Layla
"La razón por la que siempre utilizo la televisión del salón es para fastidiar a Jared".
Me gustaría que esa fuese la realidad, pero no. Veo televisión allí porque siento tranquilidad cuando él llega y ya no me siento tan sola, pues soy temerosa y en mi vida nunca estuve sin nadie más, Day siempre estuvo conmigo, pero ahora ya no está.
Algunos dirán que con el tiempo se superan muchas cosas, pero para algunas personas como yo eso no es válido, el tiempo no curó mis heridas, no me dió estabilidad en ninguno de los sentidos y no me hizo mejor persona, al contrario, creo que cada día voy cayendo a un pozo sin fondo del que nunca voy a salir ¿Es eso justo? Obtengo lo que merezco. Hice daño en el pasado, me quedo sola en el presente y no sé que es lo que vendrá para el futuro.
Han pasado dos días desde que Jared nuevamente me robó esa presión de labios. Lo detesto, tenía que durar más, pero como es un cobarde no lo hizo. Da igual.
He fingido estar molesta con él, pero sinceramente no lo estoy. No es que me guste o que sienta algo por él, pero cuando estamos juntos es como si las cosas por fin estuvieran en su lugar y cuando está en silencio comienzo a molestarlo para que quite esa mirada melancólica ¿Así me veré yo cuando me pierdo?
Seguramente finge ser fuerte para no derrumbarse.
De algo estoy segura, él sufre por algo que lo atormenta, lo lastima y lo destroza... Tal vez entre corazones melancólicos, lastimados y destrozados logramos reconocernos unos a otros o tal vez ese dolor que permanece en sus ojos sea una fachada que algunos tomamos, una excusa para aquellos que quieran indagar nuestros sentimientos y esa mirada de nostalgia, cansancio e ira se trate de una advertencia para el que quiera cruzar la barrera en la que nos encerramos, algo así como: Si no quiere salir lastimado, mejor no prosiga.
Todo se trata de un "Tal vez"
Un chasquido frente a mi hace que salga de mis pensamientos para lograr enfocarme en la persona que está frente a mí.
- Por favor dime qué si escuchaste lo que te dije. - Nina entrecerró sus ojos claros hacia mí.
- Si, si, claro que sí - hablé apresuradamente.
- Layla - alargó la "a" y no pude contener un bufido. - Bien, lo repetiré de nuevo - se agarró el puente de la nariz para luego frotar sus ojos con pesadumbre - Tú y yo nos meteremos a clases de baile por las tardes después del trabajo, le notifiqué a Criss y dijo que como hay más personal podemos trabajar hasta el mediodía y seguirá siendo la misma paga. Al parecer si ha funcionado eso de abrir los otros tres negocios familiares - abrí mucho los ojos al escuchar eso, en cuanto Nina lo notó se comenzó a reír - ¿Qué?
- ¿Tres negocios? ¿Hablas en serio? ¿Por qué solo trabajas en la cafetería?
Se lo pensó por un momento antes de responder - Todos los estudiantes universitarios de la zona van allí, es mi oportunidad - subió y bajó las cejas de manera pícara y como es típico de mi, puse los ojos en blanco. Nina no tiene remedio.
- Vale ¿De qué son los otros negocios?
- Huuuum - miró hacia el techo del local y con una sonrisita de labios cerrados volteó a verme - Un restaurant, una academia de baile, un cine y la cafetería.
- ¿Qué demonios? Es una cadena ¿Cómo es que tu familia ha logrado tanto? - se encogió de hombros, pero un frío se instaló en mi cuerpo. Todos saben que una cadena de negocios de ese tipo es algo delicado porque son muchas cuentas que hacer, la cuestión es la manera en la que se consiguió llegar a tanto. Alejo ese pensamiento antes de llegar a las divagaciones. - ¿Jared trabaja en alguno de ellos? Aparte de la cafetería.
- En realidad, Jared tiene sus propios asuntos. Él no tiene nada que ver con la cafetería, solo con gran parte de la academia y algún negocio del que no nos quiere hablar todavía. - frunce el ceño.
- ¿Crees que sea algo malo?
- Lo dudo. Mi primo será un completo tonto, pero no le gustan las cosas turbias, trata de alejarse de los problemas y a lo único que se dedica es a ayudar a Criss con las cuentas de cada empresa.
- ¡Vaya!
- Si, Jared no nos ha dado motivos para desconfiar. - pero al decirlo, sentí que en realidad si había motivos para desconfiar. Al menos uno, porque la mirada de Nina decía todo lo contrario a lo que hace unos minutos había salido de sus labios. Al notar mi mirada sobre ella, me dió una sonrisa exagerada que me hizo reír - Como te decía. Comenzaremos el lunes a las 3:30 de la tarde, te mandaré la dirección con Jared y espero que no vayas a llegar tarde.
- ¿Por qué no puedes dármela el lunes por la mañana?
- Oh, Criss cambió los horarios, siento no habértelo dicho. Al parecer cayó la suerte sobre nuestras cabezas porque tengo los lunes, miércoles y jueves libres y según leí a ti te toca los viernes, sábados y domingos para holgazanear. Bien por ti - me alzó el pulgar. ¿En qué clase de mundo vivo yo para que me toque esta suerte? Mi jefa al parecer me ama.- No me mires así, yo no le he dicho nada. Ahora cuéntame ¿Qué es lo que te traes con mi primo?
- ¿De qué hablas?
- Vamos, no creas que no he notado que lo observas demasiado y que te pones muy seria cuando ves a su exnovia Anabelle pegada a él como un chicle. Pareciera que comes algo amargo cada vez que ella lo busca.
Trato de no devolverle la mirada, paseo mis ojos por todas partes de la pizzería hasta detenerme en un muchacho detrás del mostrador que me miraba fijamente, se sonroja de inmediato y vuelve su vista a la caja. Raro.
- No hay nada, Nina. Son solo imaginaciones tuyas.
- Claro Layla, como digas. - toma de su refresco sin despegar su mirada de mí. - El sábado hay una fiesta en casa de mi primo. Estás invitada.
- De todas maneras, yo vivo ahí.
- Estás doblemente invitada.
- ¿Jared lo sabe?
- No, le diremos ese mismo día.
- Seguro no los dejará.
- ¿Y quién es él para prohibirnos hacer una fiesta allí?