¿quién es él Culpable?

Capitulo 21

Capítulo 21






 

Si alguien viniera y me preguntara qué superpoder desearía diría inmediatamente y sin dudarlo poder tener ojos en mi espalda. Y si me preguntan el por qué diría que es muy necesario en cierta situación ta les como la de hoy.

Los necesitaba, me moría por ver quien entraba por esa puerta que estaba tras mío, me estaba muriendo de ansiedad, solo en eso pensaba. 

Añoraba que se abriera la puerta y él entrara, lo más disimulado que pude miré el reloj de mi muñeca, ya llevaba quince minutos en consulta, la verdad era que no le había pedido que me acompañara, y ya había hecho un trabajo mental para interiorizar que él no iba a venir, pero a pesar de eso lo estaba esperando. 

 

—¿Emocionada? — la voz de Octavio me espanta, tuvo que darse cuenta de que no sabía que me había preguntado, haciendo gala de su hermosa sonrisa vuelve a hablar —¿Emocionada por ver a los bebés? 

No puedo más que sonreírle —Porque yo si — continúa —me muero por saber que son, es emocionante saber que la familia crecerá, Derek y yo llevamos mucho tiempo solos, y este panorama inminente con bebés es una luz. 

Definitivamente, estoy halagada por las palabras de Octavio, que los haya aceptado sin problemas y esté dispuesto a amarlos es maravilloso, en realidad todos están emocionados por los bebés, mi madre, mi hermano, Lilian, Christian y su novio, lo agradezco, pero su padre no muestra nada de emoción, aunque sí angustia y preocupación.

Cuando empezamos esta especie de amistad acepté su preocupación con los brazos abiertos,  pero quiero más, mucho más, por  mucho miedo que me de ese sentimiento que está creciendo en mí, quiero todo de Derek. 

—Vamos a ver a mis muchachos.

—Claro que sí… —quisiera haberle respondido mirándolo a los ojos, pero no, estaba mirando la estúpida puerta.

Me acomodo en la camilla, alzo mi blusa dejando mi redonda barriga al descubierto, Octavio pone un papel en mis pantalones y cuando todo  está listo para empezar suelto un suspiro lleno de tristeza, se me estaba haciendo añicos el corazón. 

Me concentro en la pantalla, cuando Octavio empieza al pasar el aparato frío sobre mi estómago  y las imágenes empezaron a salir en la pantalla se me empañan los ojos, con un demonio tengo ganas de llorar. ¡Dios mío quiero que esté aquí! Me siento sola, muy sola.

—¡Desconecta el teléfono Octavio!

Ambos volteamos a ver al dueño de ese grito, estaba agitado y muy elegantemente vestido; tenía un traje de tres piezas negro, camisa y corbata negra. 

Su cabello estaba tan bien peinado que parecía de mentira, se veía más guapo que siempre.

—Me he escapado de la reunión de los nuevos inversionistas — comienza a hablar mientras cierra la puerta con seguro para posteriormente ir al escritorio —He dicho que necesitaba un minuto en el baño —agarró el teléfono y desconecte todos los cables que encontró — A nadie le pareció importante una ecografía para ver a mis hijos, y cabe  recalcar que nadie pareció creer que yo estuviera en la dulce espera, como dice Christian cada cinco minutos, la gente puede ser… Insensible.   

Lo miraba y parecía mentira, boto aire por la boca y caminó hacia mí —Hola.

—Hola… — se acercó más a mí, me dio un casto beso en la frente, se sentó a mi lado y envolvió mi mano izquierda entre la suyas.

—¿En qué estaban?

Octavio continua con lo que estaba haciendo, parece una estupidez, pero estoy nerviosa, siento como si fuera la primera vez que estoy en una ecografía, como si fuera la primera vez que los veo.  De alguna manera siento que esta vez tiene otro significado.

En el monitor se ven las dos manchas que son mis hijos, volteo mi cara y veo a Derek, las facciones de su casa no muestran ningún tipo de emoción, pero sus ojos están pegados al monitor, bueno algo es algo.

Sus manos empiezan a apretar la mía ¡Dios Santo! Ahora si voy  a llorar, empiezo a espabilar muy rápido devolviendo las lágrimas.

—Tengo que hablar algo muy serio contigo Derek —le digo quince minutos después.

 

—Pero no se puede ahora, deje personas muy afanadas esperando, ¿puedes esperar?

—No… 

Voltea los ojos —Si el libro que me has obligado a leer — alza una ceja — no especificará que la mujer es la que lleva  toda la carga, ya te hubiera metido en un carro hacia tu casa.

Volteo los ojos, indignadísima le contesto — Eres un canalla.

—Hay cosas que no cambian.

Pues si seguirá siendo un idiota toda su vida, lo miro con impaciencia —tengo todo el día Derek.

—Al parecer — se queja.

—Vas a  dejar que te espere en un pasillo, sin una silla, ni comida —  pongo mi cuerpo de perfil —  tengo cinco meses de embarazo, que  parecen nueve, son mellizos — abro mi abrigo con mis manos y lo acomodo hacia  atrás como afirmando mis palabras.   

—Es ridículo que creas que se me olvide, uno: que estés embarazada y dos: que son mellizos.

—Y son tuyos… 



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En el texto hay: humor, romance, amor

Editado: 14.11.2022

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