- Solo dime quién te dijo que yo me olvidé de ti, que ya no pienso en ti, que ya no te quiero…... – Leo la había alejado un poco de sí y había tomado sus manos. Quería verla a los ojos y que le confirmara lo que él ya sospechaba.
Karina bajó la mirada pero la enfocó con ira en sus amigas, quienes al principio se hicieron las desentendidas. No podían huir ¡Iban en un tren, por el amor de Dios! ¿Acaso iban a lanzarse a las vías? Ya no venía al caso seguir mintiendo ni muchos menos hacerse las víctimas. Ya no les interesaba que la amistad que algún día las unió quedara hecha trizas. Lo único que agradecían era que todo cuanto tenía que pasar, sucedería en privado, porque conocían a Karina y sabían que jamás las humillaría como ellas habían hecho con ella. Era demasiado buena para su propio mal.
- Mi amor…… - Leo enfocó la mirada de Karina en él y la llevó a un par de asientos desocupados para poder hablar con mayor tranquilidad. – Ya sé todo lo que esas víboras te dijeron. ¡Ay, Dios mío, cuánto te mintieron! Si desde que nos separamos no dormía tranquilo. Soñaba contigo cada noche y tu recuerdo me arrebataba hasta el aire. A mi también me mintieron, cariño. Me dijeron que era historia pasada el amor que me dabas. No sabes cómo sufrí. Se me acortó la vida. Se me murió la esperanza. Si supieras lo desesperado que estaba. Me sentía como un pez que se ahoga en su propio mar.
- Leo, mi amor, lo siento tanto. No entiendo por qué Lorena y Roxana hicieron una cosa así. Me dijeron tantas cosas, tantas mentiras. Me sentía tan herida y estaba enojada que no quise llamarte, pero tú tampoco me llamaste nunca. Te rendiste tan fácil conmigo. – Karina no podía refrenar sus lágrimas. Era enorme la congoja que sentía en ese momento. Por un lado estaba feliz de volver a estar con Leo y aclarar los malentendidos, pero por otro lado estaba desolada por la traición de las, que ella pensaba, eran sus amigas.
- Kari, yo no me di por vencido. Yo luché por ti. Te llamé al número de celular que Lorena me dio, vez tras vez y jamás obtuve una respuesta. Me hizo creer que lo habías cambiado. Incluso me dijo que te habías ido al campo y que ya no me querías ver nunca más, que no estabas dispuesta a renunciar a todo por irte conmigo. Todo me pareció extraño. Me parecía estar escuchando hablar de una persona que no eras tu. Fue por eso que fui hasta tu casa para saber cómo encontrarte allá donde ellas decían y fue tu madre la que me explicó lo que sucedió. Sospeché de inmediato quién te dijo todo eso pero quería que tú me lo confirmaras.
- No entiendo qué las motivó a decir todo aquello. Ni tu ni yo les hemos hecho daño jamás. Simplemente no lo entiendo……
- No te preocupes. Apenas termine este viaje sabremos la respuesta. – Leo abrazó a Karina con todo el amor del mundo y la acurrucó contra su pecho tratando de absorber todo el calor del cuerpo de Karina por todo el tiempo que se privó de ella. Ya tendrían tiempo de exigir lo que no tenía explicación lógica alguna.
Cuando llegaron a la estación, Lorena y Roxana bajaron primero seguidas de Leo y Karina.
Ninguno decía nada y sin embargo paseaban sus miradas de las unas a los otros, unas esperando la reprimenda, los otros esperando las explicaciones. Y como el silencio seguía instalándose sin querer irse, fue Karina la primera en hablar.
- ¿Por qué? – preguntó sintiendo una clavada en el corazón y una mezcla de ira y lástima.
- Porque aún no logro ver qué es lo que tienes tú que no tenga yo…… o Roxana – mencionó a esta última con desdén. - Eres tan simple, tan sosa. Eres muy poca cosa para Leo. – espetó Lorena mirándola con insolencia mientras Roxana bajaba la mirada claramente avergonzada y también sintiéndose traicionada por Lorena.
- No me puedo creer lo que estoy escuchando. ¿Acaso montaron todo este teatro porque ambas están enamoradas de Leo y querían separarme de él? – Silencio.
- Aunque no me hubiese fijado en Karina…… – dijo Leo – jamás me hubiera fijado en ninguna de ustedes dos. Son lo peor del mundo. Son las peores amigas que ninguna mujer pudiera tener jamás. Agradezco que mis amigos no se hubiesen fijado tampoco en ustedes, porque siendo ellos como son, aún así son mucha cosa para ustedes.
Los ojos de Lorena comenzaron a nublarse. Jamás nadie le había dicho algo tan duro como eso. Sabía que lo merecía. Después de todo ¿qué esperaba que sucediera? ¿Qué Leo se fijara en ella después de haber estado con Karina? Ciertamente no…… o tal vez sí. Quizás secretamente era eso lo que esperaba, pero también sabía que jamás sucedería.
Fue en ese momento que las tres supieron que cada una tomaría rumbos distintos. Ya no podían seguir juntas. Nada justificaba aquello. El fin de aquella tóxica amistad había acabado, pero un amor reencontrado y reconciliado comenzaba de nuevo a vivir.
Leo y Karina por fin estaban juntos otra vez y esta vez no dispuestos a separarse nunca más. Leo le propuso matrimonio a Karina en la paradisíaca playa de Railay en Tailandia y allí mismo dispuso todo para llevar a cabo la ceremonia que los uniría por el resto de sus vidas.
En cuanto al trabajo de Leo, la nueva empresa le concedió un par de semanas más de plazo antes de comenzar, lo que les dio tiempo de encontrar el lugar perfecto para vivir, una pequeña casita que lo que no tenía de espacio lo tenía de calidez.
Ese fue el inicio de su gran aventura. Dejaron atrás el pasado y se encaminaron con esperanza hacia el futuro. Un futuro…… juntos.