¿quieres ser mi ex?

Ilusiones Nuestras

A veces este tipo de percepciones era desgarrador para el alma de los astrales, ¿por qué?

Porque les daba falsas esperanzas a le gente, con respecto a una situación que terminaba siendo utópica.

Esto se reflejaba en el presente de aquella joven, debido a que creía que todo iba al ritmo esperado.

Tenía la sensación de un grato avance en la relación entre su antigua y la nueva pareja.

No esperaba que uno de ellos fingiera ser tolerante para guardar las apariencias. Tampoco era malo que tuviera ese pensamiento.

 Pero, ¿era posible que se cumpliera?

Aunque no quiera admitirlo, había fricción entre los muchachos.

Uno de ellos no estaba feliz con la presencia del otro, empero no protestaba porque sabía que ese astral tranquilizaba a su bella novia.

¿Qué podría hacer este muchacho para comunicarle a su pareja que no sentía cómodo con que el Catastrófico que los acompañaba?

¿Acaso tendría el valor de decir algo al respecto o se lo guardaría?

Todo apuntaba a que no diría ni una palabra sobre ello debido a lo importante que era aquel sujeto.

Aun así, ¿por qué ella seguía teniéndolos en el mismo nivel?, es decir, a uno se le pasó el tiempo.

Pasados unos minutos, el intruso decidió retirarse del hogar de la pareja porque sabía perfectamente cómo estaría Olin con tanta soledad.

¡El gato haría un tiradero de las cosas que estaban en la casa de su dueño!

Marly lo despidió con un beso de la mejilla y eso hizo que el novio apretara los puños.

Había agarrado coraje hacia el astral de ojos cafés como los suyos, mas no era capaz de avisarlo.

La chica se viró hacia el castaño.

Ella visualizó que él tenía los puños apretados.

—Laloot, ¿qué pasa? ¿Por qué tienes tus manos en esa posición?

—No puedo, Marly —confesó él.

Tenía tristeza.

Se relajó.

—No soporto que sigan conectados. Es tu ex… y no deberías hablarle. Me duele demasiado su cercanía.

Ella respondió: —No es mi ex, es mi antigua pareja. Además, creí que habíamos acordado mantener una amistad con él para mantener una paz. ¿Por qué cambiar tan abruptamente? No lo entiendo.

—Claro que lo es, pero está bien. No te voy a forzar a aceptarlo —debatió él—. Por favor, no le des la misma cantidad de cariño que a mí.

Después de eso, el joven se alejó de la escena para meterse a dar un baño con agua caliente.

Mientras tanto, ella se había quedado analizando lo que él había dicho, pues, hallaba una pizca de razón en sus palabras, aunque no quisiera admitirlo frente a él.

Ella estaba triste ya que sabía en concreto qué clase de sentimientos tenía hacia Célefes. Sin embargo, no sabía cómo explicárselo a Krüstien.

Él tenía una postura rígida y no quería escucharla.

Tal vez lo mejor era permanecer callada hasta encontrar el momento adecuado para conversarlo.

No era bueno que tardara tanto si quería hacer las aclaraciones, debía apresurarse.

Él necesitaba saber que no importaba cuánto apreciaba al pasado, ella lo amaba a él y no habría motivos para pensar en lo contrario…

Eso no borraba lo complicado que era todo.

Ella se fue acercando a la puerta del baño con un solo pensamiento.

¿En realidad aquella conversación sería tan incómoda como la ideaba?

«Lo siento, mi amor», se comentaba ella.

«Debí haberte dicho antes lo que tenía planeado. Hacerte pasar por esto no está para nada bien».

Respiró profundamente, exhaló y atravesó la puerta sin tomar en cuenta de que vería más de lo esperado.

Inmediatamente, cerró la puerta, disculpándose por no haberle avisado sobre su intervención.

Laloot estaba sonrojado, así como nervioso.

Ambos gestos se notaron con su comentario.

—Marly… ¿De qué querías hablar conmigo? Dudo que el tema sea poco relevante como para abrir justo cuando acababa de amarrar la toalla a mis caderas….

—Solo quería que hablásemos acerca de la situación en la que te puse tras pedirte cercanía con Jorge —soltó ella con el corazón entre la garganta.

Su novio contestó, mientras salía del baño: —Mi reacción no fue la adecuada. Lo lamento… Estoy molesto por no ser quien te ayudó a superar tu primera experiencia con tu momento.

Marlene se acercó para abrazarlo, sin pena, porque estaba con la vestimenta completa.

Él suspiró antes de decirle que los dos debían ir a terapia, pero cada quien por su cuenta.

Santiago asintió antes de despegarse de él y confesarle lo mal que se sentía por haber sacado tan tajantemente a alguien que merecía más respeto.




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