Quiéreme

Capítulo 31

 

Logan siguió a Emmy por la orilla de la calle, sintiendo el dolor que le impedía mover correctamente su hombro izquierdo, las luces de la ciudad eran un cuadro interesante de ver, el brillo ocultaba las estrellas en el cielo nocturno. Y mientras bajaban por la pendiente para internarse en búsqueda de un lugar donde conseguir comida, Logan intentó dejar de preocuparse por la alarmante hipótesis de la mujer con la que hablaron.

No era tarea sencilla, ahora su propio clan estaba involucrado y no sabía con certeza si Derek podría ser capaz de hacer algo así. Su alfa había matado antes para defender al clan del ejército de personas armadas que quiso expulsarlos del territorio mucho tiempo atrás, pero tenía escrúpulos, o al menos eso quería creer Logan. Durante el último tiempo estaba más inestable, agresivo y temperamental, a tal punto que solo escuchaba a una persona, Jeanine, su lugarteniente y amiga más cercana.

¿Podría Derek haber planeado el ataque de Amara Brooks como una forma de amenazar al clan de Emmy?

No le gustó como sonaba eso, era lo más absurdo que su mente podría haber imaginado y el lobo concordaba con eso.

Entonces, tal vez, el hecho de que alguien podría estar incriminando a su clan tenía un poco más de sentido. Había muchas pruebas que apuntaban a eso, pero demasiados puntos vacíos que le quitaban peso a la hipótesis.

—Tiene sentido —murmuró.

— ¿Qué cosa?

—Incriminar a mi clan, ponerlos en nuestra contra.

Emmy arrugó el ceño, pensando, el viento había crecido y desviaba su cabello castaño en diferentes direcciones.

— ¿Qué ganarían al hacer eso? No somos importantes, ¿por qué quitarle la vida a Amara?

—Una señal. Dejaron el dije y al lobo encadenado, es evidente que querían que los encontraran y que unieran los cabos para hallarnos culpables del ataque. Pero ustedes no son tan tontos.

— ¿Qué tan honorable es tu alfa? —Emmy preguntó—. No olvidamos que tus lobos ya se han metido sus narices en problemas con mi clan antes.

— ¿Qué estás tratando de decir? —Logan sonó molesto—. Derek es incapaz de armar algo así, Amara era sumisa, por Dios, no lo veo matando a una mujer.

—Yo solo seguía tu pensamiento, no debemos descartar ningún punto. Pero, tienes razón, hay alguien detrás de todo esto manejando los hilos, aunque me cuesta comprender la razón, no tenemos tanto poder como ustedes y los pumas. Somos insignificantes.

—No, en eso te equivocas. Yo he visto llegar a tu clan al territorio con apenas quince miembros, en ese momento sí eran insignificantes, un clan pequeño e inestable que debía su estadía al favor que Sean Wells le hizo a Aria. Pero de quince, pasaron a ser más de cien y dominan una fábrica eco sustentable se muebles de gran alcance en el mercado, eso es suficiente para ponerlos dentro de la lista de grandes clanes.

El ruido de la ciudad era potente, y pronto al atravesar las calles sumergiéndose más y más en la frenética vida nocturna de Fort Woodwall, se vieron rodeados de personas, del ruido de voces alegres y murmullos discretos, de bocinas ansiosas y motores agresivos, de vendedores ambulantes y artistas callejeros. Había demasiado sucediendo en todas partes y Logan sintió que sus sentidos eran incapaces de abarcar todas las sensaciones que parecían desbordarlo.

— ¿A dónde iremos? —preguntó, deseaba tanto tomar su mano porque sentía que en cualquier momento terminaría por perderse entre tanta gente.

—Comida rápida —respondió, Emmy le gruñó a una joven que pasó a chocarle el hombro con fuerza—. Quiero salir de aquí, rápido.

—No creo que Alexei sea un tipo que consuma eso.

—Oh, no te preocupes, somos prácticos, en tanto la comida nos de energía no importa el aspecto ni el sabor, Alexei lo sabe más que nadie, puede ser un excéntrico cocinero pero no dudará en zamparse una grasosa hamburguesa si tiene hambre.

Al llegar a una esquina, el semáforo los detuvo, las personas se acumularon alrededor y la ansiedad del lobo creció.

Logan agarró su mano, Emmy se tensó por un momento y sintió sus garras pinchar.

— ¿Qué te pasa?

—No me van las multitudes.

Una vez, cuando era cachorro, se había perdido en medio de un concurrido centro recreativo en Paradise City, de no ser por Seth quizá no hubiera podido encontrarlos y se habría extraviado. Desde entonces, las multitudes le daban un poco de ansiedad, se sentía como acorralado, escaso de espacio.

— ¿Es necesario que me tomes de la mano?

—Sí, solo hasta que haya más espacio, ¿por qué, te molesta?

A él le gustaba, se sentía cómodo, calmado, Emmy centraba sus pensamientos agitados.

—No, pero alteras a mi leopardo.

— ¿Eso es bueno o malo?

Emmy volteó en su dirección, las luces de la noche le daban un aspecto diferente a sus ojos, como un brillo sobrenatural, sus ojos estaban traslúcidos y su boca entre abierta. Logan no opuso resistencia a su intensa mirada, pero cuando pareció querer decirle algo, la luz verde indicó el paso seguro para peatones y ellos tuvieron que moverse.




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