Prólogo

Se dice que la adolescencia inicia a partir de los 12 a 13 años de edad. Es una etapa de la vida por la cual nosotros los jóvenes pasamos por muchas cosas, desde desarrollos físicos, el crecimiento de pechos, vellos por doquier, una voz más profunda, hasta el inicio y al parecer interminable sangrado mensual. También pasamos por el desarrollo emocional, o como me gusta llamarla la montaña rusa de emociones o la ruleta rusa (en cualquiera de los dos casos para mi ambos son dolorosos y de un sufrimiento innecesario.) Y por último y menos importante (o el más importante para el estilo de vida de todos los adolescentes) es el desarrollo social, es ahí cuando nuestra vida social es como dejar caer una roca en el agua, ya que nuestro círculo social repercute hacia fuera para incluir a amistades del mismo o distinto sexo.

Pensé que seria los únicos cambios que sufriría durante mi adolescencia, pero cuando llegue a Estados Unidos, mi vida dio un vuelco de 180º grados. No solo fue la diferencia de idioma, la cultura, sino todo los tabúes que se tiene de la adolescencia, como la sexualidad, las enfermedades sexuales y la homofobia, sin hablar de la violencia de género (o todo tipo de violencia) e inicio del aprendizaje sobre temas diplomáticos y políticos.

Al entrar al secundario me di cuenta de lo que significaba la amistad y lo espesa que es la sangre sobre el agua.

Oh pero no llegábamos a la peor etapa.

Cuando entre, conocí por las malas a las porristas.

No, ella no serán las perras de esta historia, tranquilos

Conocí la faceta oscura de su líder y eso me trajo malas consecuencias

Ella era sexo, drogas y alcohol.

Pero no todo en la vida era esconder secretos. En mi vida había momentos felices

Creí conocer al amor de mi vida

Pero no todo siempre es lo que parece

¿Pero, quien dijo que seria fácil?