Capítulo 14
Hace doce días sé muy claramente quién es el otro implicado en esto de que yo esté embarazada, aún sigo un poco en el limbo, sin poder creer todo lo que paso esa noche.
Aceptar que Derek es el papá resulto ser más fácil de lo que pensé, me basto con analizar mi situación desde le principio para darme cuenta de que no es tan grave. Ya me encontraba embarazadísima, eso es un hecho que no tiene reversa. Lo malo era que no tenía ni idea de quién estaba embarazada, ya eso también lo resolví, y padre era Derek, está bien lo es. Al menos puedo tratarme de hacerme pensar que lo conocí antes. Digo los momentos que hemos pasado juntos, cuenta cómo historia, eso es lo que les diré a mis hijos.
—Pasa al maldito teléfono Nina — gruño Cristian — son las ocho de la mañana y ya comenzaron.
Torcí los ojos, estaba hasta la madre de aquellas llamadas, cada día era lo mismo. Yo no estoy esperando ni anhelado que ame a sis hijos, pero si un poco de respeto a los bebés.
—No quiero, mis hijos no son una transacción de dinero — mi voz sonaba histérica.
No había obtenido comunicación directa con Derek desde el día en la discoteca, la primera vez que recibí aquella llamada por poco me desmayo, eran sus abogados creando reglas, definiendo la cantidad de dinero que yo iba a recibir mensual de manutención y dejar estipulado que vida iban a llevar los bebés. Me niego a que no le dé una oportunidad a sus hijos, y que los convierta fácilmente en una obligación más al mes.
—Debes de contestar el teléfono, solo son abogados que siguen órdenes, además es para acomodar el futuro… ¡Nina por Dios! — Claro que me ha quedado claro, el hombre ha decidido ser un padre financieramente responsable y lo demás que sus hijos necesitan.
—Lo entiendo… pero aún no han nacido, y él ya quiere estipular visitas cada seis meses, ¡maldita sea! Ni siquiera es él, manda gente.
Puedo leer la compasión en sus ojos, y aunque sé que intenta ser un buen amigo entre dos partes, no me hace sentir mejor.
Obviamente, tengo claro que Derek no iba a saltar de alegría por dos hijos de sopetón, y menos con alguien que apenas conoce, pero al menos hubiese esperado un poco de empatía, me enoja que para él sea tan fácil, solo doy dinero y mi vida no cambia, en cambio, yo, mi vida si va a hacer otra totalmente.
De verdad quiero un padre para ellos y no uno de papel, y si las cosas siguen así no vamos a tener una relación sana como padres de los mellizos. Sigo el resto del día cumpliendo con mis labores en la empresa. Pero no dejaba de preocuparme hasta qué punto se convertiría mi embarazo en una olla de presión.
—¿Aún no te has ido? — escuché que Lilian me hablaba.
—¿A dónde? — tuerce los ojos.
—La cita, hoy tienes control — me mira con obviedad — recuerda que es hoy, habíamos quedado que ibas sola porque no te puedo acompañar, tengo que cumplir con las benditas fotos… Cristian me está enloqueciendo.
—Ahora eres la estrella de la agencia — dije burlándome de ella — lo estás haciendo de maravilla, le digo cuando noto que me miro con reproche — tienes muchas marcas tras tuyo y eso tiene al jefe saltando en un pie.
—No sé si lo prefiero extasiado por los contratos o estresado por problemas, de todos modos es un grano en el culo — reí era cierto — ahora ponte en marcha, tienes que ver cómo están mis sobrinos.
Entrar ahora a la clínica me causa sensaciones extrañas, tal vez un sin sabor, con la nueva novedad no estaba segura de que si debía seguir yendo con mi doctor bombón; Sentada y contando los minutos esperé mi turno.
—Nina Cranston.
Al igual que muchas veces anteriores tengo ganas de salir corriendo, y la idea de cambiar de médico me estaba tentado de una manera asombrosa. Me sudaban las manos, era la primera vez que iba a ver a Octavio sabiendo que su hermano es el papá de los bebés, sentía que me estaba ahogando, con la calma que no tengo me dirijo al consultorio.
Al estar ahí la atmósfera cambió — Hola — dije sin más no sabía cómo dirigirme a él en las condiciones actuales, él me miró e hizo un gesto para que me sentara, así lo hice.
—¿Cómo te has sentido Nina? — comenzó de manera profesional.
—Bien — tuve que hacer un gesto para escuchar mi propia voz.
—¿Molestias?
—No, la verdad se portan bien conmigo estos bebés —aunque intentó sonreír sé que es una mueca la que se forma en mi cara.
La siguiente media hora fue lo más normal del mundo, solo se concentró en revisar que el embarazo se estuviera desarrollando bien, al terminar dijo que quería hablar conmigo de algo muy importante, me aterró.
—Desde hoy las citas se van a manejar distinto — me estaba hablando de una manera tan pausada, pareciera que estaba buscando que yo entendiera todo.
—¿pasa algo? – pregunté.
—No tranquila todo está perfecto — suspira — digamos que la manera de llevar tu proceso de gestación va a hacer distinto que al de ahora — antes que pudiera decir algo continuo — No vas a tener que hacer citas, ni pagar, ya todo lo respecto con el desarrollo del embarazo está totalmente contemplado y organizado —. Me quedé mirándolo como si fuera un loco hablando — lo que quiere decir que desde ahora vamos a cubrir todos los gastos — no dije nada —. Todo lo que has cancelado hasta ahora en la clínica va a hacer consignado en una cuenta que estará dispuesta a todo lo relacionado con los bebés.