-¡No! ¡No! ¡No! -Grité en sueños, despertando sobresaltada.
Despierto con el corazón latiendo a millón por micro-segundo y la respiración agitada como si me persiguiera el demonio.
<<Al menos en el sueño era así >>
Es como si estuviera viviendo ese momento de nuevo, como si estuviera en el lugar sufriendo y viendo como... Sacudo mi cabeza.
No, no quiero volver a recordarlo. Me paso la mano por la frente y siento el gotero de sudor.
Mi respiración es agitada, miro por todos lados, asegurándome de que estoy en mi habitación.
Trato de tranquilizarme al darme cuenta de que sí estaba en mi habitación; estoy a salvo de ellos, no tengo porqué temer, ya no están.
Otro día que me perturban esas malditas pesadillas que me hacen levantar sobresaltada y un temblor en todo mi cuerpo.
Vuelvo a soñar nuevamente con esa mujer, no se quien es, solo se que cuando sueño con ella mis sentidos se ponen alerta, mi corazón se acribilla y se perturba al ver lo que ese sujeto le hace, me veo a mi misma en ese sueño gritando llorando con fuerza.
Ese escozor se apodera de mi alma, y todos los días me pregunto el porque de esas pesadillas, ¿sera que esa era una realidad? Era obvio que había perdido la memoria por completo, aun no podía recordar ni mi propio nombre, ni el de mis padres, ni quien era yo misma.
Algo en mi me decía que esas pesadillas algún día fueron mi realidad, mi maldita y única realidad, miro la hora, son las 6:30 am. respiro profundamente mientras me retiro la poca sábana que aún cubría mis pies.
Entro al baño, y por una razón que era extraña en mi rutina, cierro la puerta con seguro.
Cierro y abro los ojos desesperada, me quito la ropa y mis ojos recaen en mi cuerpo desnudo en el espejo del baño, miro algunas que otras cicatrices que se encontraban ahí, no las podía explicar, y no se cual era la razón por la que me daba asco y miedo ver mi propio cuerpo en el espejo, me entraban ganas de cubrirme rápidamente y no soportaba la idea que la gente me observara ni me tocara. La sensación de desconfianza y miedo me arropaba siempre.
Maldigo internamente al no poder recodar nada.
Suspiro levemente y me decido a darme una ducha con agua fría para tranquilizarme aunque sea un poco antes de volver a entrar en pánico.
Bajo las escaleras que llevan al segundo piso de la casa para encontrar a mi tía desayunando.
-Buenos días, Keyton ¿cómo estás?, No parece que estas muy bien mi niña -me mira con preocupación.
-Buenos días tía. No te preocupes, estoy bien o eso creo -finjo la mejor sonrisa de tranquilidad.
-Sabes que puedes confiar en mi lo que necesites Keyton.
-Sí tía, lo sé. Muchas gracias -sonreí.
No quiero preocuparla con algo que no tiene importancia.
-Bueno, ya te sirvo el desayuno Keytt. -Se aleja de mi y se dirige a la cocina.
-Gracias tía -Me siento en la silla del comedor.
- ¡Adivina quién estuvo aquí! Tu amigo Andrés, vino y dijo que quería hablar contigo -dice desde la cocina.
-Está bien, yo lo llamo. Pero... ¿no te dijo para qué me quería o qué es lo que necesitaba?
-No, sólo me dijo que quería hablar contigo nada más. ¿Cómo te esta yendo en el trabajo? -deposita mi desayuno en la mesa
-Bien tía, todo está bien. -Me llevo un bocado de puré de papas a la boca.
-Sabes que no me gusta que trabajes tanto, eso te está explotando.
-Tía, todo está bien no te preocupes por mí. Bueno, ya me tengo que ir tía. Que pases un buen día y que no se te olvide tomar tus medicinas ¿okey?-Me levanto de la silla, con el desayuno ya terminado.
-Gracias, y no te preocupes yo me las tomaré, lo menos que quiero es darte preocupaciones Keytt.
-Mi bendición tía.
-Que dios te bendiga y que llene tu vida de bendición querida.
-Gracias -Me deposita un tierno beso en la frente.
Salgo de la casa rumbo al trabajo.
Tomo el autobús y me voy.
El día apenas comenzaba.
Mi tía es la única familia que tengo en la vida y en Los Ángeles. Me ha ayudado tanto. Doy un leve suspiro, hoy va a ser un lunes difícil.
Zzzzzzzzzzzzzzzz