Capítulo 28.

Han pasado alrededor de cinco minutos y Santiago aún no ha pronunciado palabra alguna por la noticia que está frente a frente nada menos con la mejor amiga de Campanita.

—Creo que tú teléfono está sonando —dijo Romi al sentir un sonido peculiar.

—¿Eh? —aún no tenía él reacción alguna.

—Tu teléfono —indicó ella sintiéndose triunfante.

—Ah, sí, claro, mi teléfono —balbuceó algo nervioso.

Leyó la pantalla de su teléfono un mensaje de Gael: “me acabo de enterar por Vlad, que su prima es la mejor amiga de Pitu, Campanita.”

—Mira, yo no quise ser así con tu mejor amiga —se estaba deshaciendo en disculpas Santiago quien se sentía realmente mal por lo sucedido.

—Ahórrate tus disculpas —sentenció Romi quien casi no lo miró—, a mí no me tienes que decir nada, eso lo tienes que hablar con Pitu, si es que aún estás interesado…

—Aún estoy interesado en conversar con Campa… con ella —la interrumpió frenándose cuando casi la llamó con su apodo.

—Si sé que le dices Campanita —sonrió ella sintiéndose al recordarlo cuando Pitu se lo comentó―, creo que acertaste con tu descubrimiento, eso sí, no se lo digas, porque es capaz de asesinarme si sabe que te lo dije.

—No le diré —sonrió él y luego su tono se sintió triste—,¿hablará conmigo, cierto?

A Romi le extrañó la pregunta, realmente este chico está interesado en conversar con su amiga.

—Con Pitu jamás se sabe, pero sólo te puedo decir una cosa, ella no es rencorosa.

—Pero, necesito hablar con Campanita —se mostró desesperado.

—Podría interceder por ti, pero quiero ser sincera contigo, creo que no te lo mereces como fuiste con ella.

—Lo sé, lo sé, me equivoqué, no pensé que se iba a ir, creí que me reclamaría como siempre. Pero, en serio, yo quiero conversar con Campanita, con ella.

—Hace mérito, porque no te voy a ayudar en eso —se cruzó de brazos negándose a toda posibilidad.

—¿Cómo hago mérito? —se mostró verdaderamente interesado.

—No sé, eso es problema tuyo, ah, y gracias por haberme ayudado con el asunto del libro.

Salieron de la biblioteca encontrándose con Facho.

—Y¿mi hermanita? —preguntó Facho buscándola.

—¿Hermanita? —fingió Romi no saber a qué se refería.

—Mi hermanita, Pitu.

—¿Se conocen, ustedes? —y miró Santiago algo desconcertado a ambos.

—Claro, ella es la mejor amiga de mi hermanita, me fueron a ver bailar, ¿no te acuerdas?

Ahí reparó Santiago que su extraña curiosidad estaba provocando no ver ni recordar a otras personas a excepción de Campanita.

—Cierto —afirmó ella recordando ese día—, nos debimos haber visto ese día, sólo que no sabía quién eras tú.

—Y ¿en qué están?

—Ella vino a buscar un libro que está aquí, y yo la estaba ayudando porque su primo está en clases.

—¿Su primo?

—Vlad es mi primo, ¿lo conoces?

—¿Vlad?, claro que lo conozco —sonrió Facho divertido por el alcance—, asique él es tu primo, entonces, ¿se podría decir que conoce a mi hermanita?

—Sí, nosotras somos amigas desde el colegio.

—Entonces, se conocen hace mucho tiempo —acertó Facho mirando a Santiago seriamente.

—Algo así, es que nosotras en ese entonces no íbamos en el mismo curso, pero conocíamos personas en común, y después con el tiempo nos hicimos grandes amigas.

—Interesante —dijo Facho comprendiendo—, y ¿dónde está ahora mi hermanita?