¿quién eres? - Observación

Capítulo 39.

Se sentó Pitu en el suelo del patio trasero en un rincón con el fin de reprogramar sus alarmas, al menos para que fueran más continuas, pero luego se arrepintió y solo dejó tal cual como las tenía antes.

 

Algo tenía que hacer para olvidarse del tema de haber sido asesinada socialmente, y considerando en que nadie la invitaría o aceptaría bailar con ella por el estigma de ser la hermanita de Facho, pensó en qué podría hacer en ese tiempo, el detalle era que conociéndose sabía que no saldría algo muy bueno, porque se rebelaría ante las limitaciones, era tan predecible para sí misma, lo peor era que lo haría a sabiendas que no debería, estaba como para caso clínico, salvo que ahora era una nueva Pitu la salvaría de su esperada conducta, y fue así que se puso a jugar en su teléfono móvil.

 

—Te hacía pensando en una nueva travesura como desquite —apareció Lisy junto a Romi.

—Soy la nueva Pitu, ¿recuerdas? —no despegó su mirada en el juego.

—¿En serio?, a estas alturas te hubieras rebelado, pensé que te conocía —dijo Romi.

—Te dije, soy la nueva Pitu —y le mostró la pantalla de su teléfono.

—Sí, nueva Pitu, supongo que te diste cuenta de que te quedaste con un quince por ciento de batería.

—¡Rayos! —se golpeó la frente con su mano.

—Sí, ¡rayos!, ¿en serio no piensas rebelarte?

—No la tientes, Romi —le advirtió Lisy.

—Y, ¿qué propones ahora que casi no tengo batería en mi teléfono?

—Puedes beber…

—¡No le des ideas así, Romi!

—No creo que sea buena idea, ya sabes qué sucede después conmigo.

—Duda, ¡perfecto! —celebró Lisy la evolución de Pitu.

—Además, no tengo pensado emborracharme, ¿bien?

—¡Vamos, Lisy!, se supone que vinimos a una fiesta, y tienes a Pitu pensando cómo conseguirse un cargador para seguir jugando…

—¡Wow!, ¡sí que conoces a la nueva Pitu! —la miró sorprendida—, te prometo que solo lo estaba considerando, Lisy.

—La fiesta así, parece poco divertida, no es que hubiera querido que me acosen los chicos, pero conversar con alguno, por último.

—Y eso que tú eres la prima, yo soy una hermanita de alguien.

—Inventemos un juego —propuso Lisy mirando hacia la fiesta.

 

Romi junto a Pitu se miraron sorprendidas, de la que menos que se lo hubieran pensado era de Lisy.

 

—¿Qué juego?

—No sé, Romi.

—Tiene que ser en uno que al menos ganemos —indicó Lisy.

—¡Comer pizza!

—No, no, no, estoy fuera de training, olvida las pizzas, Romi.

—Le ganarías a mi primo.

—Tu primo ni sus amigos competirían conmigo después de saber la historia.

—Tengo una idea malévola que ronda mi cabeza —confesó Romi sonriendo divertida.

—Esto es peor que los desafíos de Pitu.

—¡Hey! —reclamó la aludida.

—Les va a gustar y en caso contrario, tómenlo como un pequeño ajuste de cuentas.

—No, esto me huele mal.

—No has escuchado la idea completa, Lisy —dijo Romi entusiasmada.

—Deja que hable Romi.

—Gracias, querida Pitu. ¿Se acuerdan de ese juego que ahora no recuerdo cómo se llama, pero la idea es que ponemos varios vasos en el extremo superior de la mesa y la persona lanza una pelota que debe hacer un rebote en la mesa y caer directamente dentro del vaso?

—Ah, sí, yo sé cuál es ese juego al que se refiere Romi, ¡es el Beer Pong!

—Me voy a arrepentir en preguntar —aseguró Lisy temerosa—, ¿cuál sería el supuesto ajuste de cuentas?

—Será con prendas —levantó una ceja como si quiera mostrarse desafiante.

—Tu primo no te va a dejar, olvídalo, Romi.




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