Hoy es navidad…o al menos eso creo, el tumulto de gente entrando y saliendo de las tiendas con las manos llenas de regalos me lo dicen. Hace un frio horrible que cala en los huesos y me hace estremecer. Diciembre es una de las peores fechas para alguien como yo, la vida en las calles no es fácil cuando la temperatura más caliente se convierte en diez grados; la única ventaja de estas fechas es la hipocresía que envuelve a las personas, por ejemplo, en la mañana un sujeto me regalo un panecillo y café, me dijo: feliz navidad, hermano; siendo que en el transcurso del año me lo topé un par de veces cuando dormía bajo el toldo de su tienda, siempre me lanzaba un cubetazo de agua helada para despertarme, después me escupía y gritaba yo solo lo miré y acepte la comida porque, vamos, no soy estúpido. Estas fechas me ponen algo triste, ver a las personas con sus grandes abrigos correr a sus hogares sabiendo que tienen comida caliente y una familia que los espera; algunos de nosotros comienzan a ignorarlo solamente enfocándose en conseguir alimento en el día sin importarles la festividad. Estamos apartados de la sociedad por una barrera invisible, viendo a los demás ir y venir sin que repararan en nuestra presencia.