Quiéreme

Capítulo 42

 

Logan miró la sangre que salía de su pecho, ahogado en profundas emociones que lo paralizaron en el momento en que el bloqueo desapareció, eran tantas que sentía el aire faltar en sus pulmones. Estar bajo un cambiante adulto no era el mejor momento para que el vínculo se abriera, es más, Logan habría muerto en cuestión de segundo de no ser por los tres Centinelas que corrieron en su defensa para quitárselo de encima.

Kevin lo arrastró hacia atrás mirando el desgarro profundo, otros dos hombres a los que no identificaba se pusieron frente a él de forma protectora. Logan se quejó, el dije que le entregaron los jóvenes Defensores estaba manchado con sangre.

—Te pondrás bien, lobo, solo es un desgarro, no alcanzó ningún órgano importante.

Quiso responder pero un nuevo remolino de emociones hizo vibrar el vínculo, junto al dolor, se cernía una rabia protectora, ácida y furiosa, mientras que la energía de Emmy se centraba en su herida. Lo estaba sanando. Sintió ganas de llorar, pero de inmediato sus lágrimas se desvanecieron y la calma reinó en su interior. El lobo que había estado furioso cuando percibió a un intruso cerca de una de las cabañas de los leopardos, se relajó por completo, sus garras desaparecieron de sus manos.

Completamente rendido al saber que ella estaba con él, su energía filtrándose, envolviendo su corazón como una coraza impenetrable, eco mismo de la ferocidad del leopardo.

Al principio él iba a ver a Liam, quien había despertado, pero luego, al pasar cerca de la cabaña donde vivía Yulian y Raven, notó a un joven que se movía con sigilo, no era uno de los adolescentes, sino un intruso. La rabia estalló en su mente, y sin importar que el muchacho se viera demasiado joven para representar una amenaza real, Logan lo persiguió hasta llegar al valle sur, donde treinta cambiantes desconocidos estaban formados en un círculo. El joven corrió hacia ellos, ciego de furia Logan continuó hasta que uno de ellos le saltó encima. La pelea fue violenta, se ganó unos cuantos cortes nuevos, además del desgarro en el pecho.

— ¿Quiénes son ellos? —le preguntó a Kevin.

—No lo sé, no se ven como un clan que venga a reclamar el territorio.

Logan levantó su cuerpo del suelo, solo un poco, el tipo de ojos negros como el carbón y cabello rojo intenso lo miraba con furia, la sangre corría por sus brazos en débiles hilos y un moretón en su ojo derecho comenzaba a dejarlo hinchado.

Una fila de seis lobos apareció, de inmediato los extraños se pusieron a la defensiva.

—Tyler, llama a Hunter, ahora.

El joven gruñó bajo, amenazador, y corrió entre los restos carbonizados de las cabañas que todavía quedaban en el claro. Reconoció el rizado cabello de Ebony, ella se puso al frente, ocupando el lugar de Tyler.

— ¿Quiénes son ustedes? —preguntó.

El pelirrojo que lo había atacado gruñó de forma agresiva.

—Entonces es verdad, los Ice Daggers cayeron ante lobos.

—Eso no es cierto —respondió el otro Centinela—. Mi clan sigue vivo, ahora responde la pregunta, ¿quiénes son y qué es lo que hacen aquí?

El hombre miró a los demás, tomando entre sus dedos un objeto que colgaba en su pecho, Logan miró a los demás, hombres y mujeres, jóvenes y adultos que se cerraban alrededor de... Niños. Eso le confirmó que no eran un clan que quería quitarles las tierras, ningún clan llevaría a los cachorros a un conflicto violento.

El tipo soltó el objeto y regresó al Centinela.

Logan identificó dos placas de metal colgando de una cadena delgada, similar a la de Shawn.

— ¿Los Ice Daggers siguen viviendo aquí? —Preguntó ya sin agresión en su voz, con un tono esperanzado.

—Así es.

—Y... ¿Todavía reciben nuevos miembros?

El Centinela de cabello negro giró hacia Kevin, con la duda bailando en sus ojos ámbar. Detrás aparecieron Evan y otros dos hombres, a medida que el tiempo pasó, más y más leopardos se acercaron en posición defensiva. Hasta que Hunter apareció seguido por Tyler y su compañera, Tarah.

—Un momento Hunter —el Centinela se interpuso entre el lugarteniente y los demás—. Esto no es lo que parece.

Pero el hombre no le prestó atención, su mirada aguamarina estaba fija en los intrusos.

— ¿Quién de ustedes es el líder? —Gruñó—. Que avance un paso y me enfrente.

Hubo un gemido general entre los extraños, el miedo era una emoción fuerte que se expandía, llenando el valle, tan potente que el lobo de Logan quiso atacarlo para alejarlo. A su lado Kevin maldijo por lo bajo.

—Ellos no son enemigos Hunter, son errantes, traen cachorros consigo y parece que quieren unirse al clan.

El enojo del hombre pareció disminuir, pero la dureza de su mirada se mantuvo.

— ¿De dónde vienen?

—No lo sabemos —respondió el pelirrojo—. Nos liberaron lejos de aquí hace dos semanas, hacia el sur, la policía humana desmanteló el laboratorio clandestino en el que nos mantenían prisioneros. Dijeron que hacia el norte había un clan dispuesto a dar refugio y protección a cambiantes leopardos de las nieves.




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