¿quién eres? - Observación

Capítulo 6.

Casi se infartó Romi cuando Pitu le envió un audio contando la aventura, quien no insinuó nada acerca del gas pimienta, porque lo perdió cuando se desmayó, pero llegando a la universidad, ya su amiga le tenía otro de regalo, se conocían bastante como para intuirlo.

 

El dolor de cabeza a Pitu le duró alrededor de dos días y tenía moretones de un solo lado del cuerpo, por lo que presumió que había caído para ese costado cuando se desmayó.

 

Así pasó la semana adolorida por una mala broma, con llamadas y mensajes de nuevos amigos, que a esas alturas no sabía si era cierto o no, por lo que se quiso asegurarse preguntándole a Consu cuando recibió un mensaje de Facho citándola para que lo ayudara a recorrer una parte de la escuela secundaria con los planos, sospechó de todas las formas posibles, básicamente porque él era parte de los idolatrados en ese Fan Club, pero su nueva amiga le confirmó que era cierto, y que también se debía que Santiago sí la había escuchado, pero en realidad, Pitu creyó que las había escuchado a las dos.

 

Para no levantar sospechas de su salida a mitad de semana por la tarde, Pitu inventó que tenían un trabajo donde Romi y que en caso de que se tardara más de lo que tenía presupuestado quedarse para así poder juntarse con Facho para revisar las instalaciones de donde realizaban el voluntariado.

 

― ¡Hola! ―la saludó Facho sonriendo―, ¿cómo te has sentido?, tú sabes, después del desmayo.

―Mejor, gracias por preguntar y por haber ido por mí junto a tu amigo. Ese día no los volví a ver como para agradecerles, supuse que estarían desatando su molestia con los bromistas.

―Me sorprende que tomes de forma positiva la mala broma ―dijo Facho quien la estaba mirando como si tratara de analizarla.

―Ya pasó, da lo mismo, yo estoy bien ―y ella sonrío como si nada.

―Pensé que querrías venganza y hasta te apoyábamos.

―No, hoy no quiero venganza, pero tendré en consideración la ayuda ―y suspiró profundo al considerar las instrucciones que debe haber dejado Santiago para la revisión―. Supongo que tu amigo envió instrucciones precisas.

―No.

 

¿Será cierto que ella era cercana a Benjamín?, de quién sospechaba Santiago que la había enviado a boicotearlo, se preguntaba Facho quien recordaba la conversación que se había vuelto habitual desde que había aparecido Pitu en el voluntariado.

 

Él se percató que ella creía que se habían reunido por los planos, en parte era cierto, pero por otro lado comenzaba el plan de acercarse a ella para averiguar cosas e informárselas directamente a su mejor amigo.

 

Hasta ahora a Facho, Pitu le parece ser una chica agradable que no sospecha de nada, de hecho, creyó que Santiago había enviado instrucciones y resultaba extraño considerándolo que era algo que se podría haber esperado de él, pero sólo le recalcó que anotara y estuviera atento a todas las cosas que dijera ella, porque de alguna forma lo notó interesado no sólo en saberlas sino también en considerarlas viniendo de alguien ajeno a al grupo, cosa poco común en su mejor amigo.

 

― ¿Eh? ―y al parecer Pitu lo miró demasiado sorprendida que de la nada Facho apartó su mirada hacia cualquier otro lado, solo para generar misterio.

―Dijo que me mostraras tus sugerencias y que revisáramos el lugar donde estabas tú junto a la Consu.

―Me estas bromeando, ¿cierto? ―preguntó incrédula.

―No ―respondió al mismo tiempo que extendió sobre una mesa los planos observándola de reojo.

 

Para Pitu, esto le parecía extraño de todas las formas posibles, ¿cómo no había enviado ninguna otra instrucción, Santiago?, parece ser poco lógico, pensaba, pero lo que estaba viendo era totalmente cierto, bueno, quizás después él vea sus sugerencias y le dé lo mismo como cuando la Consu le hizo el alcance.

 

―Bien, la puerta por donde yo salí le falta algo de aceite o como se llame lo que aplican para que las puertas no pesen tanto, porque me costó abrirla, igual yo no tengo mucha fuerza.

―Veamos la puerta ―Facho camina hacia la puerta dejándola sola frente al plano y se giró a mitad de camino esperando que lo viniera siguiendo―, y ¿con qué la trabaste?

 

Disfrazó su sonrisa a cambio de su perplejidad cuando no la vio detrás de él.

 

―Una mesa, creo ―y se quedó pensando, porque desde ese día en especial se ha dado cuenta que no recuerda mucho.

―Veamos la puerta y después veré con que podría quedar abierta.

 

Él revisó la puerta y al mismo tiempo escribió unas anotaciones en un cuaderno que traía consigo, ella quiso mirar sin ánimos de conflicto, pero Facho no tuvo problemas en que tratara de leer su letra ilegible.

 

―Tus sugerencias, ¿cuáles serían?




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