Quiéreme

Capítulo 13

 

Frente a sus ojos, el paisaje se veía salido de cualquier dibujo artístico, le fascinaba cómo el agua se movía en suaves olas hacia la orilla, los árboles rodeando el contorno del otro lado, cuyos reflejos se diluían en el lago, el cielo azul tan nítido y claro salpicado de algodonosas nubes, todo bajo el brillo del abrasador sol de verano. El lugar era hermoso, puro, tan relajante que Logan perdió la cuenta de cuántos minutos se quedó de pie observando el lugar.

Era absolutamente encantador.

En su territorio tenía un par de lagunas y lagos, pero ninguno tan grande y hermoso como este.

—Entonces, esta es la joya del territorio ¿cierto?

Giró su mirada a la izquierda, Emmy continuaba arrojando piedras al agua, haciéndolas rebotar en la superficie hasta hundirse en lo profundo.

—Más o menos —respondió, tiró la última piedra y se limpió las manos—. Compartimos esto con los humanos de la ciudad, pero en invierno todo esto es nuestro.

Sus curiosos ojos verdes se detuvieron en el tatuaje en su brazo.

«Vamos, Sugar, hazlo, sé que quieres tocarlo»

Lamentablemente ella no lo hizo. Pero la pregunta estaba en el aire, en su mirada, la mujer no podía eludir su curiosidad felina.

—Tatuaje de jerarquía —dijo, señaló con su dedo la tinta en su piel que le daba forma a una luna creciente, sobre la cual se sentaba la silueta de un lobo aullando a cuatro garras sangrantes—. Lo que me identifica como lobo delta, guardián.

Emmy se acercó, su atención fija en el dibujo, sus ojos lo recorrieron despacio, cada línea, cada detalle, hasta que sus labios se curvaron levemente hacia arriba y el verde se cruzó con su mirada, apreciando.

—Bonito, me gusta el efecto de sombras.

Levantó la mochila negra que al llegar dejó a sus pies, se veía pesada, pero la obstinada gata no le permitía ayudarle.

— ¿Tienes tatuajes?

—Ojalá, la tinta no se adhiere a mi piel. —Chasqueó la lengua—. Una de las desventajas de ser un leopardo de las nieves, añade eso a no poder sentir el efecto de ninguna droga, y tienes el perfecto ejemplo de castidad y buena conducta.

Ella miró al lago mientras Logan asimilaba ese pedazo de información, al ver su rostro ovalado, su perfil iluminado por los reflejos de la luz del sol en el agua moviéndose, su cabello castaño brillando suavemente, el lobo quería pasar sus nudillos por la línea de su mandíbula, sentir su piel.

— ¿Cigarrillos, alcohol, marihuana, nada de eso?

—No, ningún tipo de droga natural y sintética, somos invulnerables. —Ella lo miró de lado, sonrió despacio—. Andando, tenemos trabajo que hacer.

No quería abandonar el lugar, sentía mucho calor, el verano era la peor estación para los cambiantes de climas templados a fríos, se sufría mucho, el metabolismo se hacía más lento a medida que la temperatura subía, y todo lo que quería era sumergirse en las aguas del lago. Pero debía ir a donde Emmy iba o terminaría perdiéndose y generando líos.

Bajo el refugio de la sombra de los árboles, ella le guio por un sendero sinuoso hasta llegar a un claro amplio cubierto por hierba que se notaba recortada hace poco tiempo. Había muchos aromas recientes y antiguos que se mezclaban con el aire, cargando un poco sus sentidos, el lugar se usaba mucho.

—Ahora —dijo ella, dejó la mochila en el suelo—. Necesitamos leña seca.

Asintiendo, Logan regresó al interior del bosque y buscó todos los troncos, ramas y palos que pudo cargar y los llevó al centro del claro. Emmy había llevado más y los acomodaba en pirámide con mucho cuidado.

— ¿Esto es un fuego sagrado o algo así?

Una breve risa, su rostro oculto detrás de su cabello que caía hacia adelante.

—Es solo un fuego y ya, nos gusta armar fogatas en las ceremonias. —Terminó de acomodar la leña y luego se puso de pie limpiando sus manos—. Ahora, necesitamos un círculo de piedras grandes.

Tiró la séptima piedra al suelo, y se agachó para tomar un poco de aire, debido a la pérdida reciente de sangre, su fuerza había disminuido, mientras que su capacidad y resistencia se redujo a la mitad.

— ¿Estás bien?

Levantó un poco la mirada y sonrió.

—Sí, solo necesito unos minutos.

— ¿Cómo van tus heridas?

—Ya casi no se ven —mintió, las cicatrices de su pecho todavía tiraban dolorosamente y su espalda seguía marcada por sus dientes—. Pronto estaré limpio.

Logan se enderezó, quiso buscar más piedras pero ella le detuvo con la mirada y con un movimiento silencioso le ordenó que descansara. En el fondo, muy adentro, la mujer era amable y buena, después de doce días, casi le toleraba. Pero él quería más, y sabía que estaba siendo codicioso. No podía evitarlo, el lobo suplicaba más, no importaba si para obtenerlo debía someterse, perder su orgullo, ser atravesado por sus garras...

—Debo colgar las luces ahora. —Emmy se plantó frente a él con la mochila negra a medio abrir—. ¿Me ayudas?




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