Quiéreme

Capítulo 12

 

Tenía sangre seca debajo de sus uñas, la de un lobo que por poco logra someterla en pelea. No supo por qué, pero pensar en eso hizo al leopardo rugir en su mente, con aceptación, y eso era motivo para preocuparse.

«Lobo. Enemigo. No nos olvidemos de eso»

Pero el felino no le hizo caso, y empujó contra su mente en un intento por tomar el control de su cuerpo, Emmy resistió, lo que menos necesitaba ahora era que su bestia hiciera un berrinche.

Tomando respiraciones pausadas para calmar los impulsos, continuó caminando por el bosque, había dado la vuelta al percibir el cambio del lobo, se mantenía lejos a favor del viento, siguiendo sus movimientos lentos y cuidadosos, de vez en cuando se oía en la brisa sus quejas de dolor. Sintió culpa, pero de nuevo, despejó ese sentimiento. Sentir pena por el oponente era debilidad, ella era fuerte, ningún cambiante de su clan podía derribarla, ella era hábil... ¿Por qué se sentía tan terrible al ver al lobo sufriendo por sus heridas?

Quizá sí se había pasado con sus ataques, tal vez tendría que haber guardado sus garras, tener cuidado con sus dientes, pero entre la prudencia y su instinto, ella no tenía mucho auto-control, cuando sentía una amenaza y sangre enemiga en los dientes, el leopardo reaccionaba con la brutalidad que ofrece la cacería.

Pero ella siempre se contenía ¿por qué le hizo tanto daño al lobo?

Sí, había tenido otro cruel inicio de día, las voces en sus descansos no se detenían y ella continuaba despertando y sintiéndose como una prisionera, una esclava, pero ese no era motivo para que toda frustración y cansancio se canalizaran en el pobre lobo.

Al verlo por última vez, encorvado y desnudo, ella sintió algo de lástima. Probablemente su orgullo estaría hecho añicos, no tendría que apostar tan alto, si tan solo le hubiera exigido algo menor... Como sumergirse en el lago por dos o tres minutos, o ir de visita a la guarida de un puma en Lake Saint Jerome, eso no era tan demoledor para un lobo dominante como exhibirse herido y desnudo ante cambiantes extraños.

A veces era muy cruel, admitió cambiando su dirección por otro sendero, y no entendía por qué le resultaba tan sencillo serlo. Sus pasos siguieron el camino hacia una de las cabañas más recientes, necesitaba la ayuda de Talia para curar las heridas de Logan. Claro que, su metabolismo podía sanarlas en un día, o dos, tal vez acababa con las marcas de garras en tres días, pero ella quería asegurarse de no haber herido algo importante... Además de su orgullo...

¿Qué rayos le sucedía? ¿Por qué se preocupaba tanto?

Volvió a respirar, la pelea le dejó demasiado alterada y debía relajarse, había ganado, sus estadísticas seguían iguales, ella era invicta.

Recomponiendo su semblante, se detuvo frente a la puerta de la pequeña cabaña de una de sus amigas cercanas.

Talia tenía conocimientos de medicina, antes de llegar al clan había intentado entrar a la carrera de enfermería, pero por una extraña y absurda razón, no le admitieron las pruebas. Era cambiante, los directivos afirmaron de una manera muy racista, que su condición podría interferir con sus decisiones a la hora de curar y salvar, era una verdadera estupidez.

Al menos ahora, ella podía usar sus habilidades para curar a sus compañeros de clan.

—Hola, Emmy, Talia no está, adiós.

Ella le ofreció el dedo corazón a Javier, el irritable y poco amable compañero de Talia.

—Cariño, no seas así con ella.

El cuerpo pequeño y compacto de la mujer apareció en el espacio libre, Talia rodeó a Javier con un brazo, eso pareció calmarlo. Era una verdadera bestia malhumorada, y recientemente sus ánimos se volvieron peor gracias a su emparejamiento.

—En el fondo me quiere, lo sé, pero eso no es importante ahora, necesito tus habilidades de curación.

Le encantaba la forma en que Talia adoptaba su expresión de profesional, su disposición a ayudar apenas oía que alguien le necesitaba. La morena ató su rizado cabello negro con una cinta.

—Necesito nombres, heridas y el tiempo.

Emmy miró al rostro duro de Javier, sus ojos grises, casi animales, anticipando algo malo, su cuerpo tenso preparado para saltar en defensa de su compañera...

Era por eso que ella jamás se vincularía con un dominante.

—Logan Hale, rasguños en vientre y pecho, punzadas de dientes en hombro y cuello, golpes internos, una hora y media.

Talia se separó de Javier y se metió al interior de la casa, Emmy quedó frente al leopardo que la miraba como si fuese a matar a su mujer ¡Qué paranoico era! Le daban ganas de arañarlo para que se le quitara esa actitud posesiva, Talia era su amiga, una de las sanadoras y médicas del clan, algún día tendría que aceptar eso.

—Bien, estoy lista, pero no recuerdo ese nombre ¿es alguien nuevo?

Pasó su mirada de Talia a su irritable compañero, fue prudente no decirle que iría a revisarle las heridas a un lobo, de lo contrario, activaría el modo macho mandón en Javier y sería imposible que ella hiciera su trabajo.




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