Capítulo 1: La despedida duele

Me desperté completamente asustada por una maldita pesadilla,  estoy acostumbrada a tenerlas continuamente pero esta era muy real.

Jackson, mi hermano de 22 años, era mi persona favorita, aquella con la que podía ser yo misma, pero desgraciadamente un simple hombre de 52 años con indicios de superar la tasa de alcohol apropiada en su sangre, puede robarle la sonrisa a un jóven con toda la vida por delante.

Todo ocurrió la madrugada del 5 de agosto, un día bastante insignificante para el 75% de la población mundial. Quién iba a pensar que se convertiría en el más doloroso de mi familia. 

Mi sueño reflejaba lo que ocurrió esa noche. Habíamos organizado una cena familiar en casa de mis abuelos para organizar la fiesta de cumpleaños de mi hermana pequeña, pero yo tenía que volver a los Ángeles porque al día siguiente tenía que hacer algunas presentaciones para un puesto de trabajo que quería conseguir cerca de mi universidad. La decisión de abadonar el lugar donde había vivido toda mi vida fue difícil pero tras obtener una beca para estudiar medicina en UCLA, acepté. Visitaría a mi familia los findes de semana y por otro lado obtendría la independecia económica de mis padres, siendo así más consciente y responsable. Jackson o Jackie, como a mi me gustaba llamarlo  se ofreció a llevarme a mí y a Emma , mi mejor amiga y su novia, para asegurarse de que llegaramos bien al campus. Ninguno pensó que ese Toyota blanco que venía a contra vía acabaría con la vida de mi hermano.

No soy capaz de explicar lo que sentí esa noche al escuchar el sonido de Emma gritar por tener varios cristales encrustados en su pierna, ni la cara de mi hermano agonizando. Por suerte yo solo tenía una leve contusión y mis heridas mi permitían ayudar a taponar todas las heridas que los dos tenían. Por un momento pensé que los tres lograríamos sobrevivir a ese accidente, pero cuando examiné la cabeza de mi hermano y empezó a despedirse de mí, la rabíay la frustración por saber que era demasiado tarde se apoderaron de mí.

" No tengas miedo, acuerdate de mí",fueron las últimas palabras de la persona más importante de mi vida antes de dejar de respirar, y las que me despertaron de aquella pesadilla.