Era como si el tiempo se hubiese detenido, su rutina diaria constaba en ir al trabajo y quedarse en el hospital, como si todo lo demás se hubiese pausado y solo pudiese rezar para que, al llegar a aquella habitación del hospital, Taehyung tuviera mejor semblante, pero eso no sucedía, porque, al contrario, cada día tenía peor aspecto.
Los tratamientos no están funcionando, su cuerpo está rechazando todo.
No era tan fuerte como pensaba, creía que iba a poder ser fuerte por él y por Tae, poder soportar el trabajo, pero su desconcentración se hacía presente en todo, cometía demasiados errores y su jefe ya había mencionado despedirlo en dos ocasiones.
- Deja el trabajo y solo concéntrate en la universidad e ir a visitar a Taehyung.
El abuelo menciono aquello hace dos días, no podía permitirse vivir de a gratis, pero aquella idea le había sonado demasiado bien. Los fines de semana eran silenciosos, como si se encontrara en mute, Taehyung permanecía sedado la mayoría del tiempo, debido a los dolores constantes y Jungkook sostenía su mano todo el tiempo. Tampoco habían podido llevar a cabo el plan de juntar a sus hyungs de nuevo y veía eso difícil, su grupo de amigos se había distanciado nuevamente, venían de visita días diferentes y era difícil encontrarse, ni siquiera en los pasillos del hospital.
Constantemente pensaba en un mundo sin el pelirrojo ¿Cómo iba a vivir todos los días sin poder verlo o tocarlo? Era imposible, los pensamientos eran más constantes con el deterioro de Taehyung, como si no hubiesen tenido tiempo para nada.
De esa manera transcurrió un mes.
Había perdido el apetito en un mes, no había dibujado nada para el concurso de la universidad y es que a su mente no llegaba ni una sola buena idea. Cursar el último semestre de la universidad era poco probable, estaba perdiendo a Taehyung, luego de solo un mes de estar internado.
Actualmente iba de camino al hospital, era viernes por la mañana, no había tenido ánimos para desayunar y aunque tuvo una pequeña discusión con el abuelo por ello, realmente no tenía demasiada importancia. El día de ayer, había sostenido la mano del pelirrojo, como todos los días, todo era igual, solo había una cosa diferente y era la profunda mirada de Taehyung hacia él, como si quisiera decirle algo. Quizá podía intentar conversar con el hoy.
Ya se sentía familiarizado con el hospital, después de todo pasaba más tiempo ahí que en casa del abuelo. Los pasillos del hospital tenían la misma aura e incluso el mismo olor. Los murmullos de los enfermeros y los pacientes eran audibles, pero su camino era fijo, solo eso le importaba, como siempre.
Cuando llego al piso donde se encontraba Tae, sintió como si una bomba hubiese caído cerca suyo, de repente el sonido se había ido y solo podía ver todo en cámara lenta. Frente suyo se encontraban los padres de Taehyung, Hana lloraba en el suelo, mientras JunHo trataba de ingresar a la habitación, pero un enfermero se lo impedía a toda costa. Sus piernas quisieron fallarle, pero camino hacia donde Hana y se agacho a su altura.
- ¿Qué sucede? —pregunto con su voz temblorosa.
La mujer simplemente lloraba en el suelo, de manera desgarradora. Algo malo había pasado, eso era lo más probable, pero tenía la esperanza de que su suegra le dijera lo contrario. Tomo los hombros de la mujer y la abrazo.
- Es Tae… —hablo tratando de calmar sus sollozos.
- ¿Qué sucede con Tae? —pregunto separándose de golpe.
- Su corazón se detuvo ¿Qué haré si mi Tae se va? —las lágrimas se deslizaban por sus mejillas— Parecía que quería decirme algo, no entendía, pero luego dijo, Kook —miro con una sonrisa triste al pelinegro— Supongo que quería verte, pero su cuerpo empezó a convulsionar, JunHo llamo a los enfermeros en ese momento.
Pareció como si su corazón se hubiese detenido también, porque sintió que el aire le faltaba a su cuerpo y su visión se volvió borrosa, entonces tenía frente suyo a Hana, gritando su nombre y llorando, todo se volvió oscuridad. Necesitaba ver a Taehyung, no podía desmayarse en ese momento, pero su cuerpo no reaccionaba y ahora entendía a que se refería el abuelo, Jungkook no se estaba alimentando bien, tampoco dormía adecuadamente, se había demorado en colapsar.
Entonces tuvo un sueño hermoso, Taehyung sostenía un carro de juguete en sus manos y lo miraba con una sonrisa cuadrada; hermosa, le llamaba dulcemente, invitándolo a jugar con él, toda su infancia estuvo rodeado de la compañía del castaño, a quien conocía de pies a cabeza.
- ¿Qué haces Kookie? —Taehyung toco el hombro del pelinegro, haciéndolo brincar en su sitio.
- ¿Tae? —pregunto con los ojos llenos de lágrimas— Tu mamá me dijo que estabas mal, era mentira ¿cierto? —rápidamente se lanzó a los brazos de su novio— Dime que fue una horrible pesadilla, que aún sigo dormido en la cama y que esto no es cierto —el cuerpo de Jungkook temblaba debido a los sollozos.
- Kookie —las finas manos de Taehyung llegaron a los cabellos rebeldes del pelinegro— Tengo miedo de dejarte solo —la voz del castaño sonaba extraña— ¿Qué haré cuando te enfermes y no pueda cuidarte? ¿Qué haré cuando te quedes dormido y llegues tarde a las clases? Tengo miedo, pero sabes —se alejó un poco del pelinegro— Yo te amo inmensamente y me voy sabiendo que fui correspondido, tienes a los hyungs contigo y aunque no será lo mismo, debes prometerme que no te encerraras en una burbuja ¿me escuchaste? —el castaño miro seriamente al pelinegro, con lágrimas cayendo por sus mejillas— Tienes que seguir viviendo, tienes que volver a enamorarte, tienes que demostrarle a tus padres que eres el chico más asombroso del mundo y que ellos se lo pierden por no estar a tu lado, debes continuar viviendo, hazlo por mí.