Querido sao…
Había pensado mil y una maneras de como seria cuando te vuelva a ver, me aferre a la idea de no pensarte de no provocarme mas dolor al estar martillándome el cerebro con tu presencia. Lo cual todo se derrumbó en el momento exacto en donde entre al salón, al pasar por aquella puerta aun no puedo asegurar si te estuve evitando o buscando, pero sin duda fuiste lo primero que vi al entrar y mi corazón se hizo mudo, dios mío, dolía tanto, dolía y era desgarrador la manera en la que ambos nos ignoramos, no quería esto. Sin duda no lo quera, tenia tantas ganas de ir y abrazarte. Jugar con tu cabello, burlarme de ti salir e ir al gimnasio juntos, ver y tomarle fotos al cielo, dormir juntos y burlarme de como dormías, ver películas y atascarnos de palomitas, ir a nadar, escuchar música, así como recomendarte mis cantantes favoritas, jugar baloncesto, platicarte de los libros que leía, comer y cenar juntos o simplemente hacer nada con tu compañía. Dolía, puta madre. NO SABES COMO ME QUEMA. Me arde el alma, las tres primeras semanas lloraba en clase, era agotador tener que agachar mi cabeza y tratar que mi cabello cubriera mi rostro. Al estar a menos de un metro y no poder hablar, el tener que ignorarte era torturante. Salía al baño, necesitaba un descanso. Nunca había ido tantas veces a enfermería, No funcionaba nada, ni siquiera te podía quitar de mi mente y sin duda no quería intentar sacarte de mí corazón.
C.V.
Editado: 25.10.2024