Capítulo 15
A pesar de que había intentado durante la última semana creer que nada estaba pasando a mi alrededor, los múltiples sermones de mi hermano y la voz de mi conciencia, había descubierto que tenía una, me atormentaba, no quiero ser padre, pero lo voy a ser quiera o no. Y aunque me esté muriendo de pánico, tenía que enfrentarlo, por eso me había convencido de que no podía escapar y que enviarle solo abogados a Nina no era lo correcto.
La brisa que golpeaba mi cara, eran como cachetadas por ser tan cobarde, por considerar que todo lo podía solucionar con papeles y mediadores.
Desde que Octavio tiró las fotos de los bebés en mi cara, se me encogieron los pulmones, estoy respirando con dificultad.
Mire mi reloj, faltaba poco para las seis, según lo que me había dicho Christian a esa hora salía todo los días Nina, un par de segundos después la vi, caminaba enfundada en un abrigo de felpa blanco, unos vaqueros y unas botas parecidas al abrigo, sin poder evitarlo sonreí, parecía un oso de peluche.
Cruzo la calle a un paso rápido — Nina —sus ojos asombrados me miran —Hola.
—¿Hola? — su voz delataba que no intentaba ocultar la sorpresa de verme frente a ella.
—Tenemos que hablar — le digo con cautela.
—A que debo de agradecer ese gesto tan noble tuyo de querer hablar conmigo — aunque me moleste su comentario, no tengo derecho a hacérselo saber.
Podía leer la duda en sus ojos y entendía su poca predisposición a mi petición, la verdad no sabía cómo tratarla, tuve que haber sentido mi súplica porque acepta.
—¿Y tus abogados? — fue lo primero que me dijo cuándo nos sentamos en la mesa de un restaurante —Acaso están retrasados.
Suspire pesadamente —creo que… debemos de hablar los dos solos —le dije con irritación — Es necesario.
—¿Y qué te hizo llegar a tal razonamiento? — Trate de no mostrar mi grado de desesperación e intolerancia.
—Entiendo tu actitud — y de verdad lo hacía — pero debes de tener en cuenta que esto es sorpresivo para mí, no es excusa, lo sé, pero solo te puedo decir que no me hago completamente a la idea.
Suspiró pesadamente y me miró — Pues la que los carga soy yo… no es que para mí esté siendo la vida que tenía planteada, mi vida también se puso en jaque y debo de hacer lo posible por acomodarla a mi actual realidad.
Sus palabras me causan impresión, no había pensado en lo que ella está sintiendo, eso me convertía en un desconsiderado egoísta.
—¿Por qué no atendiste a los abogados? —pregunto.
Me mira como si fuera la pregunta más estúpida que pude haberle hecho — ¿Por qué crees Derek? Es que los bebés no han visto la luz del día —alza las cejas —todo tiene su tiempo Derek, son bebés, dos seres humanos, no pelotitas que nos vamos a turnar para jugar con ellas.
—Eso no es lo que pretendo con los abogados — suspiro — nunca en mi vida me planteé la posibilidad de tener hijos, no quiero tener hijos y todavía no lo quiero tener, aun así, me convertiré en padre. Vienen dos, quiero todo acomodado, soy un tipo grande Nina, no me voy por las ramas y sabemos muy bien que ellos no son deseados y ni mucho menos queridos, así que pretendo que por lo menos tengan una vida decente.
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Trato de que aquellas palabras no lleguen a lo profundo de mi corazón, sabía que los quería, pero lo que acabo de escuchar no es lo que una mujer embarazada necesite oír. Ignoró que no los vaya a intentar querer, él está pensando en cumplir su obligación económica para cubrir sus faltas y yo solo quiero un poco de interés por ellos, son dos vidas, dos pequeños seres que no tienen culpa de llegar a este mundo.
—Derek, creo que esto no va a funcionar, lo tengo claro — le digo con sinceridad — escucha lo que estás diciendo — estoy usando toda mi fuerza de voluntad para no perder los estribos con este idiota —aunque no quieras y no los vayas a querer son tus hijos — resoplo — y si es verdad vienen, pero no fue su decisión, no es justo que solo pretendas ignorarlos justificando todo con dinero.
Me siento indignada y furiosa, muy furiosa, como no puede ver que la peor parte me la voy a llevar yo.
—Son personas, como tú, que tienen tu sangre, no son multas de tránsito, que vas a diferir en cuotas mensuales para que no te frieguen.
Me levanto de la silla y salgo de ese lugar, esto va a ser más complicado de lo imaginado, salgo a la calle en busca de un taxi, una mano me detiene.
—No hemos terminado de hablar.
—Yo si, no voy a hablar de mis hijos con alguien que no los quiere, aunque seas su padre, prefiero tus dichosos abogados, mándamelos cuando quieras — Jalo mi brazo de su agarre y me muevo unos pasos lejos de él – Aléjate.
—Como quieres que sea padre de los hijos, de una mujer, de una niña que no conozco — me reprocha.
Me rio amargamente —pues yo voy a tener los hijos de un tipo que tampoco conozco, que ni siquiera me acuerdo de haberme acostado con él, ¿crees que esto es difícil para ti? Pues te informo que para mí no está siendo una ida a Disneyland, por Dios tengo veintitrés años, deje congelada la universidad, trabajo por ellos, no tengo techo donde meterlos, vivo donde mi mamá y voy a llevar a su casa dos personas más — todo esto se lo digo señalando con mis dedos — tú tienes tu vida resuelta tienes dinero y con eso piensas resolver todo.