¿quién es él Culpable?

PROLOGO

Prologo

 

Le doy una última capa de rímel a mis pestañas y le sonrió a mi reflejo en el espejo, amaba verme bien.

—¿Orgullosa por no terminar besando el suelo? — Pregunta mi hermano —Sabes algo Nina, tú naciste con síndrome de bambi — se burla.

— Mamá — comienzo a gritar por toda la casa — Bill no se te cayó de pequeño o de plano, nació así.

Cuando terminó de hablar mi hermano se abalanza sobre mí y me jala de las orejas, grito por el dolor y comienzo a rasguñarle los brazos con mis uñas, él aprieta más su agarre y empezamos una lucha mientras nuestros gritos en coro de dolor se hacen presentes.

— ¡Quietos… cálmense en este instante o ninguno de los dos sale de esta casa! ¡Y no me importa un nada su dichosa fiesta! — exclama la voz de mi madre — al carajo con ustedes, cuantos años creen que tienen — continúa — están lo suficientemente grande para que se comporten.

— No mamá - respondemos en coro.

— ¡Dios! Solo te pedí una cosa, hijos normales, era muy difícil — dice con dramatismo mientras alza su mira al techo y estira los brazos — pienso que solo quedaban ustedes dos, no habiendo más me toco quedarme con ustedes.

Mi hermano y yo la miramos con la mejor cara de indignados que tenemos, la verdad es que ambos sabemos que está bromeando con nosotros, siempre lo hace. Para ambos mamá era nuestra heroína, lucho cada día para sacarnos adelante desde que papá murió, se enfrentó al mundo sola con dos bebés de dos y un año respectivamente, mi mamá quedo embarazada de mí cuando mi hermano tenía un poco más de tres meses; a veces creo que no dejó pasar la cuarentena, nunca lo digo en voz alta soy muy joven para morir. A pesar de que trabaja como una loca, siempre tuvo tiempo para nosotros.

— Pero quiten esa cara, niños — dice cuando se acerca a nosotros y nos da palmaditas en los cachetes a ambos – me he acostumbrado a ustedes — suelta una carcajada — además que con veintitrés y veintidós años es muy difícil devolverlos, sin mencionar que ya les invertí dinero.

— Eres cruel mamá — replica Bill mientras la abraza — Pero Nina si te salió tonta.

— Cállate — le contesto riendo, amo a mi hermano — el idiota eres tú — mama abre la boca, pero la callamos cuando hablamos al tiempo.

— Te amo mamá — ella sonríe

— Como sea... los quiero aquí sanos y salvo, confió en ustedes, Bill cuida a tu hermana.

Le damos un último abrazo y salimos rumbo a nuestra fiesta, lo que mamá no sabe es que es un antro donde alquilamos una parte de este para reunirnos. Cuando llegamos al lugar, nos juntamos con todos nuestros amigos y empezamos la noche, me fui directamente con mi mejor amiga a bailar, hoy he decidido pasarla bien, cuando la frecuencia de los tragos va aumentando, no los rechazo como siempre, los acepte y aunque mi hermano intento que no tomara tanto le advertí que era hoy nada más, total una vez al año no hace daño. Después de dos horas ya me sentía en otro mundo, una hora después el mundo desaparece.

Sentía que mi cabeza había sido aplastada por un tráiler, una fuerte luz atormentaba mi sueño.

Me gire, pero no pude tenía compañía en la cama, con un esfuerzo muy grande por mi estado actual de reseca pude quitarme el peso de encima, el cual deduje como el brazo de mi hermano, ya que vi el nombre de mi mamá y el mío tatuado en su muñeca; pero aún sentía otro peso alce mi vista y me encontré con la cabeza de mi mejor amiga apoyada en mi estómago, saliendo en medio de los dos cuerpos pude sentarme y percatarme que estamos vestidos tal cual como la noche anterior hasta traíamos puesto los zapatos , el sonido de la puerta abriéndose nunca me pareció tan desagradable como ahora.

— Oh... no imagine encontrar alguno despierto ¿Cómo te sientes hija? —- La voz de mi mamá.

— Como la mierda — le respondo tirándome en la cama cayendo encima de mi hermano.

— Literalmente te ves como la mierda, hija, se ven como la mierda, niños – dijo señalando a mis compañeros de cama.

— Dejen dormir, maldición — la voz gruesa de mi hermano rebota mientras me abrazaba y escondía su cara en mi cuello por la luz, en cambio, mi amiga parecía muerta, su estado de inconsciencia era profunda.

— Cómo llegamos acá mamá, no recuerdo mucho — más bien nada.

— Pues es la una de la tarde y exactamente a las cinco y treinta de la mañana los encontré tratando de entrar a la casa. Así que como la buena madre que soy los ayude, pero como todos estaban muy ebrios y ya saben que estoy un poco vieja — lo cual es mentira solo tiene cuarenta y tres años — los traje a tu habitación era la más cercana.

— Ah... — respondo con duda.

— No recuerdas nada mi niña.

— No mamá... — pienso un rato, pero nada llega a mi cabeza, solo un reflejo mío entrando a la discoteca con mi hermano del resto nada llega a mi mente, por más que trate nada llegó — Es... es como... son como horas muertas.

Mamá se acerca a nosotros y nos quita los zapatos, me acurruco más en los brazos de mi hermano, el sueño ha vuelto a mí, creo que dormiré por días.

— Lilian parece muerta — murmuró señalando a mi amiga — ahora duerman, el castigo que les espera es largo, niños — sonríe con malicia —Pueden estar todo lo grande que quieran, pero viven en mi casa y los mantengo.



#2488 en Novela romántica
#784 en Chick lit

En el texto hay: humor, romance, amor

Editado: 14.11.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.