Brooke
Y allí estaba, sentada en la verde hierba de la aldea, con el viento acariciando mi rostro. Una vez más el destino me había dado la espalda y el dolor de la pérdida me golpeó en la cara.
No podía soportar la visión del cuerpo inerte de uno de mis mejores amigos que había sido más que un amigo para mí. Había sido mi luz en la oscuridad. Los tres habríamos vendido nuestra alma al diablo por haberlo salvado, pero la realidad era inevitable.
Una vez mi madre me dijo: "Si no puedes tener a quien quieres, quédate con quien te quiera. Pero antes, asegúrate de haber luchado con todas tus fuerzas por quien realmente amas."