¿quién es él Culpable?

Capitulo 33

Capítulo 33



 

—No le quitan los ojos de encima — el comentario entre dientes de mi hermano a dos enfermeras me deja claro que algo anda malditamente mal, indicando con los ojos que lo siga, inmediatamente después sale disparado de la habitación.

Su paso es tan malditamente rápido que casi estamos corriendo por el pasillo, me estoy empezando a asustar, esto no es normal, al llegar al comando de médicos y enfermeros se detiene bruscamente. 

—¡Llamen a la doctora Meller! ¡La quiero aquí en dos minutos!

Todos se quedan estáticos mirándolo asombrados al escucharlo gritar al igual que yo, mi hermano jamás grita y muchos menos pierde el control como en estos momentos. Lo que confirma mis miedos algo va mal.

 —¡No me escucharon! — mis ojos miran sus manos temblando y su rostro que está pálido, mi hermano ya no tiene el control de sus emociones —¡Ahora! ¡Rápido!

—¿Qué pasa? —estoy aterrado, mi corazón está latiendo tan rápido que no me siento capaz de hablar — ¿Qué pasa? — repito.

Se queda en silencio y no dice nada, llevo a cargo en la parte administrativa de esta clínica el suficiente tiempo para entender la mirada mi hermano. Se parece mucho a la que tiene cuando toca enfrentar problemas con los familiares por problemas de los pacientes. Solo que en esta ocasión mi hermano se ve afectivamente golpeado.

—Dime algo maldita sea… —estoy en el camino de perder completamente la razón.

—Ven acá Derek… —me lleva a una esquina alejada —Inesperadamente el ritmo cardíaco de los bebés ha disminuido — en ese instante yo dejé de respirar —Hay que hacer una cesárea de urgencia.

Mi mente no está procesando eso, en que momento cambio todo, si todo estaba perfecto. El dolor los ojos de Octavio no me ayuda.

—Yo no la puedo hacer… No estoy en condiciones, son mis sobrinos me tiembla hasta la respiración… La única ginecobstetra a la que le confiaría a mis sobrinos es a la doctora Miller — La situación se puede complicar, necesito que estés consciente de eso, al ser urgente.

 

No soy consiente cuando se aleja de mí y camina gritando nuevamente a los empleados ¿De verdad está pasando? ¿Hay peligro en la vida de los bebés? ¿Les puede pasar algo? 

Sacudo mi cabeza rápidamente eso no va a pasar, sin saber el porqué a mi cabeza llega el momento que supe que vendrían al mundo y lo único que quería era que ellos no existieran, y ahora esa posibilidad me desgarra el corazón.

—¡Derek! —una fuerte voz se escucha — ¡¿Por qué lloras?! — parpadeo rápidamente.

Sé muy bien quien me está gritando, pero no la veo, mis ojos no registran nada. Tengo que estar con ella, ignorando  a la persona que me habla muevo mis pies 

—Detente… — Lilian se aferra a mi brazo — ¿qué pasa?

—¡Nada! — la voz de Octavio se escucha — ve a la habitación de Nina ya.

—¿Qué pasa?

—Nada —le vuelve a decir.

—Me mientes Octavio.

—¡Que vayas! — verlo fuera de sus papeles era tan raro que nadie se atrevía a contradecirlo, ni Lilian que podría noquearlo si lo intentara.

Ella lo mira por unos segundos, luego a mí, soltando un gruñido, se va corriendo hacia la habitación de Nina.

—Vamos Derek… te necesito controlado, ella te necesita, así que como si nada estuviera pasando, hay qué decir de la cesárea, la sala de operación está lista, no tenemos tiempo de papeleos, hay que actuar.

Me tomo un par de segundos para respirar, tratando de sacar mi frustración jalo las hebras de mi cabello.

 —Todo va a estar bien.

Nunca en mi vida había pasado algún momento difícil de verdad, en el trascurso de ella hasta hoy.

Tanto tiempo al frente de una clínica tenía claro todo lo que está en juego y cómo puede acabar muchas veces las complicaciones de una paciente, el estar a punto de entrar a su habitación e informar lo que estaba pasando, sentía que moría, daría mi vida por hacerle todo fácil. 

Al verla acostada en la cama agarrada fuertemente de la mano de su amiga, supe que ella intuía algo —¿Que está sucediendo? — tan directa y valiente como siempre —Octavio te escuche gritar, tú nunca gritas.

—No se podrá seguir con el parto natural, tenemos que entrar a cirugía enseguida, el parto no está avanzando,  tú no estás dilatando lo suficiente y el pulso de los bebés está disminuyendo, necesitamos tu autorización verbal para proceder, al no estar casada con mi hermano él no puede decidir.  

—Claro que sí… si eso hay que hacer, lo haremos - mi corazón sabía qué palabras iba a pronunciar.

A la velocidad de la luz la alistan, su fortaleza es la mía, una vez más está demostrando lo que he sabido desde siempre, la valiente es ella.

—Derek… 

Fingiendo una sonrisa de tranquilidad me acerco a ella —Dime mi damisela.

—Los bebés es la prioridad.

—¿Qué dices? — se me detuvo el pulso.



#3222 en Novela romántica
#977 en Chick lit

En el texto hay: humor, romance, amor

Editado: 14.11.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.