forty-five

- ¿Te sientes bien? —Jimin miraba a Jungkook con preocupación— Jungkook, mírame ¿Qué sucede? Confía en mi ¿Sí?

- Necesito un poco de aire —fue la única respuesta del pelinegro.

¿Qué deberia hacer? El rostro de Jungkook se encontraba rojo, sus ojos vidriosos le hacían entender que estaba a punto de llorar y Jimin no sabia que hacer. Estaban frente a la casa del abuelo de Kook, quizá debía tocar la puerta y pedir un poco de ayuda o podia tratar de sacarle una respuesta a lo que estaba sucediendo.

- ¿Quieres que me quede contigo? —pregunto dudoso— Podemos dejar la cena para otro día, esta totalmente bien.

- ¡Diablos! La cena, mi abuelo debe estar esperándonos —Jungkook lleno de aire sus pulmones y la solto despacio, tratando de calmarse.

Como podia preguntarle si se sentía de esa manera por haber visto a Franchesca, no podia ser tan imprudente y siendo sincero, era demasiado obvio. Sabia que aquel tono de cabello, era el mismo que tenia Taehyung y nunca le habia enseñado una foto a Frank de aquel pelirrojo de hace 5 años ¿Cómo hizo para atinarle a la perfeccion al tono?

El frio en sus manos lo hizo temblar, necesitaba abrigarse con urgencia, pero no podia dejar al pelinegro a la deriba.

- ¿Quieres que entremos un momento? —el pelirosa pregunto con intenciones de tomar la mano de Jungkook.

- Debo ir a un lugar —Jungkook miro a Jimin con tristeza— Perdoname Jimin, necesito estar allá en este momento…

- Hazlo —Jimin miro al suelo y preparo su mejor expresión— Si necesitas estar en ese sitio, entonces ve —levanto la mirada hacia el pelinegro— Me disculparé con tu abuelo y me iré a casa ¿Te parece bien?

- De verdad lo siento, Jimin —fue lo único que pudo responderme.

Y me dejo ahí, observando como se perdia a la distancia, sintiendo un nudo en su garganta. ¿Cómo explicarle a su corazón que aun no habia espacio para él en la vida de su Jungkook?

Sentir no era una maldición o eso se decía Jimin así mismo. Aquellos sentimientos del pasado seguían intactos hacia Jungkook, a veces se preguntaba como podia continuar de esa manera y le sorprendia la capacidad que tenia de sentir, su corazón era realmente extraño, no entendia como había querido a alguien por 5 largos años y aun en la actualidad, seguía anhelando estar a su lado. Se guardo las lagrimas y sus pesados pasos lo llevaron a la puerta de la casa, donde vivía el abuelo de Jungkook.

Dos toques fueron suficientes, porque Jimin creía que cualquier cosa haría estallar en el una cascada de lagrimas. Espero pacientemente a que alguien abriera la puerta y cuando escucho el sonido de los pasos, tomo aire.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco.

- ¿Buenas noches?

- Buenas noches —Jimin levanto la mirada— Que pena molestarlo, soy Park Jimin, no creo que me recuerde, vine aquí con Jungkook, pero el tuvo que irse urgentemente a un lugar, el cual no tengo idea cual sea —hablo sin titubear— Queria disculparme por los inconvenientes —finalizo inclinándose hacia el anciano.

Jimin permaneció inclinado por algunos minutos, apretando sus ojos para de esa manera impedir que las lagrimas cayeran.

- ¿No quieres cenar conmigo, muchacho?

Cuando se levanto, el abuelo de Jungkook le abrió espacio y la sonrisa que tenia plasmada en su rostro hizo que una lagrima bajara por su mejilla. Entonces se percato que toda su estadia en Corea, había llorado, por la relación inestable con su padre, por querer empezar de nuevo y no saber como hacerlo, por querer mantenerse en la vida de Jungkook y sentirse apartado. Su corazón no dejaba de doler y entonces ahí se encontraba, llorando delante de un anciano que solo podia observarlo con una sonrisa cargada de tristeza.

El señor Choi camino lentamente hacia el pelirosa, quien tapaba su rostro para ocultar su desatroza expresión.

- No deberías contenerte —el señor Choi murmuro— Este anciano no tiene idea de lo que ha sucedido, pero al ver que Jungkook no esta contigo, ha sucedido algo malo. ¿Quieres pasar y contarme?

 - N-No es ne-necesario —respondio de manera entrecortada— D-Debo irme.

- Esta haciendo un frio terrible en las calles, prepare la mejor pizza casera del mundo. Siendo sincero, no quiero dejarte en las calles con esa expresión de inmensa tristeza en tu rostro.

Sus palabras hacían que el nudo en su pecho creciera y entonces siguió. La casa era demasiado calida, la decoración le recordaba a los gustos de su madre, tonos pasteles y minimalistas, se sentía familiar, recorrio los alrededores, habían cuadros enormes colgados en las paredes, fotos donde podía disntinguir a Jungkook, fotos del seños Choi e incluso fotos de Taehyung.

Siguió su recorrido hasta detenerse delante de un enorme cuadro, una fotografía, parecía ser un bailarin. Sus ropas eran blancas y la manera en como permanecia en el aire, le hacia parecer un angel. Los ojos de Jimin se abrieron de par en par, porque recordaba muy bien aquella presentación, podía recordar los nervios de aquel día, el sudor en su frente y la mirada de aquellas personas, deseando ver de entre tantas personas a su padre.

- ¿Qué hace esta fotografía aquí? —pregunto mirando al anciano.