¿quién es Emma?

Capítulo 1. Nuevo vecindario.

 

Link de canción https://youtu.be/Kp7eSUU9oy8 Childish Gambino - Redbone 

 

Emma

Emma...

—Al menos, esta será la última vez me que mude por golpear a mis vecinos —sonrío satisfecha al acordarme de los vidrios rotos y las expresiones de la familia López después de haber hecho trisas sus casas con mi bate de Beisbol y las pelotas de goma comprimida que compre en el super. Inmediatamente salí en el carro después de golpear en las bolas al pervertido de Aaron quien iba a mi casa a cotillear conmigo aun así teniendo hijo.

—Señora Emma, este es el cuarto año — espeta con obvia desaprobación mi asistente Travis, quien he vuelto a contratar después de haberlo despedido ayer en la noche.

No aguanto las ganas de reír y Travis comienza a ablandarse, después de todo es la cuarta vez que lo despido y lo vuelvo a contratar.

—¿Qué te despido o que me mudo de casa? —le pregunte mientras abría un paquete de papas.

Obviando la respuesta, suspiró y giró a la derecha con brusquedad la camioneta provocando que me salieran algunas papas fritas del empaque.

El Siseó al ver que su nueva camioneta, la cual había comprado con la prima que le otorgue después de haberlo despedido, se había ensuciado. Claramente mantenía viendo la camioneta en blogs y en compraventas mientras estaba en horas de labor, así que no tuve de otra que darle el suficiente dinero para que se la comprara.

—Ups, después la limpias. Es tu culpa por girar sin avisar.

Realmente es imposible que diga más de diez palabras al día.

—Hemos llegado Señora Emma —anuncia mientras se desabrocha el cinturón y sale del carro.

Salgo inmediatamente y respiro el aire cálido de una buena residencia. Espero que los vecinos de esta zona no sean chismosos como todos los anteriores a los que les quebré las ventanas.

—Wow Travis. Esta vez realmente te esforzaste en elegir una buena casa —chiflo ante la belleza que ahora está a mi nombre.

—Es una lástima que se mude el próximo año, tal como acostumbra. Tengo que mandarla a alguna isla desolada para que no tenga que desperdiciar comprando casas cada año.

Ahora si Travis me está asustando, nunca lo había escuchado decir una frase tan larga en mi vida. Suelto una carcajada intentando apaciguar su enojo mientras procedo a bajar mi maleta de la camioneta.

—Vamos Travis, inauguremos esta futura casa para niños sin hogar.

El me sigue fielmente mientras me abre la puerta tal como algún mayordomo de mis tantas novelas.

Entro a la espaciosa casa que claramente es más grande de lo que se ve afuera. De un solo piso, pero disponía de tres habitaciones y dos de ellas con baño. La sala estaba amoblada con sofás largos y un gran tapete color beige que hasta podrías tomar una gran siesta sin ninguna incomodidad. Un patio casi del tamaño de la casa se veía atravesando la sala, solo la separaba una pared de cristal. Con marcos blancos. Al ver la cocina sentí un gran pesar de ver lo grande que era, Travis y yo sabíamos que como en las anteriores casas nunca usaría esa cocina si no fuera por fuerza extrema.

—Eh... rayos —carraspeo—. Digo, que bonita cocina ja, ja, ja hasta me dan ganas de fritar un huevo en esa reluciente estufa.

Diablos, Travis, di algo maldición.

—No se preocupe Señora Emma. Usted y yo sabemos que nunca usara esta cocina —me mira con indiferencia y pasea por la cocina deslizando su mano sobre el mesón que parece de mármol—. A partir de mañana comenzaran a llegar los domicilios de sus comidas, así que no se preocupe por el alimento. Además, necesito enseñarle esto.

Camina hacia una de las habitaciones que no me molesté en entrar anteriormente. Presiona una de las tabletas de la pared de la habitación e inmediatamente comienza a desplegarse haciendo asi que la habitación terminara conformando parte de la sala. Realmente me fascinó esta casa.

—Sé lo mucho que detesta estar en lugares cerrados por tanto tiempo, por eso mismo pedí que construyeran este muro de esta forma. No tiene que preocuparse si llega a tener invitados y se filtre el sonido, estas paredes pueden parecer delgadas, pero son aprueba de sonido.

Sonrío y me doy palmaditas en la espalda por conseguir un secretario tan capaz. Me mira incrédulo, pero al estar tan acostumbrado a mis rarezas no me dice nada.

—Casi se te acaban las palabras. Uff no sigas así, o más tarde no tendrás nada que decir.

Su mirada asesina me observa, me entrega las llaves de la casa y camina hacia la entrada de la casa.

—Debes estar cansada. Volveré el martes para comenzar a platicar sobre el nuevo proyecto que tiene en mente para este año.

Asiento con la cabeza mientras ladeo una sonrisa de satisfacción. Él se marcha e inmediatamente mi ánimo baja. Camino hacia el sofá y me dejo caer sobre él.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.