—¿Cómo has estado tras la conversación con Marlene? —preguntó Bella—. ¿Todo bien?
—Cansado, adolorido, alegre, confundido, orgulloso. Me siento diferente, como si fuera otro astral.
—No eres otro astral, te lo aseguro. Lo que puedo decir es que eres libre. ¡Eres libre!
—Sí, me siento libre. Como si un peso muerto me abandonara. Eso sí, Marly no era el problema pues, ella solo quería ayudar y ser ayudada.
—Ese análisis es interesante.
—Gracias. Primera vez.
Bella sonrió antes de acercarse y abrazarlo.
Él depositó su cabeza en el hombro de su amada para recibir un poco de cariño.
Ella se mostró empática porque acarició la cabeza del novio que esperaba ser consentido.
Pero había algo extraño, había un sentimiento que la hacía sentirse diferente.
Ella sentía paz y felicidad.
Los latidos de ambos estaban coordinados con una melodía silenciosa que los dejaba estar cómodos con la realidad que estaban viviendo.
Uno de ellos decidió hablar.
—Bella, eres preciosa.
—Tú también eres precioso, mi amor.
—Eso ya lo sé. Solo déjame halagarte.
—Permiso concedido.
—No lo necesitaba…pero, gracias…
La conversación se estancó ahí ya que de repente se habían comenzado a besar.
La dama permitió que su pareja la llevara al sofá, con tal de admirarla.
El Catastrófico entrelazó sus dedos con los de ella y después murmuró.
—Lo único que deseo es que seas mi estrella durante el resto de mi vida.
La chica entró en confusión, sonrojándose porque entendía poco de las palabras del muchacho.
«Lo único que deseo es que seas mi estrella durante el resto de mi vida», analizó ella hasta que comprendió que posiblemente le pidieron matrimonio.
Ella no perdió el tiempo y le preguntó a Jorge si sugirió que se casaran.
Él rio antes de realizar una aclaración.
—Mis padres me dijeron una vez que, desde que nací he sido su estrella.
»Cuando me avisaron, pregunté por qué si ellos eran pareja y su estrella debía ser el otro.
»¿Sabes qué me contestaron?
Bella meneó su cabeza.
—Y llegaste tú —Jorge recordó a su madre—. Antes de tu llegada, nos pusimos de acuerdo para que seas nuestra perla… Jamás dejarás de serlo, aunque te cueste aceptarlo. Tienes mucho valor para nosotros.
—Me gusta esa reflexión de tu madre. Es bastante acertada, además de hermosa.
—Tan hermosa como tú.
Su pareja le dio un beso en la mejilla previo a levantarse para ir a casa en busca del vestido prometido.
El chico se ofreció a acompañarla.
Ella aceptó.
Previo a caminar a la casa de los señores Hitro, Célefes confesó que había comprado algo para su novia.
Cuando se realizó la entrega del regalo, ella se sorprendió de lo bello que era.
El collar le encantó.
El novio estaba feliz al ver la recepción de su presente pues, estaba nervioso.
Él pensaba que lo rechazaría.
—Ay, Jorge. Es tan lindo. ¿Por qué me lo das?
—¿No puedo regalarte bellezas como esa?
—Después de mi mala experiencia con aquella declaración fallida perdí valor propio.
—Vales mucho, Bella. Ni siquiera sé si el universo sería un punto de comparación —Jorge le colocó el collar—. Eres la joya más hermosa para mí.
—Tanto dolor, dudas y miedos, se esfumaron tras confesar que sientes algo por mí, a pesar de que no estaba segura sobre si era amor o querer.
—Todo tiene un motivo, pero es duro de aceptar.
¿Qué sucedió después?
Ellos se pusieron en marcha para el hogar de Bella sin pensar lo que estaba por sucederles.
Lo que iba a pasarles sería interesante porque estaría relacionado con el sitio donde Bella vivía, tendría que ver acerca de si era correcto vivir con sus padres.
Pero, no estaba bien adelantarse.
Mientras caminaban se la pasaban conversando sobre lo que podían regalarles a los futuros esposos.
Así mismo, pensaban en si Jorge tendría una vestimenta que pudiera combinar con lo que Bella usaría en el día especial de Marlene y Laloot.
Posterior a eso, ellos hablaron del puesto que el Catastrófico tenía actualmente en el cuartel.
La muchacha estaba contenta y preocupada.
Él le aseguró que estaría bien.