Ese color era tosco y usarlo mucho pudiera generar problemas con los demás si no compartían ese gusto, era importante utilizarlo solo cuando fuera necesario.
Aquella chica adoraba ese tinte, sino lo hubiera elegido nuevamente.
Los dos se parecían en ese aspecto.
Aun así, tenían tan marcadas sus diferencias que era sencillo distinguirlos entre sí.
La señorita tenía el mismo envase con diferente contenido, solo que no se percataba de ello porque estaba concentrada en otros detalles de la vida.
Pese a eso, esa no era información que se pudiera ignorar ya que mandaba fuertes señales de la vida.
Ella no era capaz de ver que no se había olvidado de Jorge y eso se reflejaba en el físico de Laloot.
Ninguno lo había visto.
¿Cómo era posible que después de varios días conviviendo con su pareja no la había relacionado, en ese aspecto, con su antiguo novio?
Como estaba centrada en su trabajo no se daba cuenta de la reflexión generada por sus amigos y familia. Sin embargo, en algún momento lo descubriría.
Hacía captura tras captura hasta lograr tener un panorama completo del paisaje, mientras las realizaba los modelos le agradecían por su excelente trabajo.
De repente, creyó haber escuchado la voz de Célefes.
Cuando se volteó para buscar su ubicación, se halló con que se había confundido de astral.
¿Eso no le estaba diciendo cuán enmarcado estaba aquel muchacho dentro de su corazón?
Lamentablemente, no se le podía forzar a quitarse la venda si no estaba lista, de lo contrario ella entraría en una crisis muy fuerte.
Que se enfermara por destapar la tapa no era conveniente para nadie, ni si quiera por el dueño de los cristales castaños que salió con ella por cuatro años.
¿A su novio actual le importaría?
Tal vez no actuara con mucho cariño, pero la amaba.
Una voz similar a la de él sonó.
—Sí, he terminado mi jornada del día. Voy de regreso a casa para reunirme con Olin, solamente que pasaré a comer algo antes de continuar con mi travesía.
Ella se quedó estática al observar que él se acercó a donde la joven estaba.
Los dos no sabían qué hacer más que mirarse mutuamente, no había palabras.
Se podía concluir que ambos estaban incómodos con la presencia del otro.
Había tensión entre ellos, en fuertes cantidades.
«¿Por qué no te vas ya?».
«Si tienes tanta hambre como le dijiste a tu receptor, entonces debiste irte a comer hacía minutos».
Al final, él cedió ante la incomodidad de la dueña de esos rizos oscuros.
Entretanto, ella acechaba al Catastrófico alejarse.
En ambos, la tristeza se encontraba presente.
Cuando llegaron a sus respectivos hogares tras varios minutos pensando en aquel encuentro, se estaban negando a aceptar que necesitaban hablar.
De los dos, uno recibió el apoyo de su compañero de casa: Marly.
Ella estaba siendo atendida por Krüstien.
Él preguntó sobre su día y si requería de algo en especial para levantar ánimos.
La muchacha se quedó en silencio porque se enfrascó en un pensamiento.
«Esos cristales marrones no me dejan en paz. Me aterra tener que admitirlo, extraño ser el lucero que los animaba cada día».
Entonces, alzó la mirada y los vio.
Los ojos que tanto anhelaba tener cerca estaban delante de ella, pero no coincidía con el sujeto esperado.
Laloot le preguntó si se encontraba bien.
Ella se impulsó para besarlo en los labios.
Después de ese beso corto, ella soltó piropos para su pareja.
Laloot se replanteó la forma en que la amaba.
Marlene estaba generando cuestionamientos en su novio, lo hacía reflexionar acerca de ser un completo arromántico con ella.
Tras salirse de su pensamiento, el chico abrazó a su linda novia para comentarle que trabajaría intensamente para evidenciar mejor que estaba enamorado de ella.
La astral contestó que la hacía feliz oír eso.
Se acordaba de muchas cosas, de tantas vivencias con ella que lo estaban lastimando.
Continuó aferrándose a lo que ahora ya no era.
Quería avanzar con su vida, pero los pensamientos lo hacían esclavo de sus deseos.
Quería quedarse con los mejores recuerdos de su juventud… con ella.
Tenía tanto por lo que luchar, él no lo vía.
Estaba enfrascado en un mundo perfecto donde ellos estaban juntos hasta el final de sus días.