Pasaron dos semanas de haber recibido la confesión de Taehyung, el señor Choi había cumplido su palabra y se encontraba asistiendo a la universidad con normalidad, además de estar trabajando con su mejor amigo en la cafetería, todo iba bien. Había tenido cero encuentros con Park Jimin en la universidad y con Taehyung se habían acercado de una manera romántica, que empezaba a darle una sensación de tranquilidad.
Era como si hubiesen nacido para estar juntos, dormían juntos ocasionalmente, debido a que por decisión propia se estaba quedando donde Namjoon, cuando visitaba a su amigo hacían pijamada, veían películas de miedo mientras el castaño se aferraba al cuerpo de Jungkook, todo avanzo un poco un viernes en la noche, donde habían decidido hacer un maratón de películas de romance y Taehyung en un momento de silencio, se quedó mirando a su mejor amigo y acerco su rostro de manera lenta, Jungkook no supo cómo reaccionar, hasta que sintió los cálidos labios del castaño y fue solo eso, que los envolvió en una burbuja de timidez y cada vez que se miraban sonreían tontamente, acciones que no pasaban por alto en su pequeño grupo de amigos, que había regresado a ser de 5. No estaba seguro de si lo que sentía por su amigo era amor, pero cada vez que veía la sonrisa del castaño, sentía una calma en su pecho inexplicable, sentía que su corazón saldría de su pecho al sentir el tacto de sus manos unidas, no supo en qué momento la situación había cambiado tanto.
Incluso habían cenado en casa del señor Choi. Una cena agradable, solo ellos tres, ya que aquel anciano no tenía familia aparte de su hermano menor. Nunca se casó y no tuvo hijos propios. Era algo que hacía sentir lamentable al anciano y Jungkook había prometido no dejarle solo, porque la soledad podía ser una mala compañía.
Se encontraba en la cafetería, observando como su amigo limpiaba las mesas de manera rápida, sus cabellos castaños se movían de manera delicada y se veía demasiado guapo en su uniforme. Sonreía de manera inconsciente, como si estuviera viendo lo más hermoso del mundo.
- Vas a ojear a Taehyung.
Sara; su compañera, quien se encargaba de la preparación de los postres lo miraba con una sonrisa burlona.
- No sé de qué hablas —dije desviando la mirada hacia la pantalla frente a mí.
- No nací ayer Kook —la rubia soltó una fuerte carcajada.
Taehyung quien se encontraba limpiando las mesas, se detuvo al escuchar la risa de Sara, no entendía cómo podía reírse tan fuerte aquella rubia de cuerpo pequeño y delgado. Cuando su amigo empezó a acercarse a él, se sintió tímido, sentía su corazón detenerse con cada paso que daba el castaño hacia él.
¿Cómo se respira?
- ¿De nuevo molestando a Kook, Sara? —pregunto dejando el trapo rojo en la barra.
- No, yo solo me divertía por la intensa mirada que tenía Kook en ti —levanto los hombros.
¡Maldita! ¿Cómo se atreve a delatarme así?
- No le hagas caso Tae —dije riéndome nervioso.
- Si tú lo dices, iré un momento a lavarme las manos —el castaño entro al área del personal.
En ese momento su corazón empezó a palpitar con normalidad, sentía que no podía estar cerca de su amigo como lo hacía antes, era algo que empezaba a molestarle.
- ¿Aun no le das una respuesta?
- No —dije suspirando— Todo está muy confuso, me siento demasiado nervioso cuando Tae está cerca de mí y olvido como hablar, no entiendo desde cuando todo cambio de esta manera. No sé qué respuesta debería darle.
- Entonces no estás seguro de tus sentimientos por Taehyung —la rubia se cruzó de brazos— No hay duda de que te gusta, pero deberías ser claro con él, puede que actué normal delante de ti, pero por dentro es un caos total. Piensa bien las cosas Kook, no lo tengas esperando más, después de todo ha estado enamorado de ti desde hace años.
- Lo sé, lo que menos deseo es que Tae se sienta triste por mi culpa de nuevo.
- Bien —la rubia sonrió— Se la decisión que tomes, todo va a estar bien, no olvides eso ¿bueno?
- Gracias Sara.
* * *
El regreso a casa fue totalmente tranquilo, había decidido tomar la mano de Tae por iniciativa propia, sentía mi corazón palpitar rápidamente y el miedo de que me sudaran demasiado las manos se apoderaron de mí. Habíamos quedado de ir con los chicos a casa de Namjoon hyung, era sábado por la noche, por lo que no era mala idea.
- ¿Todo bien, Kookie? —la suave voz de Taehyung lo saco de sus pensamientos.
- Si ¿Por qué?
- Has estado demasiado callado ¿Te sientes incomodo? No tienes que tomar mi mano —dijo tratando de soltar mi mano.
- No
La reacción de Jungkook fue sostener con más fuerza la mano del castaño, no planeaba soltar su mano, a pesar de estar sudando. Las mejillas de Taehyung se tornaron rosadas por la acción del pelinegro, sin duda una acción que lo llevaba al cielo.
- Bien —respondió con una sonrisa.
- Tae —llamo al castaño— Yo… quiero pedirte disculpas, te he hecho esperar por una respuesta y tú, entre todas las personas, no mereces eso.