Prólogo

Desde pequeña siempre escuché, en mi casa, en la casa de los abuelos, tía y tío, iglesia, el gran parecido que tengo con mi madre.

No me molesta, es más me encanta saber que mi papá, mis abuelos y todos los que conocían a mi madre, tengan una pequeña imagen de ella.

Pero lo único que me molesta es que me cuenten solo lo bueno. Mi abuelo siempre a dicho:

"Cuando estas vivo hablan más, pero cuando falleces te convierten en santo"

Razón nunca le a faltado, se que mi mamá no hizo todo bien, a cometido muchos errores, pero no me cuentan. Todo siempre es:

Tu mamá era una gran hermana.

Una gran hija.

Una gran cristiana.

Muy buena amiga.

Muy buena persona.

Se que mi mamá no era tan buena hermana, buena hija, una gran cristiana, tampoco una buena amiga o una buena persona.

Se que mi mamá cometió errores, ella no tenía paciencia, era alguien inmadura en algunas ocasiones.

Su mente siempre se inundaba de muchas cosas, algunas buenas otras malas.

Quiero conocerla no superficialmente, sino profundamente.

Tranquila hija, no te preocupes - le decía mi abuela a mi tía, ella estaba embarazada casualmente de una niña.

No estoy nerviosa mamá, estoy emocionada - su sonrisa era amplia y alegre, ¿mi mamá habrá tenido esa sonrisa cuando me tenía en su vientre?

Hija - miraba la tele, finjiendo qué no escuchaba - esa pequeña niña, será tu mejor amiga.

Si mi mamá estuviera viva ¿yo sería su mejor amiga? ¿Habría sido una buena amiga para mi mamá? Tal vez no hubiera sido lo suficientemente buena o tal vez si.

Hay veces en las que pienso...

Si tan solo mi mamá estuviera viva...

La única forma de sentir que soy su mejor amiga, es sabiendo cada pequeño detalle de su vida, que era lo que más odiaba, lo que más le gustaba hacer, que cosas había hecho, tanto buenas y malas.

No quiero que sean hipócritas y me digan puras cosas buenas, quiero saber y dejar de preguntarme ¿Quién es mi mamá?