¿quién es Emma?

PROLOGO

Link de cancion: https://youtu.be/vGJTaP6anOU --Elvis Presley - Can't Help Falling In Love

 

Una canción que rotundamente odio, pero que cualquiera al escucharla le generaría un sentimiento de tranquilidad y protección. Esa canción sonaba tenuemente en la radio que posaba sobre la tumba de mi madre, nunca conocí el nombre de esa canción, pero sabia expresamente que, si encendía esa radio, en cualquier momento, no importase qué, siempre sonaría.

También, sobre la tumba había flores marchitas, polvo, un poco de moho y hierba seca creciendo a su alrededor. El ambiente se sentía melancólico y la canción empeoraba mi humor.

—Ya van diez y seis años desde que no estas aquí. En realidad, ya no me afecta tu muerte, pero aun necesito saber porque te fuiste sin dejarme una maldita nota explicándome.

La canción seguía reproduciéndose mientras sacaba de mi bolso de mano, un Taurus del 38 especial con calibre corto de cinco cartuchos, un testamento actualizado, y todas las deudas sentimentales pagadas.

Coloco el testamento sobre la lapida y sobre el una piedra. Le quito el seguro al revolver y la levanto con mi mano izquierda para que el peso se equilibre con mi fuerza.

«La probabilidad es más alta este año, quizás si lo logre», pensé mientras sentía como todas las dudas, el remordimiento y la tristeza se dispersaban. Era el mismo sentimiento de satisfacción cada año.

Apreté el gatillo con fuerza, esperando a que la bala impactara mi cráneo. Lastimosamente no paso. No hubo sonido, no hubo lamentos, y no hubo sangre o materia gris expulsada de mi cabeza.

—Sera el próximo año —suspire sorpresivamente un poco alegre. Como si saber que el día de mi muerte ya estaba escrita me animara el día. Realmente estaba mas alegre que otros días, pero igualmente decepcionada.

Apague la radio y la guarde en mi bolso de mano, agarre la piedra que posaba sobre el testamento y que lo había hecho años atrás, y la dejé al lado de la tumba de mi madre. Al testamento le prendí fuego y el revolver lo guardé en mi bolso de mano con el seguro puesto.

—Nos vemos en nuestro próximo cumpleaños, Madre.

Me despedí del aire y caminé hacia el carro que antes de llegar al cementerio, choque con la entrada. El único guardia de seguridad, que custodiaba ese prado llamado cementerio me seguía con la mirada, enojado y con los brazos cruzados, extendió una mano esperando a que le entregara lo de todos los años mientras me acercaba a él.

—Aquí tienes tu cheque, Manolo —saqué una cartera de mi bolso y le entregué un papel valuado en seiscientos dólares. Internamente me reí al ver que el desastre que provoque este año fue peor que el anterior.

Suspiró, al parecer resignado y se guardó el cheque en el bolsillo de su overol.

—Señorita León, aun no entiendo esas ganas de destruir la entrada de un cementerio publico cada vez que lo visita.

—No lo hago a todos los cementerios —inferí con desasosiego —. Este es el único cementerio donde tienen enterrado a mi Madre.

Reviso mi carro que también esta en medio de la entrada del cementerio. Le doy una patada con mis tenis grises  

«definitivamente no puedo subir a ese carro», pensé a  punto de reírme.

—Manolo, llama a alguna empresa que se lleve mi carro a reparación, al parecer se le derramo el aceite. Me voy en taxi.

—Yo diría que es más que un derrame —murmuró viendo con el ceño fruncido el carro—. Si señorita, apenas llegue, le envió la dirección y los costos.

—De acuerdo ¡Nos vemos el próximo año manolo! ¡Sera el ultimo! —grito con emoción agitando mis brazos, me voy del cementerio. Me siento eufórica y lista para escribir una nueva novela.

Este será un gran año, lo presiento.

Después de todo es el último.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.