Al ingresar, un escalofrío recorrió su cuerpo al ver el ambiente tan vacío y carente de vida. La sala consistía en una mesa de café negra con cuatro grandes cojines rojos alrededor, por debajo una alfombra marrón contrastaba con el piso de madera pulida, iluminado por el fuego ardiendo en la chimenea de piedra. Al frente de la entrada estaba la escalera que llevaba al segundo piso, a la izquierda una abertura daba a un comedor pequeño.
Emmy sintió el calor acariciar su piel, y el resplandor le llamó la atención.
Fuego.
¿Quién lo encendía en una calurosa noche de verano?
—Pueden acomodarse donde deseen.
Dalila se notaba tensa y nerviosa, miraba con constancia a la ventana cubierta con cortinas blancas, esperando algo.
Alexei ocupó uno de los cojines, Emmy se ubicó a su derecha desde ese lugar todo se veía aún más vacío y ella se sentía incómoda. Logan se sentó frente a ella, con sus ojos dorados abarcando cada parte, un depredador observando una presa con afecto, una mirada provocadora.
El rastreador prefirió quedar de pie apoyado contra una pared.
—Siento no tener un lugar más cómodo —se lamentó Dalila.
Ella pasó su mirada oscura por el rostro de Alexei con cierto interés en las cicatrices de su cuello, luego en su raro cabello blanco ceniza y después terminó en sus ojos claros.
—Estás emparejado —soltó en un murmullo, bajó la mirada con vergüenza.
Alexei sonrió para calmarla.
—Así es. Pero eso no es el asunto de interés.
Dalila ajustó su cabello castaño claro en una coleta alta, Emmy advirtió un tatuaje en la parte baja de su cuello.
— ¿Qué saben sobre Bruno?
Alexei miró a Emmy por un segundo, buscando las palabras adecuadas para decirle, pero ¿cómo podía hacer más amena la noticia?
Ella no tenía idea, y si dependiera de su lengua, Emmy habría soltado todo sin tapujos.
—Lo encontramos en el bosque alrededor de Arklow —Alexei hizo una pausa y luego continuó con pena—. Murió, lo siento.
La mujer soltó un par de lágrimas y sus labios temblaron, un sollozo escapó de su control y de pronto su fortaleza se deshizo en medio de un llanto sofocado. Logan dejó de mirar a Emmy para apoyar con gentileza su mano en el hombre de la mujer afligida, pero ella rechazó el contacto casi de inmediato, inspiró profundo tratando de encontrar su propia voz en medio de su pena, lo intentó varias veces sin mucho éxito, ellos esperaron como era debido y aunque estaban ansiosos por hallar nuevas pistas que les condujeran a los asesinos, no eran tan desalmados como para hurgar tras la pena de aquella mujer.
Luego de tensos minutos, Dalila pareció encontrar un poco de calma, arreglando su rostro salpicado por lágrimas ella alzó la mirada.
— ¿Cómo murió?
Alexei vaciló, pensando en su respuesta.
—No creo que sea necesario saber eso, sería mejor si no...
—Tú no sabes lo que necesito o lo que es mejor para mí —dijo con enojo—. Ahora, responde mi pregunta.
Con un suspiro penoso, Alexei pasó su mirada sobre Logan y luego en Emmy.
—Seth lo encontró en lo profundo del bosque que rodea la parte sur de Arklow —dijo moviendo un hombro en dirección del rastreador detrás—. Estaba encadenado a un árbol con un collar de castigo ilegal en su cuello, de esos que activan puntas de metal al contacto con un tejido determinado, murió horas antes por la pérdida de sangre cuando las puntas se le incrustaron.
Dalila perdió su mirada en algún punto sobre la mesa frente a ellos, estuvo así en silencio, por otro extenso tiempo que fue incómodo, y mientras la mujer asimilaba la información que podría estar devastándole por dentro, Emmy mantuvo su mirada en el fuego brillante y peligroso, el calor tocaba su piel enviando a su mente el recuerdo de la amenaza térmica que sufrió en la tarde.
“Me gustas” sus palabras quedaron marcadas, el sonido vigente, desatando la necesidad visceral del leopardo por corresponder al lobo, Emmy se hallaba confundida en medio de sus pensamientos al respecto. Nunca esperó que alguien pudiera ser capaz de decirle esas palabras teñidas por un afecto tan real que podía sentirlo en el sonido. Todos los que se atrevieron a acercarse a ella la cubrieron de halagos y detalles, mas no esas palabras. Porque cada vez que ella presentía que las oiría, se alejaba antes de que todo terminara con sangre en sus garras al recordar la ronca voz de su padre.
“No mereces más de lo que tienes, Emerald, nunca lo olvides”
Y ella no lo hizo, cada cosa que vivió se quedó en sus recuerdos, regresando cada vez que la felicidad, alegría o algún tipo de afecto se acercaba para tocar su puerta.
—S-supongo que esto iba a suceder... —oyó a Dalila murmurar, volvió a respirar para aclarar su voz y luego los miró a todos, el reproche invisible en su mirada—. ¿A qué vinieron? ¿Qué es lo que quieren?
—Saber el nombre del clan de procedencia de tu hermano —contestó Seth.
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Editado: 24.01.2019