Capítulo 5
Camino en medio de la masa de gente sudada y embriagada en busca de una bebida, quería llegar a la barra, lo que se me dificulta, tenía sed, necesitaba algo frío.
—¡Por fin! — exclamo al poder acomodar mi cuerpo en medio de la gente que tiene el mismo objetivo que yo.
—¿Qué le ofrezco? — pregunta un muy malhumorado barman, supongo que estará también abrumado por este ambiente.
—Dame una soda, un limón, azúcar y un poco de vodka — mi pedido le hace un poco de gracia, pero qué más podía pedir una niña buena como yo.
—Enseguida — contesta con una sonrisa, al menos le alegré el día.
—Una niña buena en estos sitios — escuchó una voz a mi espalda — Sin embargo, debo de admitir que ese vestido me da otra impresión.
Esa voz es totalmente desconocida para mí, por esa razón no entiendo por qué siento un leve calambre en toda mi espalda, nunca había sentido algo así, lentamente me giro para ver al impertinente que me llena de curiosidad.
—¿Qué ha dicho?
Despierto de mi sueño con el corazón latiendo a mil, pero más que un sueño tengo la certeza que es un recuerdo, ¡maldición! ¿Por qué me desperté?, no entiendo por qué no puedo seguir el sueño, llevó exactamente tres días soñando lo mismo, parece disco rayado que no avanza y por más que sueñe lo mismo, nunca alcanzó a ver su rostro, frustrada me arropo otra vez e intento volver a dormir.
Sensaciones, sensaciones es todo lo que soy, mis ojos se cierran con fuerza, lo que siento es casi de no creer, parece que estuviera flotando y cayera en medio de esponjosos algodones.
—Hermosa — aquella voz retumba en mis oídos y sonrío de la manera más sincera.
Abrazo al dueño de esa voz, abrí mis ojos y un techo blanco es lo que ven mis ojos, siento un peso extrañamente no incómodo sobre mí, vuelvo a cerrar los ojos, y al intentar abrirlos todo se vuelve sombra, y una fuerte cortina de humo ante mis ojos y aparece la sombra de un cuerpo moviéndose.
—Vamos — aquella voz vuelve a aparecer y hace eco en mi cabeza.
Simplemente, todo se va nuevamente y lo único que queda en mi cabeza es un dibujo, una espalda con unas alas dibujadas, un tatuaje.
Término de contar mi último sueño a mi amiga, nos encontrábamos en una cafetería, hoy en la mañana me levanté agitada por ese sueño, necesitaba contarlo.
—¿Nada más? — niego — por lo menos ahora tenemos una camisa negra, un tatuaje. ¡Que tomaste esa noche!
—No entiendo por qué no puedo ver su rostro — suspiro — en ninguno de mis sueños puedo hacerlo, lo único que tengo grabado en mi mente es el tatuaje.
—Ya sabemos que efectivamente quisiste enredarte con el culpable, quien te ve tan seria — ríe — me saliste tremenda Nina, espérame aquí.
—¿A dónde vas loca? — le contestó con fingido enojo.
—Por somníferos y leche tibia — la miro con burla — voy a ponerte a dormir para que sigas soñando y salgamos de este misterio, amiga — se echa a reír.
— Uy no, qué haré con la comediante — la fulmino con la mirada — esto es serio, Lilian.
—Lo sé, solo era un pequeño chiste — agarra mi mano —pero hablando en serio me tranquiliza saber que todo esto no fue provocado por un acto en contra de tu voluntad — me sonríe de manera triste.
Levanto mi cuerpo pesado de la silla, con un ánimo más ameno le estiro mi mano para que ella también haga lo mismo, mientras que aparece el susodicho hay cosas que se deben ir solucionando, como para generar ingresos para mi casa.
—Bueno, ahora a buscar trabajo — a coro bufamos y volteados los ojos en coordinación — ojalá no sea difícil teniendo en cuenta mi situación — realmente estoy preocupada por ese aspecto, puesto que de buenas intenciones está lleno el mundo, pero no se gana nada si no se lucha, trato de darme moral, sacudo mi ropa en señal de que todo lo malo se irá.
Cinco días después estoy que tiro la toalla,solo escuchan que estoy embarazada y ya no les sirvo.
—Esta es la penúltima dirección — digo con cansancio — espero que se nos dé porque de verdad estoy cansada de escuchar “no”, sabía que iba a ser difícil, pero no creí que tanto — Lilian asiente.
—Ojalá, porque después de esta solo quedan las casas de rico, pero si toca, toca.
Realmente no hemos tenido suerte, siempre encuentran algo para decirnos que no estamos aptas para el trabajo, la experiencia, el estudio o mi embarazo. Aun así, algo sucede, esperó que esta si sea una oportunidad.
Entramos a la agencia de eventos y fotografía con recelo. Nos acercamos a la recepcionista y con la sonrisa más amable le hablo.
—Buenas, ¿Qué tal?, tenemos una entrevista de trabajo — nos pregunta nuestros nombres y busca en el ordenador.
— O si claro, el señor las está esperando.
Muy amablemente la señora nos indica donde tenemos que ir, más nerviosas que nunca encaminamos a nuestra entrevista número mil según mis cuentas.