dudo mucho.

Yo le conté sobre como comenzó mi famosa guerra con su hermano el año anterior cuando llegué al instituto y en mi primer encuentro con Alex, él me había tirado un batido encima con mucha intención y yo le largué una gran cachetada.

Nos reímos a más no poder.

Hasta que llegó la seriedad a nuestra conversación.

- Amanda, creo que ya es momento de que hablemos.

Yo dejé la bebida en la mesa y lo miré - Pero estamos hablando. - le dije con mofa, él me dio una sonrisa socarrona.

- Sabes de lo que hablo - entonces comenzó a decir - Lamento si te hice dudar en el momento en que te besé, no lo pensé en el momento y solo... lo hice, no sé que fue lo que me pasó, lo siento - justo lo que me temía, iba a decir que fue un error.

- Owen- lo detuve - No hace falta que me lo expliques, lo entiendo.

- Lo viste como un error ¿verdad? - preguntó cabizbajo. No le respondí - Yo no lo vi así, Amanda. Me gustas - lo miré con asombro ¿Qué acaba de decir?

Abrí tanto los ojos que por un momento temí que se me salieran de las cuencas - ¿Qué?

- Que me gustas, Amanda. Me gustas mucho.

- Owen... yo - respiré profundo y boté el aire- También me gustas.

Y su mirada triste había desaparecido siendo reemplazada por una de confusión y luego de alegría - ¿Hablas en serio? Por favor, no quiero que creas que me sentiré mal si no te gusto, seguiremos igual, de verdad...

Lo interrumpí - Owen, no te estoy mintiendo. Me gustas.

- ¡Oh por Dios! - se levantó de un salto y me ofreció su mano - ¿Quieres jugar? - y con más confusión le dije que si.

Al comenzar a jugar él iba ganando y yo creo que estaba haciendo trampa porque yo no pegaba una. Estaba enojada, aunque también muy nerviosa, ignoraba muchas veces las miradas de Owen y él también parecía estar haciendo lo mismo que yo, ignorándome.

Me tocaba a mí de nuevo, entonces en el momento en el que cayeron todos los conos apareció en la gran pantalla del fondo:



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En el texto hay: humor, cartas, romance

Editado: 01.03.2023

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