— ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? —Emmy le preguntó a Liam.
Era media tarde, el sol brillaba por lo alto. Apenas se enteró de la nueva decisión quiso correr para confirmar la noticia, en efecto, Liam quería una alianza con los lobos. Lo que no entendía era el por qué, ellos eran aliados de los pumas y de los Thunder Claws, un clan al que no conocía pero que, por los rumores, se ganó el respeto por haber ayudado a Aria. A juicio de Emmy eran más que suficiente apoyo, el clan estaba creciendo rápido y podían cuidar sus tierras sin la intervención de nadie.
—Estoy muy seguro.
El alfa apoyó su hombro contra la viga que sostenía el porche y cruzó las piernas, tenía sus manos en los bolsillos de su vaquero azul oscuro y la mirada nerviosa. Cualquier macho cambiante lo estaría teniendo a su compañera a punto de dar a luz a su primer cachorro, Emmy lo compadecía.
— ¿Por qué? Siempre has dicho que los lobos traicionan.
—Y lo hacen... Algunos, quiero probar ese punto, los Moon Fighters son un clan fuerte y con bastantes influencias, si ellos nos demuestran ser honestos, con la alianza ningún otro clan se atreverá a expulsarnos.
Emmy bajó la mirada, en su mano daba vuelta un brote de pasto seco, sentía la tensión en el aire mezclada con angustia cada vez que se oía la palabra “Expulsión” todos los miembros más antiguos se ponían tensos al decirla, pero ninguno explicaba la razón. El pasado del clan era algo incierto y fuera de alcance para Emmy y para todos los miembros nuevos que fueron llegando después de que Liam tomó el puesto de alfa.
—Emmy.
Ella levantó la mirada, los ojos verdes del alfa eran suaves, le agradaba ese rasgo cada vez que la miraba, con afecto, nada romántico, sino un tipo diferente, afecto protector del alfa. Liam era como un padre para ella, incluso más que el hombre que la engendró, pues le devolvió la vida luego de acogerla bajo la protección del clan, y le ayudó a transformarse de la escuálida y temerosa niña, a la mujer fuerte que era ahora. Emmy le debía mucho.
—Los cambiantes debemos estar unidos.
Una trémula sonrisa apareció en su rostro de facciones duras, dentro de la cabaña se oyeron frascos y cubiertos sonar. Shelly había despertado de su siesta, últimamente dormía más de la cuenta pero ni con eso el alfa dejaba de estar nervioso.
Pasos pesados se oyeron detrás, la compañera del alfa apareció con su gran barriga redonda y la sonrisa amable en el rostro.
— ¿Pasa algo? —Liam le preguntó, acercándola en un abrazo la rodeo por su cintura y descansó una mano en su vientre.
A veces el alfa podía ser tierno.
—Oí la voz de Emmy y quise venir a saludar —Shelly le sonrió y ella le devolvió el gesto, la mujer era dulce pero temperamental, además de ser humana, era la única que desobedecía a Liam sin culpa alguna.
—Me alegra verte, Shelly.
Su sonrisa se hizo más débil cuando se inclinó hacia atrás.
— ¿Dolor de espalda de nuevo? —Liam le preguntó.
Shelly asintió.
—Bien, vuelve a la cama, Alexei está por llegar... Aunque podría darle la tarea a Hunter y quedarme contigo.
Shelly acarició su rostro con una mano.
—Tú no vas a desligarte de tus deberes, yo estaré bien, además quiero unas galletas de chocolate y sólo Alexei sabe cómo hacerlas.
—Tengo que empezar a cobrar por mis servicios —el aludido apareció del bosque, tan sonriente y alegre como siempre—. Ser Chef me traerá mucha riqueza si los demás me pagan por toda la comida con la que los he alimentado.
Alexei le guiñó un ojo a Emmy, se acercó despacio mirando a Liam, con los hombros bajos y las manos detrás de la espalda, la actitud sumisa correspondía al peligro del leopardo de Liam que bullía inquieto con el estado de su compañera y cachorro no nacido, ninguno quería enfrentarse a su furia protectora, así que eran prudentes y pedían permiso antes de acercarse a Shelly.
—Hola Alexei, pasa.
Liam gruñó bajo.
—Silencio —Shelly le reprendió—. Es familia, estaré bien, ustedes vayan con calma y cuidado.
El alfa tardó en separarse de su compañera, al final, le susurró algo en el oído que Emmy no pudo escuchar con claridad y luego le hizo un gesto para que ella se pusiera de pie.
Los dos pasaron por el lado de Alexei.
—Ojos y oídos alerta.
—Entendido.
Debían ir en busca de Evan a su cabaña, Emmy lo conocía muy poco, era algo distante a pesar de tener cuatro años menos que ella. Solitario en exceso, siempre andaba junta a sus dos amigos, Abraham y Willow. La elección de Liam no parecía la correcta.
— ¿Por qué envías a Evan? —le preguntó en el camino.
— ¿Quieres ir tú?
Sonó un poco tosco y ella agachó la cabeza.
—Por Dios no.
—Lo siento, estoy un poco... Alterado. Evan ha estado entre lobos antes, conoce algo de su comportamiento, y como es un solitario sin pareja me parece una buena idea darle esta misión, quiero hacerle sentir parte importante del clan.
#502 en Fantasía
#339 en Personajes sobrenaturales
#2490 en Novela romántica
hombre lobo mujer leopardo, accion drama suspenso y misterio, romance saga moon fighters
Editado: 24.01.2019