¿quién soy?

Prólogo

La luna llena bañaba de plata los riscos de Aleria, donde la manada custodiaba antiguas verdades bajo juramentos inquebrantables. Entre ellos, Olympia, guerrera implacable, caminaba sola con la mirada endurecida y el corazón envuelto en escarcha. Su nombre era sinónimo de fuerza... pero jamás de ternura. Nadie conocía la tristeza que la acompañaba en silencio: la historia de unos padres que nunca la reclamaron, envuelta en rumores que hablaban de abandono, pérdida y traición.

Lo que ni siquiera ella sabía era que su sangre llevaba el linaje del alfa. Que su padre, por protegerla de los enemigos que codiciaban su destino, la ocultó tras muros de olvido.

En otra parte de la manada, Izan observaba el mundo con ojos que no solo veían el presente, sino los ecos del pasado y susurros del futuro. Su madre, sabia y ciega, lo había enseñado a escuchar más allá de las palabras. Y cuando vio a Olympia... vio grietas invisibles. Dolor escondido. Belleza encerrada en acero.

Algo ancestral rugía dentro de él. No como un deseo efímero, sino como un llamado eterno: ella era su otra mitad. Su amada por destino, aunque aún no lo sabía.

Y él, joven pero valiente, estaba dispuesto a descubrir su verdad. A abrir la jaula que encerraba su alma. A mostrarle que, incluso en el frío más profundo, hay espacio para el fuego.




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