Era un día soleado como muy pocos y el viento resoplaba con tanta fuerza que los árboles luchaban con no desprenderse de la tierra.
La chica admiraba el caos como si se tratara de una composición sinfónica.
La muchacha estaba de pie con la mirada perdida, así como con la vista en su reloj portátil.
Ella esperaba a que el maravilloso Laloot saliera de la tienda en la cual entró para hacer una compra rápida.
Mientras esperaba, ella pensaba en si todo en su cabeza se encontraba estable ya que sentía una ausencia dentro de su corazón.
Tenía una sensación rara recorriéndole cada partícula de su cuerpo, no sabía a qué se debía.
Después de unos minutos su pareja salió para verla tocándose la frente tal y como si estuviera presentando una fuerte jaqueca.
En ese momento, él soltó la bolsa que cargaba para rodear a su amada.
—Mi amor, ¿qué sientes?
Ella no estaba segura, por lo que no quería responder.
Su acompañante insistió con la pregunta y no le quedó más opción que contestar.
Tras escucharla, él tomó las cosas que estaban con ellos para buscar un medio de transporte que pudiera conducirlos hasta el hospital más cercano.
—Debería ir sola porque no creo que el Curador pueda darme un diagnóstico preciso.
Krüstien parecía no notar los comentarios de su novia, aunque en realidad estaba prestándoles tanta atención que lo hacían cohibirse ante la situación.
Su pareja lo deseaba lejos pero no le estaba dando razones, simplemente se quejaba en soledad.
Se lamentaba debido a que no tenía una respuesta al por qué estaba tan mal.
No había algo que hubiera comido como para dejarla así, además no había señales de estrés…
Lo vio.
Sí sentía presión.
Eso se debía a un conflicto de sentimientos entre su novio y su antigua. Era un debate acerca de quién tenía su corazón.
No podía negar que Jorge seguía habitando en su corazón, empero tampoco podía sacar a Laloot de su vida pues tiene una conexión real con él. Al menos, tenía claro que no quería un triángulo amoroso.
Ella se aventaba a aclarar sus sentimientos.
El miedo estaba presente en ella, mas la emoción no sobreviviría tanto.
Al virar hacia su derecha vio que su pareja estaba al corriente de ella y sin decirle por qué, le sonrió de tal forma que él comprendió lo mucho que la estaba ayudando con tan solo haberse quedado junto a ella.
«Mi niño de ojos castaños, desde que nos conocemos no has hecho más que preocuparte por mí, incluso hasta siendo más arromántico».
«En serio, nos merecemos el uno al otro. No me equivoqué al haberte entregado parte de mi corazón.»
Sin avisar se abalanzó a besarlo, ignorando el dolor de cabeza que tenía la intención de seguir molestándola.
El joven de cabello café oscuro se sonrojó al sentir ese contacto y como respuesta siguió con el beso.
Aquel beso los había conectado más de lo que estaban antes de él.
Con esa acción se pudieron percatar de la importancia de tratarse más con cariño.
Ella lo abrazó y le confesó que necesitaba ayuda psicológica tras separarse.
Aún no se había librado del espectro del Céli adolescente con el cual alguna vez salió hasta cortarlo.
—Cariño, podemos buscar un Arregla Cabezas cuando estemos en casa. Por hoy creo que está bien que descanses emocionalmente.
—Sí, bebé —respondió ella, besándole la mejilla—. Estoy de acuerdo con tu propuesta. ¿Será que puedas ausentarte en tu trabajo sin recibir regaños?
—Claro que sí. Soy tan responsable que se me permite faltar los días que quiera… sino me paso de dos días a la semana.
—Excelente. Podemos hacer esas cosas que teníamos planeadas, pero no habíamos podido realizar.
El Registra Dinero no sabía a qué se refería con: «Hacer esas cosas que teníamos planeadas, pero no habíamos podido realizar por nuestros oficios».
De hecho, se quedó pensando en esa frase durante mucho hasta que el medio de transporte llegó.
Tenía tantas contestaciones que no sabía cuál de todas podría ser la adecuada para ese instante.
No se detuvo a meditarlo tanto, incluso después de bajarse del automóvil debido a que no le servía. Era más fácil esperar a que ella le enseñase el plan.
La última opción fue la que siguió porque la vio más conveniente (lo era).
Cuando Marlene lo ayudó a dejar las cosas, ella cerró la puerta para decirle que quería aprender a dibujar.
¿Por qué se lo había pedido a él?
No es un Pintor.
El solo registraba y sacaba dinero de la caja registradora. ¿Acaso esa actividad recreativa era una habilidad secreta?