¿Se podía conocer a alguien sin siquiera haber conversado con él ni un poco?
¿Era posible saber todo su trasfondo solo habiéndolo visto en una sola ocasión?
¿Acaso era correcto elaborar suposiciones de un astral sin hablarle?
Se podía conocer a un sujeto gracias a su forma de ser con otros, la vestimenta, su postura, lenguaje, y de más detalles que evocaba la primera impresión.
No podía tener su pasado en bandeja de plata si había interactuado con ese ser poco tiempo, porque en realidad no todo se decía en el primer encuentro.
Aquello dependía del astral debido a que había quienes no expresaban su vida completa a los desconocidos, sin embargo, también había quienes mantenían sus vidas en las sombras ante otros.
Para ejemplificarlo mejor, había que tomar de referencia tanto a Marlene como a Jorge.
La muchacha no contaba lo que le sucedía en un día normal, pero era abierta con respecto a su vida.
El Catastrófico pese a que tuviera muchos amigos, no relataba su día a día con quien fuera. Solamente lo hacía con Collin, el señor Elliot y con sus padres… en su tiempo lo hacía con Marly.
Comprendiendo esto era fácil deducir qué era lo que estaba pensando Laloot cuando su novia le había comentado que debía hablar con él si tanto le preocupaba su comportamiento cariñoso hacia ella.
No había duda de que se estaba cansando de ser comparado constantemente con él, pues parecía que Santiago no lo estaba valorando como él lo hacía con ella.
El agua empañaba sus pestañas, sus mejillas y parte de su mentón.
¿Cómo podía seguir con ella si no lo tomaban con la seriedad necesaria?
¿Cómo lograrlo si con lentitud le están rompiendo el corazón?
La forma adecuada de tranquilizarse era mascando dulces de goma, pero no había una tienda cerca.
¿Qué podría hacer para evadir lo que sentía?
Debe hablarlo, no esconderlo.
Si continuaba negando su realidad terminaría con daños psicológicos, emocionales y tal vez hasta físicos.
Al ver que ella se había detenido a observar qué pincel comprar comenzó a decirle que desde hacía días se sentía muy incómodo.
Él no estaba percibiendo amor por parte de su chica.
Marly se quedó mirando el anaquel de pinceles hasta que entendió el daño recibido por Krüstien.
Fue entre pensamientos que lo abrazó sin emitir ruidos y sentía cómo su corazón se fragmentaba sin avisarle que se estaba marchitando.
—Lo siento —dijo por fin—. Lo siento, Laloot. No quiero que tengas esos pensamientos. No tenía idea de cómo te sentías con respecto a mis comentarios.
—¿Me amas, Marlene? ¿Me amas como lo haces con las galletas?
—Te amo más que esos postres. No hay punto de comparación… No eres copia de nadie. Tú eres tú y eres perfecto. Lo lamento, mi amor.
—Me estoy cansando de esos encuentros con Jorge. Esté o no presente. Siento que él se está despegando de ti, pero tú no de él… eso me genera estrés y ansiedad.
—Lo sé. Por eso mañana comienzo con la Arregla Cabeza. Conforme avancen los días, habrá cambios.
Ella se aferró a él.
Él acarició su cabello rígidamente.
—Será así, Marly. Probablemente, hasta me disponga a ir con un doctor como ese. Creo que hay detalles en mi vida que están dañando mi presente.
Los dos se vieron a los ojos antes de continuar examinando las posibles opciones de compra.
En eso, la alarma del establecimiento comenzó a sonar y ellos se alertaron porque no sabían qué pasaba.
Al acercarse a la entrada analizaron que no era solo ese lugar el que se hallaba cerrando sus puertas, sino todos los de la zona.
¿Qué estaba sucediendo?
¿Por qué estaban cerrando tan temprano?
¿Cuál era el motivo de no permitirle a los clientes salirse del local? ¿Era bueno?
Al aproximarse a las puertas de cristal, admiraron que se trataba de una persecución.
Los Catastróficos del cuartel del señor Frúk estaban persiguiendo a un grupo de rufianes para arrestarlos.
Tras mirar por unos minutos la escena, ambos se dieron cuenta de que Célefes estaba en la acción.
¡Estaba emergiendo en su oficio soñado!
La pareja estaba feliz por ver al muchacho cumplir sus sueños y sin que nadie lo supiera, ellos le mandaron energías positivas al nuevo recluta.
Después de una hora cuarenta, todo regresó a la normalidad.
Los sujetos en fuga habían sido arrestados por quienes trabajaban para hacer el bien.
Tanto el novio como la novia estaban con más ánimos en el día.
Cuando vieron que Jorge los halló con la mirada, lo saludaron con sonrisas sin saber que lo hicieron.