¿quién eres? - Observación

Capítulo 29.

Ellos habían escuchado a Santiago sobre lo que había sucedido ese día, por lo que sabían que expulsada no era la palabra, aunque Romi parecía estar muy segura en sus dichos más que solo estar defendiendo a Pitu.

 

—¿Nos tranquilizamos? —trató Gael de bajar la voz de la discusión.

—¡Es que tu amigo no puede decir que fue un malentendido!, yo sé que la expulsó, hay un documento donde dice eso y está firmado por los encargados universitarios del voluntariado… ¡ahí aparece la firma de Santiago!, asique no me sigan diciendo esa mentira que él no la expulsó del voluntariado.

 

Los chicos quedaron impactados, pues no sabían nada de ese documento.

 

—A nosotros nos dijo…

—¡Les mintió!, ¡yo vi esa carta de expulsión!

 

Facho se levantó de golpe para llamar a su amigo, Gael fue detrás.

 

—¿Estás segura, Romi?

—Completamente, yo lo leí —comenzó a sollozar—, quizás no fue tan buena idea que Pitu venga hoy.

—No, no, no, ellos dijeron que no comentarían nada sobre ese día.

—La llamaré mejor, espero que no haya salido aún —comenzó a buscar el número en su teléfono.

 

Mientras Romi trataba de ubicar a Pitu, los chicos llamaban por vídeo llamada a Santiago cerca de la terraza del lugar.

 

—Si es cierto, ¡lo voy a golpear tan duro que se va a arrepentir de habernos mentido con algo así!

—No responde… llamaré a Teo —dijo Gael—, tú cálmate un poco, porque ella viene en camino y no creo que quiera recordar nada de ese día.

 

Aunque Pitu se decidiera a cambiar, seguían existiendo muchos aspectos en ella que seguían intactos, tal como dejar en silencio su teléfono, por lo que no se dio por enterada que su amiga la estaba ubicando con urgencia.

 

Cuando estaba por llegar a la cafetería, la embargó una sensación extraña, y decidió ignorarla, de pronto, alguien la divisó desde lejos.

 

—¡Pitu! —exclamó Vlad quien casi no la reconoció—, ¿eres tú?

—Sí —se contuvo ella a bromear—, ¡hola!, ¿cómo has estado?

—Bien, pero que alegría…

—¡Llegaste, Pitu! —se escuchó a Romi gritar atrás de él—, ¡Pitu!... —y le susurró cuando pasó al lado de su primo para ir a saludarla—, sé amable con ella.

Pitu ingresó al interior de la cafetería y se encontró con los chicos que se la quedaron mirando muy confundidos.

 

—Creo que no estoy comprendiendo —dijo ella pausadamente—, ¿qué hacen aquí ellos?

—Gael es compañero mío en la UESTA —comentó Vlad.

—Pero que pequeño es el mundo, entonces ¿tu contacto era Vlad?

—Sí, pero no sabía que iba en la UESTA…

—Jamás me prestó atención mi prima —simuló sentirse ofendido.

—No quiero volver a mencionar la dinámica de tus temas favoritos en las conversaciones, Vlad —bromeó Romi.

—Bueno, ustedes seguramente hablarán de eso nuevamente en otra oportunidad, mientras tanto, iré a pedir algo.

—¿Te sientes bien? —y le tocó Vlad la frente a Pitu pensando que estaba enferma o algo—, ¡qué!, ¡no necesitas golpearme, Romi!

—Ven, Pitu —y la ayudó a caminar, pues aún estaba con su pie accidentado.

—Gracias —sonrió a su amiga—, antes de ir por algo, creo sería prudente saludar a los chicos.

 

Se detuvo frente a ellos y sonrió.

 

—¡Hola!, ¿cómo han estado?

 

Gael no sabía qué decir, se sentía confuso al verla tan cambiada, en tanto, Facho enmudeció.




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