Querido Wellesley - El Duque y Yo

Capítulo 8: Una mañana diferente

 

— Sé que esto ahora mismo no te compete, abuelo —y como cada mañana volvía a los aposentos de mi abuelo a ver como estaba, a leer un poco y hablar con él, pero esta mañana en especial presentía que el abuelo podría ayudarme con un consejo— pero me gustaría hablar sobre algo contigo —

— ¿Algo? —se despojó del dispositivo de medición de sus presión mientras Félix lo recogía y posó su atención en mí.

— anoche fue el primer baile de invierno —

De inmediato habló— oh sí, tu baile de bienvenida del invierno y de bienvenida al mundo de las damas de la alta sociedad, seguramente te viste ilustrada en muchas de ellas —

— no exactamente, abuelo —masculle levantándome de mi asiento y dudando de si realmente decirle o consultarle esto sería lo correcto— pero he hablado con mucho barones y duques, además el Marqués de Winchester apareció —

El abuelo sorprendido reaccionó— ¿El marqués Wellesley ? Finalmente el hijo hace aparición, ¿Cómo es? ¿Es un buen partido para ti? —Era obvio que su interés estaba enfocado en eso.

— Abuelo… —reprendí con recelo.

Cuando el simplemente levantó sus manos despojándose de sus dichos— Solo digo —Felix le seguía con la mirada cuando abuelo se dispuso a rodear la cama para estar más cerca de mí o al menos eso creía yo.

— También estuve hablando con el duque de Wellington —poco a poco aterricé en el asunto— hablamos sobre el homenaje a la familia Edwards, se acerca su tiempo de fallecimiento y me ha pedido palabras para el homenaje —

— oh, sí, los Edwards, algo lamentable, era una familia del pueblo y para el pueblo, muy buenas personas —tomó el té que se le había propuesto para mejorar su estado nutricional y humectar su piel. A un lado mío, el abuelo parecía meditar en el invierno que estaba cayendo sobre nosotros.

— Por eso, siento que una reunión de homenaje para la familia Edwards es una buena idea y claro un discurso también, pero ¿Y si es posible realizar algunas fiestas para el pueblo? —

— ¿Fiestas para el pueblo? —

Frunció su ceño, como todo duque a punto de tomar una decisión sobre su pueblo, pero debía imponerme y mostrarme segura sobre él, si quería que estuviera de mi lado.

— Sí, el invierno también llega para ellos y merecen celebrar el logro que hemos tenido como país y reino —me senté cerca de él cuando logré tener su atención— nosotros festejamos con lujosos vestidos mientras ellos nos ven a través de los televisores y redes, siento que el pueblo también merece algo así, por eso pensaba en realizar al menos un baile o alguna feria para el pueblo de Edimburgo y revelar la oportunidad para las demás regiones de aquí —mi corazón retumbaba de la impaciencia, de los nervios o de lo que él diría sobre esto.

El abuelo se mantuvo en silencio, tomando su té, pacífico frente a la ventana, con su pijama blanca que casi parecía que nunca lo usaba, aunque sabíamos perfectamente que sí lo hacía.

— Una feria para el pueblo eh —masculló dejando la taza sobre la mesa— ¿qué dices tú, Felix? ¿Te gustaría una fiesta? —el abuelo ahora se dirigía a Felix con una sonrisa de duque, de esas que se fingen para el pueblo.

Felix nervioso por la aparente pregunta de mi abuelo, pareció dudar de su respuesta en una esquina de la habitación, casi como si estuviera contra la espada y la pared, podía sentir su presión, su nerviosismo.

Pero en el momento más inesperado, una fina voz de Felix apareció— suena bien —casi como si por primera vez volviera a hablar, tosió levemente y sonreí al ver como se hacía el valiente, aunque era un chico grande y con muchas tonalidades en su cuerpo, Felix era un ser muy cálido y paciente con las personas, tal vez mi sonrisa le dio el sentido de decir algo más y añadió— mi familia ha querido asistir a mucho de esos bailes, mi hermana, Renee, siempre ha querido usar esos vestidos grandes y esponjosos y asistir a ese tipo de cosas —

No sabía que tenía una hermana, pero ¿cuántas mujeres en Edimburgo no les gustaría algo así? 

— muchas personas sueñan con algo así, abuelo —

Y aún pese al punto de vista de Felix, mi abuelo al final era un duque, el mejor de todos.

— Deberías discutirlo con tu padre —mencionó sin retroceso o indecisión, alejándose de mí y volviendo a su cama.

Casi tan frío como el invierno.

Entendí a que se refirió, no era algo que le competía, además el organizar un evento para Edimburgo daría una disminución en el arca de Edimburgo, aunque no creía que afectará tanto, pero tal como el tío Barnabás había previsto, no era algo que los duques estarían dispuestos a aceptar como tal, así por así.

— joven Patch, ¿qué tal la pasó anoche? —volví al castillo Holyrood, esperando poder comenzar mi jornada de trabajo, aún pese al sentido de pesadez por no haber recibido un apoyo por parte de mi abuelo.

— estuve con los niños en el orfanato, condesa Collins —Patch volvía durante la mañana conmigo, para trabajar como mano derecha.

Los niños en el orfanato, del que él provenía, me hizo recordar al duque de Wellington. Su idea era nueva y buena, el pueblo también necesitaba celebrar y creía que era justo que lo hicieran, pero también recordaba al duque de Sussex y a mi abuelo, de pronto sabría que no solo era hacer una fiesta, sino el dinero que representaría.



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En el texto hay: invierno, baile, amor

Editado: 14.10.2023

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