©¿quién te dio esos chocolates?

Capitulo Único.

Había sido un día largo en el trabajo, se disponía ir a casa cuando, al abrir la puerta de su despacho para irse, se encontró con un montón de chocolates, envueltos en forma de regalo y la mayoría con una carta dedicatoria.

―Pensé que este año ya no tendría que pasar por esto... ―murmuro el pelirrojo, mientras recogía todos los chocolates del suelo y los colocaba dentro, encima a sus escritorio―, mañana tendré trabajo demás ―se llevó una mano al rostro― devolviendo esto a sus respectivas dueñas ¿Por qué las mujeres son así? ―termino diciendo para sí, luego de suspirar con resignación.

Cerró la puerta de su despacho con llave y se encamino en los pasillos del cuartel, rumbo a su hogar, donde su esposa seguramente ya le había ganado en llegar y estaría por preparar la cena.

Me pregunto si ella me dará chocolates este año ―pensó en el trayecto, el cual no era largo ya que ellos vivían un par de pisos abajo, en el mismo edificio.

***

―Vamos, muéstrame quien te dio eso, no seas tímido hermano ―decía una insistente Yodo, mientras forcejeaba al tratar de abrir los brazos cruzados de Shinki, para descubrir el regalo que este había escondido en su abrigo negro que siempre llevaba puesto.

―No, no insistas, no seas curiosa ―respondía Shinki sin inmutarse de su posición de brazos cruzados, mientras seguía sentado en el sofá de la sala, al igual que Yodo, viendo con cierto interés un video documental sobre animales felinos.

Yodo seguía hablando insistentemente, quería ver lo que ocultaba su hermano. Este por su parte, seguía negándose.

―Ya dejen de hablar, no puedo disfrutar lo que veo, con tanto ruido ―emitió Araya, quien estaba sentado en el tapete del living, tratando de mirar el televisor―. Shinki, sabes que si no se lo muestras no te va dejar tranquilo, eso te pasa por no ser más precavido al ocultarlo.

―Cállate, sabes que era imposible, los del correo me lo entregaron frente a ella, no digas tonterías ―inquirió Shinki un tanto molesto por las palabras de su hermano.

―Eso no es mi culpa, así que has que se calle ―ordeno Araya más molesto.

―Tu no me das órdenes, tonto hermano menor ―dijo Shinki con cara indignada, mientras a un lado seguía teniendo a Yodo hablando y forcejeando con él.

― ¿Acaso quieres que te golpee? ―enuncio Araya mientras se levantaba del suelo, con la clara intención de continuar.

―Sabes que jamás podrás hacerlo, pero si quieres intentarlo, adelante ―Shinki, empujo a un lado a Yodo y se levantó poniendo una posición de defensa en sus manos.

Perfecto, he logrado que se enreden entre ellos, ahora aprovechare el descuido de Shinki para quitarle eso que tanto oculta ―pensó Yodo mientras miraba con satisfacción como sus dos hermanos estaban concentrados, el uno en el otro.

Los tres estaban a punto de iniciar la pelea, cuando sienten que algo le golpea su cabeza a cada uno.

Paf,paf,paf... se escuchó secamente, para luego sentir como crecía un leve chichón en sus cráneos.

―No me gusta que se estén peleando, cielos santos son hermanos, llévense bien ―emitió con dulce voz, su madre, Shijima, con una dulce sonrisa en sus labios, mientras en una mano agarraba del mango un gigante cucharon para sopa―, su papa llegara en cualquier momento y no le gustaría verlos pelearse, así que discúlpense entre ustedes, sea lo que sea que haya causado esta pelea...

Los hermanos se miraron indiferentes entre ellos, ninguno de ellos se sentía culpable como para disculparse.

― ¡He dicho que se disculpen y abrasen entre ustedes, ¿O quieren que los castigue?! ―emitió Shijima, esta vez con un tono tétrico y un rostro que infundiría miedo incluso en Gaara.

―Lo siento, Shinki, ya no te molestare más...

―Olvidemos lo sucedido, no debemos pelear, perdón...

―Ah, me disculpo, no debí llamarte "tonto", volvamos a seguir viendo la Tv.

Así los tres hermanos se disculparon y abrazaron al instante, por la "sutil" sugerencia de su mama. Y volvieron a centrar su atención en el documental que estaban viendo. Shijima sonrió de forma orgullosa y victoriosa, volviendo a la cocina, a terminar de preparar la cena.

A los minutos se abrió la puerta de la casa, dando lugar a que el pelirrojo entrase.

―Estoy en casa... ―emitió débilmente, pero sus hijos lo escucharon, ya que estaban cerca, en la sala.

― ¡Bienvenido a casa, papa! ―respondió alegre Yodo, saltando del sofá y dirigiéndose hacia su padre, para abrazarlo, como si de un oso se tratase. Si bien ya tenía 13 años y era la mayor de los tres hermanos, cuando estaban en privado y se trataba de sus padres, era muy tierna y cariñosa.

Sus hermanos también dieron la bienvenida a su padre. Este último se dispuso a sentarse con ellos un rato, para ver lo que veían en ese aparato al que llamaban TV.

―Bienvenido a casa, querido ―dijo Shijima, apareciendo en escena―, estaba preocupada, ya me iba a ir a buscarte para cenar, debiste tener mucho trabajo acumulado hoy...

―Ah, lo siento por preocuparte, pero pude acabar casi a tiempo ―respondió el pelirrojo, mientras se levantaba y se dirigía frente su esposa para poder verla a los ojos de forma sonriente.



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En el texto hay: chocolate

Editado: 18.02.2018

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