El aeropuerto era algo que odiaba con toda su alma, no pudo acostumbrarse a estar largas horas esperando su siguiente vuelo y dormir era casi imposible y más cuando se encontraba a miles de kilómetros de la tierra. Hace algunos años que no había regresado a Corea y se sentía demasiado extraño en ese momento, como si fuera un extranjero más, como si nunca hubiese vivido 20 años de su vida en aquel país. Tenía demasiados recuerdos y cada paso que daba hacia la salida, para poder tomar un taxi y dirigirse a casa de su mejor amigo, a quien no veía en años, cada recuerdo pasaba por su cabeza en cámara lenta.
Cuando tuvo que prácticamente vivir en el hospital, acompañando a su madre. Cuando su madre nunca despertó y no quería despegarse de su ataúd. Cuando no pudo dormir por varios días, porque quería esperar a que su madre cruzara por la puerta de la casa, porque en aquel entonces pensaba que no era cierto. Cuando conoció a su mejor amigo en el instituto, Jin fue la primera persona que no se burló de su ansiedad y pánico a las personas, porque al contrario lo ayudo a superarlo, cuando se graduó del instituto y bebió alcohol por primera vez, cuando conoció al lindo pelinegro que lo confundió con ser el dueño de unas notas que nunca escribió, cuando sintió que su corazón quería salirse de su pecho cuando empezó a pensar en Jungkook. Cuando lloro en silencio al ver a crush tomado de la mano de aquel guapo castaño. La última vez que vio a Jungkook en el funeral de Taehyung. Cuando se graduó con honores de la universidad y cuando decidió irse a estudiar a Francia.
En todas las decisiones que había tomado a lo largo de su vida, su padre siempre se hizo a un lado, nunca se presentó a su graduación e incluso no fue a despedirlo cuando se fue del país, era como si su padre no fuera nadie en su vida.
25 años tenía actualmente, 5 largos años desde que se había ido de Corea y regresaba por una situación en particular, su padre estaba muy enfermo y no había nadie quien pudiera cuidarlo, tuvo que regresar por supuesto.
Jimin suspiro al ver que no había ningún taxi que pudiera acercarlo a la ciudad, pero pudo divisar un Volkswagen Beetle que lucía bastante sospechoso. Se quedó mirando por unos minutos y un chico alto con lentes de sol, se asomó y empezó a sacudir su mano alegremente.
- ¿Jin hyung?
- ¡Jiminie por aquí! —gritaba emocionado.
Jimin camino negando con su cabeza por la acción de su amigo, se acomodó el bolso en su hombro y abrió la puerta del auto con una sonrisa en su rostro.
- No te bajas ni siquiera a darme un abrazo —se quedó mirando a su mejor amigo.
- No puedo creer que ya estás aquí —el mayor se lanzó a los brazos de Jimin, con sus ojos vidriosos.
- ¿Cómo has estado? —pregunto sonriendo— Te ves muy guapo, ese color en tu cabello te queda increíble —halago al mayor.
- ¿Tú crees? —el mayor se separó quitándose los lentes— El rubio no estaba en mis planes, acepto que me veo guapo —dijo guiñando un ojo por el espero del auto.
- No cambias —Jimin se rio.
- ¿Quieres que vayamos directo a casa o quieres ir al hospital a ver a tu papá? —pregunto poniendo en marcha el auto.
- Quiero descansar, los aviones y yo no somos buenos amigos —el pelinegro se recostó en el asiento— No puedo creer que tengas un auto como este ¿También le hablas? —menciono con burla.
- Claro, nos contamos unos chismes bomba —Jin le dio golpes suaves al auto— Fue más como un regalo. Ahora sí, Susana y yo estamos muriendo por saber cómo te fue en Francia.
- ¿Susana?
- Mi auto —dijo sonriendo— ¿A cuántos chicos guapos te tiraste? —Jin levantaba las cejas de arriba abajo.
Definitivamente su hyung no cambiaba.
Luego de una larga charla sobre Francia, Jimin cayo dormido el resto del camino. Su cuerpo se sentía extraño y quería pensar que era por el largo viajo. Entreabrió los ojos y pudo ver la carretera, la brisa golpeaba su rostro y se sentía una frescura que recordaba bien, estaba de nuevo en casa.
* * *
- Puedes quedarte todo el tiempo que necesites, yo estaré contento de tenerte aquí conmigo.
Jin termino por pasarle una almohada, ya que debía dormir en el sofá por unos días, no quería ir a casa y permanecer sola, era algo que siempre había odiado. Miro a su mejor amigo con una sonrisa, realmente lo había extrañado demasiado y fue una sorpresa cuando hace un par de meses el ahora rubio lo había contactado, disculpándose por haberse perdido de su vida por tantos años, no tenía nada que disculparle a su hyung, después de todo no había hecho nada malo.
- Gracias hyung, pienso quedarme aproximadamente mes y medio —hizo saber— Si mi padre se recupera antes, pues sería mucho mejor para mí, deje cosas pendientes en Francia.
- No querrás decir un hombre —Jin miro con burla a su menor.
- No sé de qué hablas —Jimin se acomodó en el sofá, se sentía agotado.
- No bromes Jimine —Jin empezó con su berrinche— Cuéntame todo ¿Quién es el afortunado?
Su hyung se lanzó encima suyo y sintió como el aire abandono su cuerpo por unos segundos ¿Acaso quería matarlo en su regreso al país?