QUERIDO SAO...
El amanecer de tus ojos no estaba, se había obscurecido. ¿Estas bien? Lo sabes, ambos lo sabemos, debemos de hablar, pero ambos hacemos ruido omiso, por favor no me mires así, no puedo seguir, deja de observar a tu alrededor, ya no encontraras nada, solo sigue, vive.
No mires el atardecer, ahora eres el cielo mas obscuro con la aurora mas debil.
C.V.