Quiéreme

Capítulo 23

 

 

Logan la había imaginado como una mujer distinta, en su vida conoció a un par de mujeres alfa y eran altas, macizas y de carácter fuerte, Aria en cambio era de baja estatura, un poco esbelta, de cabello largo y negro que resaltaba la palidez de su piel, y el dominio en su mirada azul tan cristalina como el corazón del hielo puro era mil veces mayor que el de cualquier mujer alfa que hubiera conocido antes. Apenas cruzó esos ojos, sintió al lobo estremecerse, la necesidad de agachar la cabeza y obedecer... A un felino, y eso carecía de sentido para la mente humana. Pero el instinto era otra cosa y Logan reconoció de inmediato a Aria como un alfa.

—Presten atención —ella ordenó—. Porque la historia no será contada una segunda vez para ustedes.

Los murmullos se desvanecieron poco a poco hasta que el único sonido que cubría el claro era el fuego iluminando el centro. Aria volvió a pasar por cada uno de ellos, incluyéndolo, hasta que inspiró aire y comenzó con su relato.

—Liam, Aiden, Riley, Hunter, Carter, Ryan, Alexei, Isabelle, Kaylee, Emma y yo, todos somos huérfanos, algunos de nacimiento otros perdieron a sus familias a temprana edad, pero todos compartimos ese aspecto en común. Todos excepto yo y Liam se conocieron en el orfanato Lion's Heart, en esos tiempos habían más, treinta niños para ser exactos. Cuando cumplí la mayoría de edad reclamé su tutela y anuncié la formación de un nuevo clan. —Aria hizo una pausa, miró las chispas rojizas que se elevaban por encima del fuego y luego continuó— ¿Saben por qué nos hacemos llamar Ice Daggers?

Una joven rubia, a la que Logan pudo identificar como una de los tres miembros iniciados días atrás, alzó la mano, Aria le dio la palabra con una inclinación.

—Se dice que por un rasgo genético en los de nuestro tipo, la predisposición de los dominantes a conservar las tonalidades de ojos azules, verdes y grises, mientras que los sumisos conservan los tonos oscuros.

—Correcto. Todo cambiante leopardo de las nieves nace con ojos claros, pero al crecer, si su naturaleza es dominante conservará el color, pero si es sumiso, los perderá pasando al marrón, negro, miel o café.

Con un poco de discreción, Logan buscó los colores en los ojos de los demás, ese dato era lo más increíble que había escuchado. Claro que, los cambiantes leopardos de las nieves eran una rareza dentro de la misma raza, muy poco se sabía sobre ellos.

De los veinte presentes, doce tenían tonos verdes, azules y grises, mientras que los ocho restantes se quedaban en el marrón.

—Entonces —Aria prosiguió—. El clan se llamó Ice Daggers, y yo fui su alfa. Durante varios meses deambulamos sin rumbo fijo hasta que la ACC nos otorgó el cheque por cincuenta mil dólares para establecernos. Quería un territorio propio donde vivir en paz y seguros, lo más pronto posible, por eso compré lo primero que ofrecieron, ese fue mi primer error.

Logan vio su dificultad para continuar, sabía que algo grande se anticipaba.

—Nuestros vecinos eran un clan de lobos de cien miembros, los primeros meses se mostraron neutrales, pero luego comenzaron a acecharnos, pidiendo el derecho sobre el territorio. Yo me negué, no quería irme, los demás tampoco, así que entramos en alerta durante otros tres meses más. —Sus ojos adquirieron un brillo acuoso, Logan se hallaba inquieto ante el sutil olor de la sal en el aire que se mezclaba con el humo—. Atraparon a dos de los miembros más jóvenes, y los usaron de rehenes para obligarme a firmar los papeles. —Aria se detuvo y le miró fijo—. Accedí.

Logan conocía las reglas y normas a la perfección, pero eso no le impidió sentir pena, y un poco de vergüenza ajena, por ese clan que no le permitió vivir a un montón de huérfanos, treinta individuos no representaban ninguna amenaza para cien, ¿qué daño podrían hacer?

—De un día al otro perdimos el territorio y nos convertimos en exiliados. Pero el alfa no estaba satisfecho.

Ante la profunda oscuridad en la voz de la mujer, Logan intuyó que lo peor de la historia no era la expulsión, sino que, algo más pasaría.

—El alfa junto a una cuadrilla que nos superaba en números nos emboscó cerca de la carretera, eran demasiados, estaban armados y nosotros indefensos.

— ¿Qué sucedió? —preguntó Emmy, ella estaba ligeramente inclinada al frente, con el interés y su atención puestos en la historia.

—Nos obligaron a ponernos de rodillas, y uno a uno, los lobos asesinaron a quince personas de un balazo a la cabeza.

Había furia y dolor en el aire, sensaciones que flotaban como las chispas que desprendía la fogata. Todos bajaron la mirada y Logan no podía comprender la clase de persona que sería el alfa de ese clan, el lobo gruñó en su mente, indignado por la falta de consideración y el abuso de poder desmesurado, ¿qué clase de alfa acorralaba a un pequeño grupo de personas en total desventaja? ¿Qué clase de cambiante mataba de una manera tan fría y sin motivo alguno?

— ¿Cómo sobrevivieron, tú y los demás? —Preguntó Yulian en un tenso murmullo.




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