¿quieres ser mi ex?

A confused sentence

De nuevo estaba mirando a la pared como si ella tuviera la habilidad de darle una respuesta.

No podía aferrarse a aquel objeto que solo lo protegía de ser una víctima de las fiestas de sus vecinos.

Había ido al cuartel unas horas, luego regresó a su casa sin dar alguna explicación.

El señor Frúk no le reprochó, pero sí estaba interesado en saber acerca de lo que le estaba sucediendo a su nuevo recluta.

El jefe de este muchacho había insistido en ir al hogar de Célefes para conversar con él.

El joven se negó, afirmando que lo único que necesitaba era estar solo.

Él no notaba que se estaba aislando de los astrales y eso le terminaría haciendo mal.

No tenía por qué mentirle a ese adulto, él quería ayudarlo en lo que estuviese a su alcance.

El chico no veía eso, lo que estaba pasando por su cabeza era la idea de una manipulación.

Olin se subió a sus piernas y se recostó sobre ellas antes de maullar.

Su dueño agachó la mirada para admirar al gato.

Fue así como se le ocurrió que sería buen plan salir para encontrarse con Marlene de forma “accidental”.

Todo iría bien si de ese modo se daba el encuentro.

 ¿Qué sucedería si él se topara con alguien más?

¿Cómo sería la situación si su querida desconocida estuviera acompañada por un astral?

Eso no lo había previsto porque estaba seguro de que ella estaría sola y, tal vez en algún punto lo estuvo.

Ahora Santiago estaba disfrutando de la compañía de un ser querido conocido como su novio o pareja romántica-sentimental.

Mientras Jorge caminaba con la mirada en alto, él pensaba en lo bella que estaría Marly y en la sonrisa que ella soltaría por verlo.

Él creía fielmente que ella se llevaría una hermosa sorpresa, pero ¿no recordaba la plática que tuvo con ella en el hospital?

De ser así, ojos castaños tiene pésima memoria y una confianza excesiva.

Dentro de su mente estaba: «Cuando ella me vea, saltará de la emoción. Sus ojos se iluminarán tanto como la luna al mismo tiempo en que su boca refleja un entusiasmo similar al de mi madre mirándome ser feliz.»

Se estaba confundiendo, las oraciones que decía no iban de acuerdo con los hechos.

No podía seguir aferrándose a lo que se había terminado, aun así, se esforzaba por unir las cenizas.

Por si no fuera poco, él decidió entrar a una florería para comprar un racimo de flores típicas del colosio.

Aquellas preciosidades estaban al nivel de la iluminación de quien poseía rizos oscuros, mas podrían no ser aptas para la ocasión a la cual él estaba destinado.

Al aparecer en el sitio donde estaba Marlene, Célefes se llevó la sorpresa de que su amada estaba besándose con un joven que no ubicaba.

No dejó de mirar hasta que se apartaron y se percataron de su presencia.

El novio dijo molesto: —Esto no es una función. Por favor retírate antes de que te suelte un golpe en la cara… Tanto mi novia como yo queremos disfrutar de nuestra cita. ¡Lárgate!

—¿Jorge? Él es Laloot, mi novio. ¿Qué haces aquí? Pensaba que estabas trabajando en el cuartel… ¿Te despidieron?

El Catastrófico soltó las flores para hablar.

—Fui unas horas antes de regresar a casa. No me he sentido bien durante estos días y creí que viéndote mis ánimos regresarían. Cómo lo siento, sigan con su cita.

—No, no, está bien —confesó Laloot, acercándose a recoger las flores y entregárselas a Jorge.

—Reaccioné mal ante los hechos… Tienes el mismo derecho de pasar tiempo con ella como yo, pues no podemos negarlo, salieron durante cuatro años.

Marlene estaba impactada por la deducción de su pareja. En ningún momento le había comentado sobre su relación anterior, pero parecía haber juntado las piezas.

«¿Ahora qué hago?», pensó ella.

«Si siguen hablando terminarán siendo amigos y no quiero eso. Lo que deseo es estar a solas con Laloot».

Sin sonar tan condescendiente le dijo a su antigua pareja que tenía asuntos por atender con Laloot así que preferiría se retirase para continuar con ellos.

Sin embargo, su novio actual le avisó que no habría problema con que el desconocido los acompañara a comprar las nuevas losas para el baño.

Enfadada les gritó que lo que ella había planeado se iba a realizar les gustara o no.

Con ese gesto, los jóvenes astrales supieron que ella no estaba jugando y debían aceptar sus condiciones.

Cualquiera en sus posiciones hubiera reaccionado de la misma manera debido a que su cara de enojo era semejante a la de una madre molesta cuando uno de sus hijos la desobedecía.

La pareja actual de Marly estaba tan asustada que al alejarse un poco de Célefes le confesó a su novia lo aterrado que se encontraba por su comportamiento.




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