¿quieres ser mi ex?

Hug's Time

Pero no sabía qué más hacer mientras se bañaba, estaba pensando en lo sucedido hacía cinco días.

No hallaba un motivo para hablar con Jorge si apenas había podido mantenerse firme al hacer las capturas acordadas con el señor Frúk.

Solo por eso agradecía ser excelente disimuladora y una gran mentirosa. Creía que ese atributo le fue concedido para ser su mayor condena.

Ella era prudente.

No quería recordarlo porque sabía del daño que le estaría generando.

En su antigua pareja tenía un espacio donde podía tener lo que más la ayudaba a superar sus problemas.

Podía tenerlo con su novio actual, pero él no podría ofrecerle aquello que le daba más seguridad.

Ese gesto no era propio de él y solamente lo hacía cuando sabía que su bella pareja no podía más.

Estaba con alguien que reflejaba ser bastante antipático pese a que en realidad era arromántico.

De hecho, esa declaración la hacía él mismo.

Eso le hacía preguntarse por qué ella lo aceptó.

Comparado con Célefes, Laloot Krüstien era menos cariñoso, afectivo y atento a los pequeños detalles que podrían seguir enamorando a Marlene.

¿Por qué compararlos?

¿Por qué debía tomar a aquel chico como una vara con la que medir a los otros varones?

«No lo pienses», se dijo en lo que analizaba sus sentimientos, «ni siquiera debería ser con quien necesitas comparar a tu novio».

«El rol de astral perfecto necesita ser tu padre, no un Catastrófico que se niega a aceptar que la relación romántica contigo se acabó».

Entre sus pensamientos de renegación estaba un día en particular, pero como no quería acordarse de él ella solo aceptó recordar que tenía un astral que la hacía sentirse segura.

Para que su plan de olvidarlo resultara perfecto debía borrar su esencia para solo permanecer con los recuerdos de lo que ocurrieron aquellos días.

Eliminar sus tiempos con ese sujeto podría hacerle más daño del que estaba consciente.

Marly terminó de ducharse, se secó con su toalla y se quedó aferrada a ella como si fuera alguien que estuviera abrazándola para reconfortarla…

¿Funcionaba?

Un objeto no podría reemplazar el calor astral.

Ella ignoró si su acción tuvo el efecto deseado, deseaba calmarse por propia cuenta.

Sabía que su novio no lo haría a pesar de que lo pudiera un millón de veces.

¿Por qué seguía ahí?

El amor que le correspondía a Marlene debía ser coherente con el ofrecido a sus parejas.

¡No era justo para ella!

Ella se había percatado de ello.

Con mucha velocidad y precisión se cambió de vestuario para buscar a Laloot y comentarle lo que opinaba de cómo estaba fluyendo su relación.

Lo encontró en la cocina, preparándoles el almuerzo (algo que nunca hacía).

Ella no sabía cómo reaccionar ante la situación.

Por unos segundos se quedó paralizada.

Se acercó a su pareja y besó su mejilla.

Mirándola con sus ojos castaños, Krüstien le dijo a su novia: —Ay, mi amor. Te ves espectacular esta tarde, veo que quieres quitarle al Sol su trabajo de iluminar naturalmente nuestro hogar. ¡Divina!

—¿A qué se debe todo esto? Tú jamás habías querido cocinar para nosotros, menos has soltado un comentario positivo acerca de mí. ¿Qué pasa?

—Lamento que tengas ese pensamiento. Solo quise crear un momento contigo por esa razón… Sé que he actuado muy arromántico en nuestra relación y casi termino demostrando soy un ser antipático.

—No te preocupes —dijo ella, besándolo en los labios con dulzura—. Sé que estás mejorando. Vamos a comer porque tengo muchísima hambre y lo que preparaste solo está agudizando esa necesidad.

Ellos se separaron para poder sentarse en la mesa en sus respectivos lugares.

Marlene se fijó en que Laloot compró un libro de pegatinas sobre una serie televisiva que a ella le gustaba.

Ese último dato no lo sabía él porque ella no le había contado esa información.

Si fue él quien lo compró, debió haberle preguntando a alguien cercano a ella para obtener el mejor regalo del día (también podría ser que Jorge lo hubiera comprado y lo llevó a casa de Marly).

Si su segunda opción fuera cierta, ¿cómo era que ese muchacho conocía su ubicación?

Lo que se le podía ocurrir era que se la pasó preguntándole a los habitantes de Yall hasta encontrar su casa.

De ser así, era correcto calificar a Jorge como un acosador porque hasta ese momento no encontraba un adjetivo con el cual poder describirlo mejor…

Ella no quería pensar en él.

Decidió comprometerse con su presente.




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